Según un estudio reciente de la Universidad de Wyoming contratado por este blog, el periodista promedio tiene tres ‘chivas’ en su vida. La tendencia indica que una es por casualidad (el periodista se topa con la noticia en un ascensor), otra es por culpa del insomnio (a las tres de la mañana el periodista completa finalmente el rompecabezas), y la última es producto de una inconfesable práctica del oficio (el periodista esculca canecas o aprende a leer los labios).

Algunos reporteros sobrepasarán este número y alcanzarán a arañar la media docena de ‘chivas’ en su vida – tal vez con rumores de plagio –. Otros se retirarán invictos (entre ellos, yo). Lo cierto es que frente a esta evidencia científica, resulta impresionante la rata que trae el Primer Periodista de la Nación, Juan Manuel Santos, que en apenas diez meses tuvo las ‘chivas’ de un reportero de 200 años. Revisemos su repisa de trofeos:

Esto sin mencionar la cátedra periodística que dio con las ‘chivas’ del computador del ‘Mono’ Jojoy. Desde entonces Santos empezó a repartir noticias frescas, a diestra y siniestra, como si fueran pizzas.

Dirán ustedes que viniendo de la familia Santos, nada distinto podía esperarse de nuestro Primer Periodista. No necesariamente. Recordemos el drama de Francisco Santos, que a estas alturas de la vida sigue defendiendo en cocteles y almuerzos su primera exclusiva.

Las ‘chivas’ del Primer Periodista no se limitan a la nuez de la noticia. Algunas son crónicas que nos llevan a los tiempos de José Antonio Osorio Lizarazo. Escuchen el detalle, el color, la música:

(Aclaración: el Primer Periodista no se refiere a una congresista cualquiera, sino a la protagonista de uno de los escándalos que él destapó).

Para quiénes no se explican los logros periodísticos de Santos, les daré un ejemplo contundente. Se dice que el éxito de un periodista depende de qué tanta gente le pasa al teléfono. Pues observen:

YouTube video

Yo, que aún oigo en mi cabeza la cortinilla musical de las líneas de espera, me muero de la envidia. Hernán Darío ‘Bolillo’ Gómez, el hombre más poderoso del país, le devuelve la llamada a Santos.

Pero, claro, no se trata solo de llamadas. Santos entra a las canchas de golf y a los saunas del club con los ojos bien abiertos. Y de cuando en cuando va a reuniones que dejan carne fresca para poner en el asador. Lo demás es puro olfato. Mientras los demás periodistas hacen fila para entrar a ruedas de prensa, Santos husmea las alcantarillas.

Hay cosas menores por mejorar. Una de ellas es que hay que trabajarle a la escenografía del noticiero del Primer Periodista, que se asemeja a la de Prego Televisión que causó sensación en 1984. Además, los compañeros en el set lucen rígidos y demasiado serios. Aconsejo más color en el vestuario y no perder de vista la cámara. Y hay que sonreír, señores: no todos tiene la fortuna de ustedes de hacer parte de este hito periodístico.

@CCortesC en Twitter

Juan Manuel Santos