A pesar de lo virtuosos que somos los periodistas – tenemos el olfato de un perro de caza y la agilidad de una pantera (somos lo más parecido a Manimal) –, a veces nos equivocamos. Pero somos virtuosos, repito, y con el estoicismo que nos caracteriza, reconocemos nuestros errores. Este blog no dará la nota discordante: llegó la hora de rectificar lo que dije sobre Francisco Santos. Tal vez sea el primero, pero seguramente no seré el último.
El 23 de noviembre pasado, dediqué una entrada a criticar la ‘chiva’ frustrada de ‘Pacho’ sobre la suerte de Samuel Moreno (un escrito penoso, ahora que lo releo). Recordemos lo que reveló entonces ese sabueso:
Hoy, más de cinco meses después, los hechos le dan la razón al director de noticias de RCN Radio. Y, con buen juicio, él nos pasa la cuenta de cobro: “En las otras emisoras dijeron que mentíamos, que éramos unos irresponsables, que rectificáramos. ¿Qué dicen hoy?”, trinó serenamente. Acuso recibo y tomo nota, profesor, acepte mis disculpas. Algunos somos de palabra fácil, nos obsesiona el aplauso del respetable.
¿Que la ‘chiva’ original no se parece a la noticia que reveló Monseñor en su sermón de ayer? Por favor, no es tiempo para mezquindades. En el periodismo, como en la lotería, también se paga por aproximaciones: sí, no fue una destitución, como dijo ‘Pacho’ en noviembre, sino una suspensión. Pero es en la práctica casi lo mismo, y seguro el alcalde acabará destituido. Sí, no salió en la Navidad del año pasado, pero claramente el periodista nos dijo “en las próximas horas” o en “unos cuantos días”. Estamos hablando de unos 150 días mal contados, unas 3.600 horas. Esto no es matemática pura, señores.
“Hay noticias que arruinan una decisión. Esa fue una de ellas pues la defensa metió tantos recursos que se demoró cinco meses”, explica Santos sobre su profecía. Si no hubiera sido por él, Samuel jamás habría sabido lo que se cocinaba en el Monasterio General de la Nación. Igual, el proceso era un mero trámite (copiar, pegar, imprimir, fotocopiar, firmar), pues la suerte del alcalde estaba sellada.
Déjenme decir sólo una cosa a mi favor, así me acusen de acomodado: mi entrada de marras fue realmente un homenaje. Si me llevan a los tribunales, defenderé mi derecho a la literalidad del texto. Pero aun así, hoy rectifico: Francisco Santos lo sabía (o sabía algo parecido), lo dijo (o dijo algo parecido), y no le creímos. ‘Pacho’ está, realmente, bien informado.
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