*Mónica Pachón, en colaboración con Kevin Ávila, Angélica Guerrero, María Mónica Mejía, David Ramírez y Tomás Villescas.

Recuerdo mucho la historia de la elección del 2003 del concejo de Bogotá, cuando apenas acababa de ser aprobada la reforma que cambió el sistema proporcional de representación colombiano que estableció una sola lista por partido (Acto Legislativo No. 1, 2003).

Por lo reciente de la reforma, y la existencia de muchísimos partidos unipersonales con representación (en 1998 existían 72 partidos reconocidos por el CNE), las elecciones del 2003 se convirtieron en el primer filtro para eliminar movimientos unipersonales y promover las coaliciones pre-electorales y la participación de partidos más numerosos.

Las implicaciones de la reforma electoral fue ejemplificada con el fracaso de la candidatura de la lista de la viceministra de Justicia, Margarita Zuleta para el concejo. A pesar de haber obtenido 17,253 votos, su lista no habría logrado superar la cifra repartidora, mientras que Luis Eduardo Díaz, el embolador en la lista del Partido “Dejen jugar al Moreno”, había logrado una curul en el concejo con apenas 1,393 votos.[1]

A pesar de que el umbral de participación para esas elecciones era de 16,379 votos, la lista de la viceministra – por no tener más que una candidata viable -, perdió en la asignación de curules su derecho a la curul, puesto que la cifra repartidora fue un poco más alta, 20,124 votos. De esta forma, en adición al partido de la viceministra, tres partidos más se quedaron por fuera. Sin embargo, por la alta fragmentación, 16 listas obtuvieron curules. (Esto iría disminuyendo paulatinamente junto con la adaptación de las organizaciones partidarias. En las siguientes elecciones del 2007 apenas 10 listas obtuvieron curul.)

Esto representó un cambio sustancial en la política colombiana. Podemos ilustrarlo bien desde el caso del concejo de Bogotá.  En la siguiente Tabla que muestra el número de listas presentadas en la elección.  Mientras que para las elecciones del año 2000 se presentaron 227 listas, en 2003 solo 40. La reforma creó un efecto mecánico inmediato que permitió que más del 80% de los votos eligieran una curul, comparado con el sistema anterior en donde se premiaba la fragmentación, se elegía un concejal por lista, y tan solo el 50% de los votos elegían curules.

Tabla 1. Número de listas al Concejo de Bogotá, 1994 – 2003

Año1994199720002003
No. de listas12526022740

Fuente: Giraldo Mambié, M. (2004). Comportamiento electoral de los bogotanos : estudio de las elecciones de Alcalde y Concejo en el año 2003. Universidad de los Andes.

Por la complejidad de lo que acabamos de describir, entender las “reglas del juego” es muy difícil. Y, sin embargo, nos fuimos a la calle a preguntarle a los transeúntes si tienen una intuición sobre cómo se asignan las curules en nuestro sistema electoral. Luego de dos décadas de la aprobación de la reforma, y con algunos años de escuchar el protagonismo de los partidos políticos en la contienda electoral, les mostramos una tabla de resultados para ver cómo asignarían 10 curules.

Queríamos ver si una regla simple como “Los partidos que tengan más votos eligen más curules”, podría ser utilizada para resolver el problema propuesto. En esta ocasión – y por la dificultad del ejercicio propuesto, creamos una variación para ver si “cerrando las listas” y sólo presentando los resultados por partido, nuestros entrevistados lograban asignar de forma correcta las curules.

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Lo que encontramos es que es MUY difícil para los ciudadanos asignar las curules en lista abierta (el criterio que primó es el mayor número de votos y no los votos de partido), y que en la lista cerrada es difícil entender la “proporcionalidad”, pero los resultados son más cercanos.

Sabemos, por los resultados electorales, que tenemos menos información para la elección de corporaciones que para las elecciones de alcaldes o gobernadores. En 2019, mientras que los votos en blanco para alcaldes eran del 5%, en los concejos sumaban el 7,54%, para las asambleas el 13,82%, y para las JAL el 26.16%. Los votos no marcados para los concejos fueron el 4,23%, para las asambleas departamentales el 11,57% y para las JAL 10,03%.

¿Qué nos espera en esta elección en 2023? Además de las listas de partidos políticos a las que ya nos veníamos acostumbrando, estas elecciones trae las “coaliciones” de partidos, que permiten uniones temporales que facilita a quienes buscan reelección sumar los votos que les permitan asegurar pasar UN solo umbral y así tener más posibilidades.

Las coaliciones corresponden al Partido Conservador y Colombia Justa Libres, Partido Cambio Radical junto al Partido MIRA y el Partido de la U; coalición Liderazgo Amplio de Renovación Avanzada de Bogotá ‘Lara Bogotá’; coalición Bogotá Más Fuerte; Nuevo Liberalismo y en Marcha y, por último, la coalición del Pacto Histórico. Esto rompe la idea de los partidos como coaliciones pre-electorales que tengan algo de coherencia programática.

Y por las decisiones recientemente tomadas por el CNE, veremos muchísimos partidos entrar en la elección esperando pasar el umbral: Centro Democrático, Creemos, Liga de Gobernantes Anticorrupción, Dignidad y Compromiso, Alianza Verde, Esperanza Democrática, Partido Liberal, Fuerza Ciudadana y Movimiento Autoridades Indígenas de Colombia “AICO”. Partidos que, por declararse en libertad, sumarán votos de todas las corrientes políticas – a pesar de la preferencia de sus votantes.

Ojalá, como votantes, encontremos candidatos viables que representen nuestras preferencias en medio de este desorden en el sistema de representación.