Por Darío Maldonado 

Una de las propuestas recientes para mejorar la educación  en Colombia es la de implementar el grado doce. El alcalde de Bogotá tomó en serio la propuesta y la incluyó en el plan de desarrollo Bogotá Humana; el objetivo de la propuesta es generar condiciones para mejorar las posibilidades de acceso a la educación superior de los bachilleres bogotanos.  Son muchas las explicaciones que tiene que dar la Alcaldía y la Secretaría de Educación sobre la propuesta. La más importante es justificar esta medida como solución de largo plazo para mejorar las posibilidades de acceso a la educación superior frente a la alternativa de fortalecer la educación preescolar y básica. Es difícil que el alcalde y el secretario den una respuesta completamente convincente ya que hay resultados muy serios que muestran que la educación más efectiva es en los primeros años de vida (ver ). Sin embargo, la administración distrital tiene pocas herramientas para mejorar la educación básica y media porque esta depende en gran medida de políticas de orden nacional. Además, una mejora radical de la calidad de la educación de la ciudad dificilmente se puede hacerse sin entrar en conflicto con los profesores y eso es algo que un alcalde con aspiraciones presidenciales no va a hacer.

De acuerdo con esto, el año 12 puede ser una de las únicas opciones de política educativa que tiene la administración distrital. Sin embargo, hay pocos resultados estadísticos que den seguridad sobre la posibilidad de que la medida funcione. Los estudios más cercanos que hay para pensar en esta medida son los que muestran que aumentar el número de años de educación aumenta los ingresos laborales. Pero estos estudios no son suficientes para segurar que el grado doce es mejor que otras alternativas para mejorar las posibilidades de acceso a la educación superior. Esto hace que la propuesta del alcalde quede claramente en el plano de la experimentación; no es malo que la ciudad experimente pero es importante que se haga con buenos procedimientos.

¿Podría ser deseable implementar el año doce? Sólo hay hipótesis. Los educadores confían en que los conocimientos obtenidos por los estudiantes durante ese año mejoren sus posibilidades de entrar a la universidad. Sobre esta hipótesos ya escribió Darwin Cortés en su de hace unas semanas y planteó algunos problemas sobre la forma en que se ha concebido la política.

A pesar de las dudas que genera esa linea de defensa de la propuesta, es importante ver que en muchos países, en particular en los desarrollados los estudiantes finalizan el bachillerato más tarde que en Colombia. Por ejemplo en Finlandia la edad de graduación típica es 19, en Corea del Sur 18 y en Suiza entre los 18 y 20 años. ¿Hay alguna buena justificación para que estos países tengan escolaridades más largas? Una hipótesis puede venir de planteamientos de las neurociencias sobre el desarrollo del cerebro. El lóbulo frontal está asociado a habilidades ejecutivas como el autocontrol y permite la toma de decisiones de largo plazo. Dado que el desarrollo del lóbulo frontal puede prolongarse hasta más allá de la adolescencia, los adolescentes tienden a tener problemas para tomar decisiones que impliquen un balance adecuado de riesgos y que requieran el control de las emociones. De acuerdo con esto es probable que a los 17 años un joven no esté listo para decidir en qué habilidades y conocimientos debe hacer énfasis para enfrentarse al mercado laboral. Por lo tanto un sistema en el que se aplacen este tipo de decisiones sin dejar de aprender puede ser deseable. Por esto el año doce puede llevar a que los bachilleres tomen mejores decisiones sobre su futuro laboral.

Obviamente, no cualquier año doce es igual de útil y es importante pensar en la mejor forma de aprovechar ese año. Queda de todas formas pendiente para la Alcaldía y la Secretaría de Educación explicar cómo se va a implementar la medida y qué van a hacer los estudiantes ese año para asegurar que se van a obtener los mayores beneficios posibles de la medida. Pero sobre todo, dado que están en el terreno de la experimentación, la Alcaldía y la Secretaría de Educación tienen la enorme responsabilidad de generar condiciones para una evaluación apropiada de esta medida que permita a la ciudad y al país entender si la medida se debe adoptar definitivamente y en otras ciudades. Ojalá en este caso se generen las mismas condiciones que permitieron evaluaciones rigurosas de los programas de Gratuidad o el Subsidio Educativo y que permitieron al país aprender sobre la utilidad y el diseño adecuado de estos programas.

*Estrictamente la educación preescolar tiene una duración de tres años (prejardin, jardin y transición) pero sólo es “obligación” para los colegios ofrecer el último de estos años.