Por: María Teresa Herrán
La penetración de grupos multinacionales españoles ha traído consecuencias que no se pueden independizar de las contrapartes locales. Es como si en la conquista no hubieran existido los indígenas.
Por: María Teresa Herrán
La penetración de grupos multinacionales españoles ha traído consecuencias que no se pueden independizar de las contrapartes locales. Es como si en la conquista no hubieran existido los indígenas.
En el caso de lo sucedido con la revista Cambio, los indígenas son los echados, Pardo y Samper. Quien ha puesto la cara es el cacique local Luis Fernando Santos, haciendo el (dudoso) sacrificio de que le caiga el chaparrón a él. Quien figura como eminencia gris ( una especie de Malinche) es José Obdulio Gaviria, personaje más que gris, intrigante por dentro y heraldo del régimen por fuera: no solo en su columna, sino en sus poco sesudas pero apasionadas entrevistas, por cierto inflado inexplicablemente por los otros medios. Y quien pasa agachado es el intermediario más poderoso pero más cercano a los conquistadores, Roberto Pombo, una especie de Garcilaso de la Vega.
Lo que si hay que tener en cuenta es que en esta nueva era planetaria, lo que interesa es el Business. Por eso Elenco se volvió lo que es. Por eso al Tiempo de hoy ya no le interesa la investigación y por eso cerraron a Cambio. Lo demás es darle una dimensión exagerada al “gobiernismo” de Planeta, porque lo que le interesa es el oro.
En cambio, ¿qué van a hacer los accionistas periodistas de la matriz Chibcha, es decir los criollos? ¿Habrá grito de independencia o silencio absoluto? ¿El Tiempo lo dirá?