Colombia podría aprender mucho de la ecuación de desarrollo que ha planteado Europa recientemente para su futuro.
Por: Javier Sabogal, amigo de Tío Conejo
En Colombia la propuesta de Plan Nacional de Desarrollo (PND) -nuestra hoja de ruta para los próximos cuatro años y quizás más- se fundamenta en tres pilares: paz, equidad y educación. Para alcanzar esos tres ideales, Colombia podría aprender mucho de la ecuación de desarrollo que ha planteado Europa recientemente para su futuro. Un futuro también lleno de incertidumbres.
La estrategia de crecimiento de la UE hacia el 2020 busca un desarrollo inteligente, integrador y sostenible. Esto se construye sobre cinco objetivos que cubren las áreas de innovación, educación (inteligente), empleo, integración social (integradora) y clima/energía (sostenible).
La UE ha logrado cumplir varias de las metas a corto plazo que empiezan a dibujar los logros de largo plazo. Varios de estos logros se han conseguido en el frente de la sostenibilidad. Por ejemplo, la meta de generar un 20% de energía a partir de fuentes renovables para el 2020.
Esto ha aumentado la mano de obra relacionada del sector. En 2011 las energías renovables y la eficiencia energética emplearon 1,2 millones de personas y que se espera que para el 2020 empleará a 4 millones. Esto es significativo si se tiene en cuenta que la meta de la UE es sacar de la pobreza y exclusión social a 20 millones de personas.
Estos empleos se pueden considerar como “verdes” en un sector de alto valor agregado, innovador y en crecimiento, que ya para 2009 (es decir, un año antes de promulgada la estrategia 2020) representaba 70 mil millones de euros. Recientemente, el Consejo Europeo decidió establecer una meta del 27% de uso de renovables para el 2030, una cifra que para muchos es baja, pero que, se suma a la meta de reducir emisiones en un 40% para esa fecha, y que demuestra el compromiso de la región de seguirle apostando a este sector.
Es precisamente en esa apuesta por un desarrollo más sostenible donde se aprecian los baches que alejan las visiones de futuro de Europa y de Colombia. El tema de sostenibilidad (en el caso del PND entendido como Crecimiento Verde) no quedó establecido como un pilar, como era la intención inicial, sino como una de las estrategias para su puesta en marcha.

Lastimosamente, por el poco entendimiento que se tiene del mismo, se unió con la estrategia de Transformación del Campo, aunque se debe reconocer que en las discusiones más recientes se ha determinado darle un peso específico y plantearlo como una estrategia transversal que incide en todas las demás.
Esta es la nueva versión en la que el crecimiento verde es visto como una estrategia transversal.
Esto está muy bien y va en la línea de lo planteado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que explícitamente pide al gobierno hacer el Crecimiento Verde un elemento central en el PND. Para la OCDE este concepto significa “propiciar el crecimiento y el desarrollo económico y a la vez asegurar que los bienes naturales continúen proporcionando los recursos y los servicios ambientales de los cuales depende nuestro bienestar. Para lograrlo debe catalizar la inversión y la innovación que apuntalen el crecimiento sostenido y abran nuevas oportunidades económicas”.
Es decir, para Colombia el Crecimiento Verde debería pensarse como una apuesta de desarrollo que mira hacia el futuro y no hacia el pasado con modelos de desarrollo tradicionales. Esto se refleja en cierta medida en el documento de bases del PND, recientemente presentado al público por el DNP, pero no de manera suficiente.
Al respecto, el Consejo Privado de Competitividad viene diciendo desde hace varios años que el país parece atascado en el tiempo produciendo lo mismo de la misma forma durante décadas en lugar de diversificar su productividad, y ha incrementado su dependencia extractivista con el boom minero-energético, lo cual debe cambiar. La tendencia y dependencia extractivista también se refleja en el Plan que tiene metas que específicamente favorecen a empresas como Prodeco y Drummond. Esto va en contravía del crecimiento verde.
Por supuesto es importante aprovechar los recursos naturales y reinvertirlos en las apuestas que sugiere el plan, como son Educación, Paz y Equidad, pero la sostenibilidad debería tener un peso igualmente importante.
Es una pena que en Colombia sigamos viendo el tema de sostenibilidad como una talanquera y no como una opción de desarrollo que puede aprovechar las ventajas comparativas y competitivas que tiene el país en esta materia. Esto se ve reflejado, entre muchos indicadores, en la reducción del presupuesto para el tema y que en el documento de bases del PND parece no cambiar ya que sólo un 6,9% de los recursos del Plan Plurianual de Inversiones van a los temas de Crecimiento Verde y Transformación del Campo. Volviendo al caso europeo, vale la pena tener en cuenta que el 20% del presupuesto de la UE va dirigido a acciones vinculadas al cambio climático, representando un crecimiento importante frente a lo que representó en el periodo 2007 – 2013 (6 – 8%).
Si queremos llegar a la Paz y mantenerla, tenemos que ser más conscientes de la importancia de la riqueza ambiental del país y de cómo podemos aprovecharla. Hay diversos sectores que pueden ser potenciados si pensamos como los países líderes en Europa, que han potenciado nuevas oportunidades basadas en apuestas sostenibles (como las energías renovables). Por décadas los países miembros de la UE no han vivido guerras en su territorio después de siglos de diferencias que se veían irreconciliables. Ojalá podamos seguir el ejemplo y ajustar el PND puede ser un primer paso hacia esa dirección. Estamos a tiempo.
Eso aconseja Tío Conejo.
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