Nació en Bogotá en 1961. Es abogado de la Universidad Autónoma, de donde se graduó en 1988. Tiene una especialización y una maestría en derecho administrativo de la Universidad del Rosario, y una especialización en contratación estatal de la Universidad Externado. El 14 de febrero de 2012 fue elegido como el nuevo contralor de Bogotá por 31 de 45 concejales.

Desde sus orígenes liberales estuvo brevemente vinculado a la Rama Judicial cuando entre 1989 y 1990 trabajó como juez de instrucción criminal y juez penal municipal, reemplazando a los jueces titulares durante sus vacaciones.

Pero su mayor experiencia la tiene en el área de control fiscal. Aún antes de empezar la carrera de derecho trabajó como auxiliar en la Contraloría de Cundinamarca.

Ya graduado como abogado, entre 1991 y 2002 estuvo vinculado a la Contraloría de Bogotá, en donde ocupó varios cargos. En 1991 entró como profesional especializado del despacho del contralor Antonio José Pinillos y, después de un tiempo por fuera de la entidad en 1994, cuando el Contralor era el hoy Registrador Nacional Carlos Ariel Sánchez, regresó como jefe auditor, cargo en el que estuvo hasta 1998 y en el que realizó auditorias a varias entidades del Distrito.

En 1998, con la llegada de Ovidio Claros a la Contraloría, subió otro escalón: pasó a ser jefe de la unidad de Jurisdicción Coactiva y después de la de Juicios Fiscales. Y con Juan Antonio Nieto pasó a ser subdirector de jurisdicción coactiva hasta abril de 2002, cuando salió de la entidad, a la que no ha regresado hasta la fecha.

Dos años después fue postulado por el Tribunal Superior de Bogotá para la terna de contralor de Bogotá, pero perdió ante Óscar González Arana. En 2011 volvió a ser postulado luego de la destitución de Miguel Ángel Moralesrussi por el ‘carrusel de la contratación’, pero el cargo lo obtuvo Mario Solano Calderón. En esa ocasión aunque Ardila era un candidato fuerte y contaba en principio con el apoyo de la bancada liberal, finalmente sólo obtuvo los votos del Polo y otros tres votos que, por ser la votación secreta, no se supo de dónde venían, aunque se sospecha que de concejales liberales.

El Tribunal Superior de Bogotá lo ternó por tercera vez como candidato a la Contraloría de Bogotá por el período 2012-2016. Esta vez las probabilidades fueron mayores puesto que Ardila contó con el apoyo de los ‘cacaos’ del Concejo y de la mayoría de los miembros del Polo, la U, Cambio Radical, el Partido Verde y el Liberal. Y en efecto estas bancadas lo eligieron el 14 de febrero como el nuevo contralor con 31 votos. Por su parte, los otros dos candidatos, Carlos José Bitar y Soraya Vargas, no recibieron ningún voto. Los concejales de Progresistas no votaron, al igual que dos concejales del Partido de la U, y por otro lado el Mira, Juan Carlos Flórez y la liberal María Victoria Vargas votaron en blanco.

Alrededor de su elección hubo controversia por la cercanía de Ardila con los concejales vinculados por el ‘carrusel de la contratación’, los cuales votaron por él a pesar de las peticiones del concejal Flórez de que se declararan impedidos. Además, su cercanía con Claros también fue duramente cuestionada, pues el ahora magistrado del Consejo Superior de la Judicatura ha sido llamado a declarar en el caso del carrusel de las pensiones que denunció la Contraloría General, y en el Concejo se rumoró que Claros lo estaba apadrinando.

Ardila está casado con la abogada Teresa Castillo Casas, quien también trabajó junto a Claros como su ex magistrada auxiliar, y se pensionó de ese cargo. 

A partir de 2002 y hasta su elección como contralor, Ardila también se desempeñó como asesor y consultor jurídico.

Fue reemplazado en 2016 por Juan Carlos Granados.