Basta una ojeada a los diarios de Venezuela para percibir cómo las condiciones de vida de los venezolanos están sufriendo un deterioro radical e insostenible.
Basta una ojeada a los diarios de Venezuela para percibir cómo las condiciones de vida de los venezolanos están sufriendo un deterioro radical e insostenible.
La inseguridad rampante que sólo en Caracas cobra cerca de 40 muertos cada fin de semana, la escasez de productos de la canasta básica, y una inflación del 35% (más de 50% en el sector alimentos), no son los únicos problemas que padecen los venezolanos en sus vidas diarias. Esta semana Hidrocapital, la entidad oficial a cargo del suministro de agua en Caracas, anunció un racionamiento de agua en toda la ciudad por periodos equivalentes a dos días completos a la semana! Así como sucede en Caracas, la medida va a tener aplicación en todo el país. La misma situación ocurre con la energía eléctrica, sólo que el gobierno no lo reconoce. De manera velada, pero recurrente, el gobierno viene aplicando cortes no anunciados de energía eléctrica porque sus recursos no le alcanzan para suplir las necesidades. Ahora que el problema se le vuelve evidente, el presidente venezolano dice con desfachatez que se debe a que los ricos gastan mucha energía.
En una manifestación del sentido del humor venezolano, uno de los lemas tradicionales del gobierno venezolano – “Ahora Venezuela es de Todos” -, ha sido recientemente reemplazado en la calle por uno que dice “Ahora Venezuela es de Tobos” (un “tobo”, en venezolano, es un “balde”), haciéndo alusión a la escasez de agua. Pero el humor deja de ser gracioso cuando es el presidente del país quien, burlándose de todo el mundo le recomienda a los venezolanos bañarse en 3 minutos con una totuma. “Un minuto para mojarse, otro para enjabonarse, y el tercero para aclararse”, aclaró.
El gobierno trata torpemente de justificar todo lo anterior diciéndo que los problemas de agua y energía son debidos al Fenómeno del Niño, pero es mentira. En 10 años de gobierno, Hugo Chávez se ha preocupado más por expandir su revolución de odio y resentimiento a otros países, comprando lealtades internacionalmente, y regalándole a Bolivia, Cuba, Nicaragua y Ecuador los recursos del petróleo de los venezolanos.
Ojalá que esta situación, consecuencia de 10 años de negligencia oficial, de ausencia de inversión pública, de saqueo y corrupción, no pase sin pena ni gloria. Ojalá que el daño que se le ha ocasionado a todos los sectores de un país no caiga en el anecdotario light que se ventila entre whiskey y whiskey en los restaurantes de Caracas. Ojalá algún día la sociedad venezolana pueda llamar a responder a los culpables de todo este desmadre, quienes por una década han estado de espaldas a la responsabilidad que tienen como gobernantes en el sentido de buscar el orden y el progreso para sus gobernados.