Desde 1998 el Plan Colombia ha sido motivo de enfrentamiento entre el gobierno y los sectores de izquierda. Hasta ahí, nada nuevo. Pero ahora sucede que entre el Presidente y el Vicepresidente hay posiciones opuestas frente al Plan. Parece inexplicable que las principales cabezas del estado colombiano estén en desacuerdo en un tema tan importante para ellos mismos, pues hasta ahora nos han dicho que la ayuda norteamericana es fundamental para ganar la guerra contra las Farc.
La duda que generó las declaraciones del vicepresidente motivó fuertes polémicas, y sus afirmaciones sobre el trato de los Estados Unidos hacia Colombia expresan varias características de la era Uribe: el pésimo manejo de la política exterior y el giro de derecha que, o paradoja, converge con la izquierda en sus reivindicaciones antiyanquis.
El país merece una explicación. ¿Acaso la política de seguridad democrática es sostenible sin el Plan Colombia? ¿Cuánto, en plata blanca, le entra al estado colombiano para los componentes militares del plan?
Por Teófilo Vásquez y Silvia Otero
Cinep-ODECOFI