Carlos Alberto Cuenca Chaux es un político huilense, representante a la Cámara del partido Cambio Radical por Guainía, donde es el principal barón político, y quien durante la legislatura 2019-2020 es el presidente de la Cámara de Representantes.
Cuenca estudió Mercadeo en la Universidad Cooperativa de Colombia y tiene una especialización en Marketing Político del Externado.
Llegó a la Cámara por primera vez en 2008 en reemplazo de Sandra Arabella Velásquez, quien estaba terminando su segundo período en la Cámara y venía de Colombia Democrática, una disidencias del Partido Liberal fundada por el expresidente Álvaro Uribe y su primo condenado por parapolítica Mario Uribe.
Ese año Velásquez fue condenada penalmente por haber falsificado un documento para que el departamento recibiera como públicas unas donaciones de privados, que usó para conseguir votos para las elecciones de 2006. Ese año se había elegido en una lista cerrada, y el segundo era Cuenca, quien terminó heredando los votos de Velásquez.
Apenas llegó al Congreso en 2008 entró a la comisión en la que estaba Velásquez, la Quinta que trata temas de agro y medio ambiente, una comisión lógica para una persona que representaba el Guainía.
Se reeligió en 2010, de nuevo en una lista cerrada de Cambio que sumó 1.928 votos y cuando su jefe político y líder del partido, Germán Vargas se lanzó por primera vez a la presidencia.
Con un cambio fortalecido por los buenos resultados de Vargas, que sorprendió al quedar de tercero en la primera vuelta y luego sumarse al victorioso Juan Manuel Santos, pasó a la comisión tercera, que al ser la de la plata es una de las más deseadas por los congresistas.
Su paso por esa comisión ha sido tan significativo que sus compañeros lo consideran “un chacho” en los temas económicos, pues participó en los trámites de las tres las reformas tributarias de Santos y la de Iván Duque de 2018, así como sus planes de desarrollo y los presupuestos anuales.
“Es un veterano del tema y de esas comisiones, por lo que sabe mucho y sobretodo lo escuchan más”, le explicó a La Silla el senador Juan Felipe Lemos en 2019.
En 2014 se reeligió encabezando una lista cerrada que sacó 2626 votos, y en 2018 se le midió a una lista abierta en la que arrasó con 2.681 de los 3.800 votos de Cambio.
A pesar de que esa votación es mucho menor que la de la gran mayoría de representantes como es normal por la reducida población del Guainía (de los elegidos en 2018 solo sacaron menos votos Hugo Fernando Correal, liberal de Vaupés; Mónica Liliana Valencia, de Vaupés y de La U; y Anatolio Hernández, su colega de Guainía y de La U), su partido decidió que fuera presidente de la Cámara.
Eso porque, en uno de los momentos más tensionantes en Cambio, después de que Vargas Lleras perdiera las elecciones y cuando éste se enfrentó a la bancada Caribe en cabeza de la casa Char, fue la ficha del exvicepresidente contra el barranquillero César Lorduy.
El pulso entre Vargas y los Char terminó favoreciendo a Cuenca, quien ganó gracias a que llevaba 11 años en el Congreso mientras Lorduy había llegado en 2018 y porque es más querido por los congresistas, en parte porque en 2018 había sido el delegado de Cambio para negociar con los otros partidos la composición de las comisiones y sus presidencias (lo que los congresistas llaman compromisario), con lo que le hizo favores a sus colegas.
Además, trabajó en llave con el presidente de la Cámara de 2018 a 2019, el nortesantandereano Alejandro Carlos Chacón, con quien es cercano hace años, pues fueron compañeros en la comisión tercera.
Cuenca es muy cercano a Vargas, en una relación de jefe a congresista que quedó en evidencia durante la discusión del Plan de Desarrollo de Duque.
Allí Vargas lo regañó en una reunión en el Ministerio de Hacienda con otros representantes, pues como delegado de Cambio en las negociaciones del Plan que ya se habían cerrado, Cuenca había aceptado un texto sin las propuestas de Vargas.
Cuenca no solo aceptó el regaño sino que al día siguiente anunció en la discusión del Plan que su partido no lo respaldaría. Es decir, tras el regaño se echó para atrás y dejó claro que sigue las directrices de Vargas.
Por eso, la llegada de Cuenca a la presidencia se leyó como un papayazo para Vargas, pues el presidente es quien define el orden del día y así determina qué proyectos se discuten y cuáles no, cita a las plenarias o las cierra y, en general, tiene gran incidencia en lo que hace el Congreso.