Carlos Mattos nació en Codazzi, Cesar. Su papá, José Bolívar Mattos Lacouture y su tío, Carlos Enrique, eran terratenientes algodoneros y ganaderos, que sufrieron por la violencia guerrillera. Es especialmente conocido por ser el representante de la Hyundai en Colombia y más recientemente importador de carros chinos por medio de la empresa Cinascar. Además, es protagonista frecuente de páginas sociales en diferentes medios, tiene fama de filántropo y es cercano amigo de varios políticos.

Mattos estudió en Medellín y se graduó del colegio Jorge Robledo, como el ex presidente Álvaro Uribe. Luego fue a Estados Unidos donde estudió Industrial Management en Lowell University e hizo una maestría en administración de empresas (MBA) en Babson College.

A su regreso al país intentó varios negocios, pero el que realmente lo convirtió en un poderoso empresario fue la importación de carros Hyundai. Mattos, que desde fines de los setentas estaba presente en el negocio de la venta de carros, aprovechó la coyuntura de la apertura de los años noventa y el surgimiento de las marcas de carros coreanas para convertirse en un importante jugador del sector automotor. En 1992 trajo los primeros Hyundai y rápidamente logró posicionar la marca en el mercado.

Dos de sus familiares son políticos. Su hermano Alfonso ‘Poncho’ Mattos es un político conservador. Fue representante a la Cámara y luego Senador, tras una campaña en la que se dijo que Carlos le había ayudado a trastear votos en Hyundai. Llegó a ser presidente del directorio conservador del Cesar y sonó para gobernador. Ahora está en La U.

Una sobrina de Mattos, Carmen Cecilia Gutiérrez, fue representante a la Cámara por el Cesar, también por la U. Y, aunque era la primera en la lista de ese partido para las elecciones del año pasado, terminó quemada. Perdió la curul, por pocos votos, con el cuestionado José Alfredo Gnecco, pero la sigue peleando ante el Consejo Nacional Electoral.

Esos vínculos con la política del Cesar también tienen su lado amargo. Otro hermano, de Carlos Mattos, Eduard, estuvo investigado por paramilitarismo y por la muerte de la juez de Becerril, Marilys Hinojosa. Eduardo fue capturado en febrero de 2011 por un delito de falsedad en documento privado y al parecer sigue investigado en el de paramilitarismo. El ex jefe para alias ‘Tolemaida’ señaló a Eduard Mattos como jefe paramilitar.

En el Cesar, Carlos Mattos y su hermano, Jorge, quien es su socio y compañero de negocios, aparecen poco y tienen fama de filántropos.

Con Jorge, Carlos ha estado más metido en el mundo empresarial que en la política. Pero no ha sido ajeno a ésta: fue Senador un mes en reemplazo de Roberto Gerlein, entre 2002 y 2003, y ha apoyado múltiples campañas como la de su sobrina Carmen Cecilia el año pasado y la de Juan Manuel Santos a la Presidencia. De hecho, Mattos fue uno de los grandes financiadores del Presidente con un aporte de 50 millones de pesos. En los últimos años se caracterizó por su uribismo y estaba de acuerdo con la segunda reelección.

En los últimos años, Mattos ha reforzado su poder siendo activo en defensa del TLC con Corea, acuerdo que sería beneficioso para su negocio de importación de vehículos Hyundai. Además, su crecimiento como empresario lo ha llevado a recibir la medalla nacional de Fenalco en 2006, a ser nombrado miembro de la Junta Directiva de Babson College y a ser condecorado por el Senado.

Por ello, en 2015 la notificación de la terminación de la relación comercial que tenía con Hyundai fue bastante sorpresiva, finalizaba una vinculación entre ambos de 23 años.

Desde el 2016, Mattos ha estado involucrado en un escándalo judicial por maipulación de la justicia. Todo empezó cuando la empresa de Mattos interpuso una demanda a Hyundai por la terminación de la relación comercial entre ambas empresas. Sin embargo, la demanda de Mattus avanzó a una velocidad sorpresivamente rápida. Esto prendió las alarmas de la fiscalía y en el 2018 emitió una orden de captura contra el empresario, mientras espera para realizar una audiencia de imputación de cargos. A la empresa de Mattus la acusan de haber participado en la adulteración de un software de la justicia, que se dedica a asignar las demandas aleatoriamente a los jueces.