Uribe, que enfrentó como nunca a la guerrilla y logró asestarles golpes contundentes como para derrotarlos militarmente, lleva cuatro años -por pura mezquindad política- ayudándoles a demostrarle al mundo que no son un grupo marginal, sin capacidad militar de producir golpes importantes.

Las organizaciones terroristas basan su poder en la capacidad que tienen de infundir miedo más que en la de producir daño. Quien pone un pequeño petardo en un puente peatonal de una ciudad quiere hacer ruido. No tiene capacidad de tumbar el puente y de nada le serviría hacerlo. Lo pone en un sitio muy transitado para que más gente se sienta en peligro y se sirve del rumor para que toda la ciudad sienta miedo y la opinión crea que tiene una gran capacidad militar.

Quien tiene la sangre fría para disparar un artefacto explosivo que cae en una casa humilde y asesina vilmente a una niña de dos años, está buscando generar miedo. Sabe que su acto genera indignación y llena de pánico a la población porque trasmite la idea de que es capaz de cualquier cosa, como en efecto lo es.

Nada le sirve más a los terroristas que agrandar sus actos. Nada ayuda más a quienes infunden miedo que otros les ayuden a hacerlo y si lo hacen por razones políticas y con virulencia y mezquindad contra su opositor mejor.

Las Farc y el ELN deben frotarse las manos cada vez que leen la cuenta de Twitter del ex presidente Álvaro Uribe, porque varias veces al día, a veces con hechos ciertos y otras falsos, les ayuda a difundir y crecer el impacto de sus actos. 140 caracteres dirigidos a más de 3 millones de seguidores, disparados varias veces al día y replicados en titulares por los medios de comunicación producen el efecto que quieren producir.

Si usted es seguidor de la cuenta de Uribe tendrá la sensación de que el país está paralizado por una incruenta guerra y no logrará distinguir entre el medio de comunicación de quien más duramente ha enfrentado a la guerrilla de las Farc y la oficina de comunicaciones de esa guerrilla. Nadie podría hacerle mejor el trabajo de divulgación a las Farc que lo que lo está haciendo Uribe.

Ayer no más, quienes seguimos esa especie de “oficina virtual de comunicaciones de las Farc” en que se ha convertido la red del senador Uribe, tuvimos al instante la información de sus actividades terroristas y políticas: cometieron atentados en diversas partes del país, sentaron a “sus” dos Presidentes a conversar sobre cómo los protegen y nos notificaron que las negociaciones no han llegado ni al 25 por ciento.

También tuvimos la reiteración de que estamos completamente desamparados porque el Gobierno echó para atrás la política de seguridad democrática y los soldados están en los cuarteles jugando dominó porque han recibido la orden de no combatir a la guerrilla.

La “oficina de comunicaciones de las Farc” nos informó sobre el impacto económico de sus acciones y sobre las dificultades jurídicas que enfrentan los miembros de la fuerza pública para combatirlos.

Imagino que las Farc, además de haberle quitado el encargo que le tenían a algunos de sus miembros de hacer divulgación, porque ese frente está suficientemente cubierto, usarán el Twitter de Uribe para estimular a sus miembros: la victoria está cerca, miren todo lo que estamos logrando, dirán. “Ya arrodillamos a dos gobiernos, paralizamos la economía, nos tomamos más de medio país, tenemos presencia en todo el territorio nacional y el Presidente que anunció que estábamos en el fin del fin reconoce que tenemos un poder como nunca antes”, debe ser comentario de los miembros de la guerrilla.

Los guerrilleros están felices porque los miembros de la bancada del senado del Centro Democrático han recibido la instrucción de activar sus redes divulgando las acciones de las Farc. Todos juiciosamente consiguen información –cierta o falsa- sobre acciones de las Farc y las difunden en sus cuentas de Twitter y todos juiciosamente replican las de los otros y el impacto se multiplica.

Esta mañana, desde muy temprano, están en la tarea de contarnos el enorme poder que tienen las Farc en el Catatumbo y el control territorial que ejercen en esa zona del territorio nacional. Están difundiendo una columna de Plinio Apuleyo Mendoza, el mismo que acuñó la expresión del “perfecto idiota”, que da cuenta de la presencia de las Farc en el Norte de Santander.

Con la “oficina de comunicaciones” a toda marcha, Uribe se encarga de hacer la otra tarea que la guerrilla quisiera hacer: desmotivar a la fuerza pública y dividir el establecimiento. Rumores van y vienen sobre las concesiones a la guerrilla en La Habana y sobre los acuerdos secretos para encarcelar a soldados y policías y llevar al poder a Timochenko.

Uribe, que enfrentó como nunca a la guerrilla y logró asestarles golpes contundentes como para derrotarlos militarmente, lleva cuatro años -por pura mezquindad política- ayudándoles a demostrarle al mundo que no son un grupo marginal, sin capacidad militar de producir golpes importantes.

Cuando ya todos creíamos que la política de seguridad democrática había conseguido disminuirlos en más de un 60 por ciento, y convertirlos en un grupito que solo podía narcotraficar y usar cobardemente el terrorismo, recibimos varias notificaciones diarias de que se trata de una guerrilla fuerte, que bloqueó la economía, sometió al gobierno y al de los países vecinos y domina territorialmente amplias zonas del país.

Héctor Riveros Serrato es un abogado bogotano, experto en temas de derecho constitucional, egresado de la Universidad Externado de Colombia, donde ha sido profesor por varios años en diversos temas de derecho público. Es analista político, consultor en áreas de gobernabilidad y gestión pública...