La jueza María Stella Jara sentenció a 30 años de prisión al coronel Alfonso Plazas Vega no por la retoma del Palacio de Justicia, sino por la tortura, desaparición y muerte de 11 personas que salieron vivas de ese lugar el 7 de noviembre de 1985.

La jueza María Stella Jara sentenció a 30 años de prisión al coronel Alfonso Plazas Vega no por la retoma del Palacio de Justicia, sino por la tortura, desaparición y muerte de 11 personas que salieron vivas de ese lugar el 7 de noviembre de 1985.

Tras conocer esta decisión judicial y en plena rueda de prensa con la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, el presidente Uribe se mostró compungido y confesó su “dolor” y “tristeza” porque se condenó “a un integrante de las Fuerzas Armadas de Colombia que simplemente buscó cumplir con su deber”. ¿En serio? ¿Sabía Uribe lo que estaba hablando? ¿Nadie le informó que la condena no tiene nada que ver con la retoma del Palacio? ¿Que al polémico oficial no lo juzgaron por sus servicios al país sino porque él llevó a diez civiles y a una guerrillera los torturó y luego los desapareció? ¿Por qué Uribe reacciono así?

Habría que darle el beneficio de la duda y decir que de pronto el Presidente fue sorprendido por una pregunta que no venía a cuento en ese momento, pero lo grave es que pasaron las horas y todo empeoró. El mandatario siguió con su defensa férrea del militar mientras anunciaba la alocución oficial por televisión y se conocía la comunicación del Ministro de Defensa Nacional, el Comandante General de las FF.MM., el Comandante de la Armada Nacional, el Comandante de la Fuerza Aérea Colombiana y el Director de la Policía Nacional, en la que expresa “su profundo dolor por las consecuencias de la sentencia judicial que condenó a un soldado de la Patria” y dejaban constancia pública de los “difíciles momentos” y de “solidaridad con el señor coronel Alfonso Plazas Vega y su respetada familia”.

En ese momento ya no había dudas: la reacción era en serio.?? Y eso es muy grave porque, repito, al coronel no se le condenó por la retoma del Palacio tras el violento, sangriento, criminal y delirante ataque que ejecutó la guerrilla del M-19. Lo condenaron por “torturar”, “asesinar” y “desaparecer” a diez civiles en condiciones de indefensión y a una guerrillera vencida en combate.

La jueza se basó para su sentencia, entre otras pruebas, en las declaraciones de los propios militares como el coronel Edilberto Sánchez y el general Iván Ramírez, ambos presos por el mismo caso y quienes incriminaron al coronel Plazas de haber manejado los interrogatorios de una docena de personas. “Uno de ellos fue ahogado en los bebederos que quedan en todo el centro de las caballerizas”. Y Plazas fue quien impartió “la orden de acabar con la vida de los detenidos con el fin de que ‘no quedara un solo testigo’ que diera cuenta de las macabras atrocidades que llevaba a cabo el Ejército Nacional”.?? Es por eso que se condenó al coronel Vega y eso debería saberlo el Presidente.

Pero, al reaccionar así, la pregunta natural es: ¿qué es lo que busca? ¿Defender a un militar que cometió asesinatos? ¿Ponerse del lado de una persona que manchó la institución no con su arriesgada acción de ingresar al Palacio tomado por un salvaje comando guerrillero que entró asesinando a gente inocente y después secuestrado a los magistrados, sino porque después se llevó a diez civiles y a una guerrillera desarmada y los torturó hasta matarlos y luego los desapareció?

Presidente, ¿es deber de los militares torturar y desaparecer a los detenidos vencidos en combate? ¿es deber de los militares torturar y desaparecer a los civiles inocentes atrapados en medio del conflicto?