¿Cómo pasó Peñalosa de nota al margen a alma de la fiesta en esta campaña?
Un poco más de una semana después de las elecciones legislativas –el deporte favorito de todos– lo único que sabemos es que ya no tenemos ni idea de nada. Todos los partidos ganaron y todos los partidos perdieron (algunos más que otros, según qué medios consulten o a qué bares asistan para tertuliar sobre estas cosas). Todos hicieron fraude y en todas partes (de nuevo, unos más que otros, según a quién sigan en twitter y dónde lean las noticias).
Pero parece que en los medios en los últimos días ha surgido por lo menos un consenso: Enrique Peñalosa existe. ¿Se acuerdan de este Peñalosa? Fue alcalde de Bogotá alguna vez. Le gustan las bicicletas, los TransMilenios y dar conferencias, entre otras cosas. Y la semana pasada, con apenas el 0,35% de los votos escrutados, fue anunciado como el [virtual] ganador de la consulta verde.
En realidad la Registraduría dejó para el final de la noche (y el siguiente día, y el siguiente…) el conteo de los votos de esta consulta que definió al último candidato presidencial. No sé exactamente por qué, pero imagino que era porque ¿qué más daba? ¿Qué iba a cambiar esto? Esos datos de 0,35% salieron casi a media noche y después de un día de trabajo intenso, varios periodistas decidieron dejar así, volver a la cama, dejar a los Verdes tranquilos y esperar a ver cómo le respondía Uribe al apelativo de “Senador” que le puso Santos.
Pues bien, nos despertamos (y, eventualmente, unos días después, ya les dije que la Registraduría se estaba tomando esto con tanta celeridad como lo hace un empleado de notaría con cualquier trámite) y Peñalosa tenía más de dos millones de votos. Así es, el Deportes Tolima de la política nacional había sacado suficientes votos para asustar al santismo con la posibilidad de una segunda vuelta.
Esto, por supuesto, no se podía ignorar, y la primera vez que los medios hablaron del asunto fue el lunes inmediatamente después de las elecciones de domingo, cuando Las 2 Orillas publicó un artículo hablando de la “abultada votación de Peñalosa” y La Silla Vacía publicó otro que comienza con esta frase: “Aunque no lo parecería a juzgar por el poco bombo mediático que ha tenido, Enrique Peñalosa es el gran fenómeno electoral de las elecciones del domingo”. Pero, querida Silla, no sabías lo que se venía. Nada más miren la sutil portada de la Revista Semana más reciente:

Por supuesto, es verdad que en algunas partes del artículo correspondiente Peñalosa, “el mejor alcalde que ha tenido la capital”, no queda tan bien parado, porque no sabe si es de derecha o de izquierda y no tiene muchas cosas claras (excepto que “en cuanto al espacio público, lo que ha sido exclusivo para los ricos con él automáticamente dejaría de serlo”). ¿Pero cómo enfrentarse al Ave Fénix? ¿Es que acaso nunca vieron “Caballeros del Zodíaco”? Eso nunca terminaba bien.
Así que la llama del Fénix se siguió propagando, sobre todo después de que El Tiempo y La W publicaran la semana pasada una encuesta de Datexco en la que Peñalosa clasificaría a la segunda vuelta (con posibilidades de ganarla). La Silla publicó el domingo una entrevista con Peñalosa en la que ya prácticamente era un hecho que él sería el contrincante de Santos y ayer publicó un perfil de su fórmula vicepresidencial, Isabel Segovia, en el que graduó al par de “antipolíticos”.
Por otro lado, en El Tiempo, Rudolf Hommes se preguntó qué haría Peñalosa con tantos votos y la renovada popularidad del exalcalde es tan controversial que ya hay quien ha salido a opinar que todo realmente es una ilusión. Mientras tanto, Peñalosa ha hecho ronda por emisoras y periódicos y está tan fuerte –por lo menos en los medios–, que la mayoría de los artículos que hablan de él en estos días, son artículos en los que promete no aliarse con Uribe (quien quizás quisiera montarse en otro caballo más alentado del que tiene ahora), como si fuera ya un hecho que el candidato verde fuera el único posible contendor de Santos.
Pero, ¿no están los medios apresurándose a hacer parranda con Peñalosa? ¿Puede ganar la presidencia de este país un candidato sin maquinaria, compitiendo contra un candidato que tiene toda la maquinaria del Gobierno? Antanas Mockus ya mostró hace cuatro años que, cuando menos, es muy difícil. Pero igual se hizo parranda con su candidatura en 2010. Igual que se hizo parranda cuando, en ese entonces, le fue bien en las encuestas de Datexco. Pocos medios previeron la debacle electoral de la Ola Verde. Y, por andar de parranda, muchas cosas (la mermelada del momento, más que nada), quedó enterrada entre el cubrimiento del “fenómeno ciudadano”.
Esta vez Peñalosa tiene un partido dividido (aunque La Silla diga hoy que eso no importa tanto) y su obsesión por “desruralizar la agenda” quizás no sea la manera más efectiva de conquistar apoyos por fuera de donde ya los tiene. Y por eso los medios parecen estar más cautelosos ahora: esta vez sí han recalcado la existencia de los márgenes de error de las encuestas y han recordado quién es que es nuestro presidente-candidato y quién tiene las de ganar aquí.
Sin embargo, se siente en el aire un ánimo en los medios que se resume en esta frase de la editorial de Ernesto Cortés en El Tiempo: “lo que está a prueba en la capital tras lo sucedido el domingo, lo que puede ponerle sazón a una campaña presidencial insulsa y aburrida, es Peñalosa”. Así es, Peñalosa. Enrique Peñalosa es lo que necesitamos para ponerle sazón a nuestras vidas. Porque cuando se piensa en sabor, en alegría, en carisma (?), se piensa en Peñalosa. Mejor dicho, estamos desesperados.
¡Ven a nuestras almas, esquivo rival político de peso! Quizás Peñalosa no gane (quizás sí, qué sé yo). Pero eso no es lo que importa por ahora. Por ahora necesitamos inventarnos otra Ola Verde, porque o si no cubrir estas elecciones va a ser insufrible.
…
En la versión original de esta entrada, en este espacio, me preguntaba si un percance de salud que había tenido Santos en Barranquilla merecía mayor atención mediática o no. Puesto que ayer (martes por la noche) el presidente tuvo que ocupar parte de su tiempo y del nuestro para dar explicaciones sobre su condición, que no impacta la agenda nacional en nada, y que en cambio simplemente podría ser usada para burlarse sin sentido de una persona enferma, ahora estoy convencido de que no valía la pena mencionar el asunto.
…
Hace unos días publiqué en Sports Illustrated un artículo perfilando a Faustino “El Tino” Asprilla y hablando de cómo él ejemplifica algunas de las problemáticas raciales de Colombia. El artículo también es parte de la serie “The Far Post” de Roads and Kingdoms, que les recomiendo mucho, sobre todo a quienes quieran encontrar artículos inteligentes (como este) sobre fútbol.