Preocupa que los listados de propuestas no necesariamente se articulan con un modelo de urbanización.

Por María Alejandra Vélez

Comenzó la carrera por la alcaldía de Bogotá y como hice en su momento para la  aquí un resumen de las propuestas verdes de 4 candidatos (según la sección de Medio Ambiente de sus programas). Varias se repiten y hay mucho listado sin desarrollo pero hay cositas interesantes. Los lectores juzgarán:

con una página muy organizada pondrá a “Bogotá en orden” con 16 propuestas ambientales  (15 realmente pues la primera es un slogan: “Bogotá será una ciudad con Prioridad Ambiental”) de las cuales 5 muy claras tienen que ver control de gases contaminantes para la atmosfera y el aire que respiramos los bogotanos, 1 es sobre capacitación a pequeños empresarios para implementar producción más limpia, en 2 muestra su preocupación por la contaminación del río Bogotá y 3 hablan del reciclaje y su fomento. 3 más son dedicadas a los cerros (una sobre concientización, otra sobre la construcción de un parque y otra más concreta sobre la prohibición de construcciones por encima de 2.650 metros). Finalmente, propone el lanzamiento de dos “Localidades Ambientales”, Suba y Usme, donde se asegure el agua potable, la recolección de basuras y el reciclaje, se aumenten las zonas verdes y los árboles por habitante y donde los niños se monitoreen para controlar las enfermedades respiratorias…

por el partido de la U (y lo que queda de los “verdes”) tiene 13 enunciados para lograr su “Bogotá Verde, Medio Ambiente Sano”. Resumo: protegerá paramos, humedales, quebradas y el río Bogotá; avanzará en la arborización, incentivará el uso de combustibles y tecnologías limpias en el transporte y la industria, promoverá el uso masivo de bicicletas y el reciclaje incluyendo un modelo para el relleno de Doña Juana. Hará campañas de adopción  y esterilización de perros y gatos callejeros. Finalmente, algo interesante que no incluyen los demás: impulsará el ahorro institucional de energía y controlará la minería ilegal.

quien piensa que  “Al medio ambiente no se le protege a medias” (feo su slogan) tiene menos propuestas que los demás pero algunas novedosas y además  incluye datos sobre lo que cuesta no cambiar el comportamiento actual. Galán propone entonces proteger ecosistemas estratégicos con la creación de un parque en los cerros para impedir nuevas construcciones (como Gina),  la expedición de los Planes de Ordenación y Manejo de Cuencas para los 4 afluentes del río Bogotá y la transformación de los humedales en santuarios de flora y fauna; también piensa  fomentar el consumo responsable en el hogar (agua, pinturas, aceites); promover la construcción de vivienda con criterios de sostenibilidad ambiental a través de estímulos tributarios y elevar el porcentaje de reciclaje de escombros en obras públicas.  También  propone aumentar las rutas de reciclaje y poner  en marcha 5 parques de reciclaje. Para lograr un aire más limpio reducirá los tiempos de chatarrización y los estándares de emisiones (problemas de redacción…no se deberían aumentar?).  Finalmente, estimulará el uso de tecnologías limpias (como los demás) y propone que todos los vehículos deben implementar tecnologías como filtros de partículas y catalizadores (Gina también).

habla como los demás de arborización, descontaminación del río, reciclaje pero además articula su propuesta en un objetivo más concreto: Propone en la sección hábitat de su “Bogotá más Humana” recuperar el “centro ampliado” y con esto disminuir “la presión urbanizadora sobre los bordes de la ciudad”  y así proteger cerros y humedales.  Además retoma el debate sobre el referendo por el agua, al proponer que el agua sea un derecho y no una mercancía  y establecer así para la población con baja capacidad de pago un mínimo vital. Sin entrar a discutir el derecho que todo ciudadano tiene al agua, en este punto uno se pregunta cómo la ciudad financiará  este derecho y cuáles serán los efectos sobre el uso racional del agua…como es gratis se gastará más?

Tranquiliza que todos estén pensando en proteger los cerros, en reducir las emisiones  del aire que respiramos y la descontaminación del río Bogotá (ojala que eso no sea un slogan más). Sin embargo, preocupa que ninguno es específico frente a la deuda que tiene Bogotá con y en sus respectivos programas faltan en su mayoría los cómos para lograr sus propuestas. Pero sobre todo preocupa que los listados de propuestas no necesariamente se articulan con un modelo de urbanización y  de ciudad y olvidan el impacto del crecimiento de Bogotá en la sabana y sus alrededores (Petro da algunas luces en ese sentido). No se refieren por ejemplo  a la nueva que sustrae definitivamente la posibilidad de  urbanización de los terrenos allí incluidos e impide la consecuente conurbación con Cota y Chía.

En mi próxima entrada Luna, Suarez y Mockus.