Siempre creí que con la llegada de los banqueros españoles al país, las cosas en lo que al sistema financiero se refiere iban a mejorar. Con la competencia, nos enseñaron, mejoraría el servicio y sobre todo, bajarían las tasas de interés para los colombianos. En otras palabras, le había llegado el cuarto de hora a los bancos de Luis Carlos Sarmiento Angulo. No fue así. Simplemente todos se acomodaron y hubo para todos. Para todos ellos, claro. Los bancos siguieron igual o peor y las tasas nunca bajaron. Bueno, eso sí algunos colombianos se quedaron con unos ositos –made in China- que repartieron los españoles. Después vendría la quiebra del sistema por el mal manejo que los banqueros le dieron al mismo, y que para salvarlo de la irresponsabilidad de los que todavía siguen administrándolo, se creó el 4 x mil, a nuestra costa, y de nuevo el monstruo resucitó.

Resucitó hasta tal punto que hoy siguen haciendo de las suyas. Por ejemplo y sin ir más lejos, quiero compartir lo que recién he padecido, en carne propia, de los ultrajes y abusos de uno de los bancos del sistema: el BBVA. 
 
Resulta que al intentar cancelar la totalidad del crédito hipotecario que hace años y en mala hora contraje con ellos, se me comunicó que al hacerlo debía también cancelar una multa por pronto pago, del orden del 5% del monto adeudado. Sorprendido y molesto por el asunto solicité copia de la norma que les permitía obrar de tal manera, y el señor gerente de la sucursal que administra mi crédito argumentó no tenerla a mano. Me comentó, eso sí, que el Banco había informado e inscrito tales asuntos en la Superintendencia Financiera, lo que a mi entender parecía estaba informándome de la legalidad de su proceder. Me sugirió además que para obtener la norma por mí requerida debía recurrir a la elaboración de una nota dirigida al Banco. 
 
Un par de minutos después, y luego de una seria, oportuna y amable atención por parte de funcionarios de la Superintendencia Financiera, me entero que he sido engañado por el Banco, o por su gerente. O por ambos. La norma prohíbe explícita y tajantemente cobrar este tipo de comisiones cuando se trate de crédito hipotecario. Así que, además de la queja que en el acto formulé en contra del establecimiento financiero, me queda en la mente la siguiente pregunta: ¿a cuántas más, personas o familias, en su afán de cancelar sus acreencias, les habrá sido cobrado más de la cuenta por el Banco, sin que además éstas se hubieran percatado del ilícito?
No quiero ni pensarlo.  

Adenda. Parafraseando al vecino de blog y respetado ex Ministro Botero, ¿se justifica la banca privada?