¿Qué será lo que los políticos buscan cuando mandan a hacer su publicidad?
La respuesta obvia es votos pero ¿cómo pretenden que su publicidad se los consiga?
En el caso específico de los afiches, que son un medio que puede comunicar una cantidad de información muy limitada y que por lo tanto difícilmente conseguirá votos por sí mismo, hay dos usos lógicos.
¿Qué será lo que los políticos buscan cuando mandan a hacer su publicidad?
La respuesta obvia es votos pero ¿cómo pretenden que su publicidad se los consiga?
En el caso específico de los afiches, que son un medio que puede comunicar una cantidad de información muy limitada y que por lo tanto difícilmente conseguirá votos por sí mismo, hay dos usos lógicos.
El primero es para candidatos reconocidos que pueden ser no-políticos, tipo Aura Cristina o El Tino o políticos consagrados tipo Robledo o Benedetti. Estos personajes ya tienen una “hinchada” y con que los afiches digan (ojalá creativamente) que se están lanzando, a qué se están lanzando, el número que hay que marcar y el partido, es suficiente. Por su trabajo previo la mayoría de la gente ya decidió si votará o no por tal o cuál y el afiche difícilmente podrá cambiar una percepción desarrollada a través de mucho tiempo. Por lo tanto el objetivo de la pieza publicitaria es simplemente recordarle a la “hinchada” que tiene que ir a votar por su candidato y cómo debe hacerlo.
El segundo uso es el que deberían darle a los afiches la mayoría de los candidatos a los que no los que no conoce ni la mamá. Estos candidatos no pueden hacer afiches sólo con la información básica porque necesitan darse a conocer y diferenciarse de los demás. La misión de sus afiches es impactar y decir cómo votar, en ese orden. Todo lo que no contribuya a eso sobra. Si usted tiene el físico de Natalia Paris ponga una foto sexy y su información y ya; su eslogan, sus propuestas o su recorrido sobran. Pero si usted es Celina Soto, Andrés Villamizar o Fabio Lozano (con todo respeto) su foto no impacta y por lo tanto no tiene por qué estar ahí. Destínele un pedacito de la fortuna que se va a gastar en afiches a buscar un buen publicista que le cree un buen eslogan y un buen logo que impacten y generen recordación. Por bueno que sea el candidato lo más probable es que el solo afiche no le consiga muchos votos, pero seguramente un afiche audaz le servirá para abonar terreno.
Ps. Del primer tipo de afiche hay varias muestras decentes en circulación (Lucero, Benedetti, Galán, etc.) pero sólo la de Robledo es atrevida -aunque debería incluir el número-. Del segundo tipo de afiches no hay ninguna muestra visible por las calles de Bogotá y en lugar de innovar como lo está haciendo Robledo (que no necesita hacerlo), los NNs de la política parecen haber optado por una versión colorida de los avisos de los niños perdidos del ICBF.
Ps2.Un bonus track que muestra que los políticos reconocidos también pueden ser olímpicamente chambones.