Mi reacción inicial al nombre Súper Amigos fue confusa. No supe si añorar el inicio de los discursos de Lleras Restrepo, “amigas y amigos”, extrañar lo políticamente correcto, Súper Amig@s, o celebrar que no se enredaran en la minucia. Sin conocer la razones que se tuvieron al diseñar la campaña, quiero agregar una a favor del nombre que se escogió: los hombres seremos mayoría. Además, esa mayoría tiene tradición, pues los superamigos originales eran cuatro hombres y Marvila. Intuyo que la composición por género de los donantes será similar. 

Las mayorias masculinas en esta campaña fueron evidentes desde el principio. Basta ver los comentarios al   de lanzamiento: lo femenino es tan esquivo como la Mujer Maravilla en su avión.  

En los EEUU, el de los donantes por internet es desbalanceado por género. Por alguna misteriosa razón, en la red los hombres somos más generosos que las mujeres. En Colombia, y en particular en esta campaña, la diferencia será mayor. Pienso que la doctrina feminista ha contribuído al desbalance, al hacerlas a ellas poco empáticas con las causas e ideas ajenas. Han bajado los niveles de vergüenza por ser egoísta. El reiterado discurso victimista “piensa sólo en tí” deterioró la capacidad femenina de ponerse en los zapatos del otro y estigmatizó el sacrificio.  

El egocentrismo se extiende al intercambio de ideas. No es común discutir puntos de vista diferentes. Se exigen reformas sin mucho debate, no se negocian desacuerdos y se da por descontado que la verdad y la razón vienen del lado femenino. Con pocas excepciones los hombres seguimos siendo machistas sin poder agregar ni al diagnóstico ni a las propuestas para alterar nuestro comportamiento. El débil apoyo a una Silla no encasillada podría deberse a que para algunas el debate sobra. Si sólo les interesa releer doctrina o reiterar en público sus principios casi cualquier medio sirve.

Otro indicio del efecto corrosivo de la doctrina sobre el altruísmo es que las colombianas educadas en un ambiente menos feminista tenían un papel más activo en la filantropía. La división por géneros del trabajo iba apareada, cuando se podía, con una alta participación femenina en actividades de ayuda a los demás. Para muchas de ellas, como mi mamá, las de mis amigos y prácticamente todas sus amigas, el voluntariado, esa filantropía en especie, era algo que se practicaba regularmente, con naturalidad y pocas pretensiones. Nunca las oí que quisieran cambiar el mundo. Se preocupaban por cosas banales y concretas como los pacientes más necesitados, otra mano de pintura a la guardería, el recaudo del último bazar, y la mejor manera de invertir esos pesitos.  Estoy seguro que con una publicación de su interés hubiesen sido solidarias.  Sin duda a esas acciones contribuía su formación cristiana, actualmente tan desprestigiada por el feminismo local que da susto mencionar cualquier aspecto positivo.

Siento no contar con datos para corroborar la impresión que las mujeres de generaciones anteriores tenían mayor vocación de sacrificio no sólo con sus esposos, como se les critica, sino para ayudar a terceros. Con sus defectos y su machismo, eran unas madres hasta con extraños. En donde existe información sistemática se  que la filantropía femenina fue más vigorosa en el pasado. 

La campaña de Súper Amigos de la Silla está lejos de ser una causa filantrópica. En últimas, se trata simplemente de compartir los costos de algo que consumimos. Quienes hacen comentarios disfrutan además de una prestigiosa tribuna.  No sé si todavía cuando se comparte la cuenta de las salidas en pareja  se dice “vayamos dutch”.  Parecería que esta campaña no va a ser dutch y nos tocará asumirla mayoritariamente a unos pocos hombres. Lo más chistoso es que ya no será un gesto galante con alguna mujer amable, sino un papayazo para que otras que lo son menos nos sigan dando palo en el foro. Aún así, quedaré satisfecho. Tendré un buen dato adicional sobre ese extraño feminismo criollo. 

Entendería la falta de solidaridad femenina si se tratara de apoyar algo como El Sillón de Pedro, o La Voz del Víctor. Pero que para La Silla de Juanita vaya a haber más manos al dril que al bolso sería insólito como escenario. Intelectuales, ejecutivas solventes, sesudas analistas políticas, futuras ministras y feministas duras dejándose invitar por un puñado de hombres desconocidos para apoyar la herramienta de trabajo de una mujer. 

Felicito a los Súper Amigos, en particular a las pocas mujeres que no se sintieron invisibilizadas sin la a. Invito a todos y todas, en especial a quienes hacen comentarios, a hacerse Super Amigos y a exhibir el sello para inducir a otros a donar. Difícil concebir una campaña tan amigable y en la que sea más factible poner cada un@ su granito de arena.