¿Cómo pudo haber caído tan bajo Bogotá? ¿Cómo fue posible que una conspiración de criminales de cuello blanco, saqueara la ciudad, ante la vista de todo el mundo?

En sus declaraciones ante la procuraduría, Inocencio Meléndez, ex funcionario del IDU, [instituto de desfalco urbano], señaló que el ex alcalde Moreno, tenía el alias de ‘la doctora’, con el que al parecer se le conocía entre los contratistas y funcionarios que participaban en los megatorcidos distritales. Su hermano, el ex senador Iván Moreno, era conocido con el alias de ‘el jefe’.

La utilización de un alias es privilegio de los bajos fondos. Por eso es tan grave el hecho de que  un alcalde, que fue elegido con 915.769 votos, tenga un alias. Varios  testimonios, en poder de la procuraduría y la fiscalía, evidencian que en Bogotá se puso en marcha una vasta operación criminal para robarse los recursos públicos. Y esto ocurrió a la vista de todo el mundo.

Me parece que es necesario hacer un balance provisional de los responsables, por acción o por omisión, de la toma de Bogotá por un grupo de delincuentes de cuello blanco.

Son responsables las directivas del Polo, porque después de 4 años de tener la alcaldía, escogieron como candidato, en 2007, a un inepto, sin ninguna experiencia concreta en gestión y vinculado con el ala más sórdidamente politiquera de ese partido.

Es responsable la junta directiva de la U, porque permitió que sus concejales apoyaran y cogobernaran junto a Moreno. El precio que la U pagó por participar en la gran francachela y comilona en que convirtieron el presupuesto y la burocracia distrital, fue el del silencio cómplice con la destrucción de la ciudad.

Son responsables, como lo he mencionado ya en otras entradas del blog, los partidos liberal, conservador, el verde, cambio radical porque sus directivas no dijeron ni mu frente a la corrupción, el descalabro administrativo, el avance de la ciudad hacia el abismo. Los concejales de estos partidos también fueron beneficiarios de la francachela y la comilona que desguazó el presupuesto bogotano. Todas las directivas de los partidos mencionados guardaron silencio cómplice frente al carnaval clientelista en el que participó activamente buena parte de sus concejales. Entre la defensa de los ciudadanos y la torta burocrática, los partidos prefirieron quedarse con esta última, con las graves consecuencias que todos padecemos.

Es responsable la justicia, en primer lugar la fiscalía, porque ignoró durante meses las denuncias del ex contratista Botero, el primero en denunciar a las mafias de cuello blanco. La reacción de la justicia llegó tarde, cuando ya se lo habían robado todo y el efecto de una pésima administración había llevado a Bogotá al colapso. ¿Cedió acaso el anterior fiscal ante las presiones políticas?

Tienen una enorme responsabilidad la mayoría de los medios de comunicación. Fueron demasiado benévolos frente al monumental desastre de Moreno. Durante la campaña jamás se preguntaron si reunía las calidades para ser alcalde de la ciudad. Nunca contrastaron su pobre hoja de vida contra los retos que trae consigo gobernar a 7 millones de ciudadanos y gestionar la ciudad con la economía urbana más grande del país, más de 22 puntos del producto interno bruto. ¿Se dejaron enceguecer los medios por la impresionante pauta que reparte el gobierno distrital? ¿Recuerdan ustedes como le comieron cuento al video donde se nos presentaba el metro como si ya existiera?

Ni los partidos ni los medios le pidieron la renuncia a Moreno, cuando se estaba a tiempo de que su ineptitud, ausencia de transparencia y total silencio frente a la corrupción no le hicieran tanto daño a la ciudad.

Son responsables también muchos ciudadanos porque no se tomaron el trabajo de pensar su voto, de evaluar al candidato que el Polo les presentaba. Una ciudadanía que no piensa sus decisiones, que se deja llevar por la emociones y la publicidad, abona el terreno a los corruptos, los ineptos.

Hace unos años, Nassim Taleb, utilizó el concepto de cisne negro para destacar la posibilidad de ocurrencia de sucesos altamente improbables. Hasta el siglo XVIII todos los cisnes conocidos eran blancos. Fue con el descubrimiento de Australia que los europeos conocieron un ave, parecida al cisne, de color negro. Lo improbable, un cisne negro, había tenido lugar. En Bogotá ocurrió un cisne negro; la capital de Colombia fue saqueada descaradamente por una mafia de cuello blanco, en las narices mismas de los medios, la Ías, la ciudadanía.

Estamos a pocos meses de la elección de un nuevo alcalde. ¿Tenemos la seguridad de que no se repetirá el enorme error de hace 4 años? ¿Tienen los candidatos la consistencia y fuerza para enfrentarse a la corruptocracia que se adueñó del distrito? Con enorme tristeza debo advertir que no estamos vacunados ante la eventual ocurrencia de un segundo cisne negro, que ocasionaría un definitivo retroceso, pavoroso e irreversible, a Bogotá.