Mario Alberto Huertas Cotes

Mario Alberto Huertas Cotes

Contratista

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Es uno de los contratistas más poderosos del país. Para comprobarlo basta señalar que su firma, MHC, tiene a cargo tres de las mega concesiones viales de cuarta generación: Girardot – Honda – Puerto Salgar; Pacífico 3 y Barranquilla – Cartagena. Entre las tres sumarán 367 kilómetros construidos, más de 6 billones de pesos en inversiones y 10,000 empleos.

 

Estas son las últimas de una larga lista de concesiones que Huertas ha operado en sus 40 años de carrera en construcción de infraestructura vial y los 20 que lleva compitiendo en licitaciones. A eso se suma una tradición de ingeniería que comenzó con su tío abuelo en 1939, continuó con su padre y pasó a sus manos en 1975, un año después de que recibiera su título de ingeniero civil de la Universidad Javeriana.

 

Antes de dar el salto a los megacontratos nacionales que hoy administra, entre 1977 y 1995 MHC contribuyó a la construcción de varias de las vías más importantes de Bogotá, como las avenidas Boyacá, Córdoba y Suba y la ampliación de la Autopista Norte.

 

1994 marcó un hito en la trayectoria de Huertas porque el Gobierno inició el plan de concesiones viales, que entre el final de la administración de César Gaviria y el comienzo de la de Ernesto Samper se consolidó como una figura de contratación que permitió a algunos contratistas pasar de ser ejecutores de la infraestructura a gerenciar grandes proyectos.

 

Huertas fue uno de los constructores que le apostó a este nuevo esquema, inicialmente en asocio con Concay, Pavimentos Colombia e Icein, otros poderosos de la construcción de ese entonces, para ganarse la concesión de la carretera Barranquilla – Lomarena, una de las primeras vías concesionadas del país. Al año siguiente ganaron la puja por la renovación de la salida de la capital por el Occidente con la vía entre Bogotá y El Vino.

 

Desde entonces se ha encargado de varios de los mega-contratos más importantes del país, como las vías Riohacha-Paraguachón, Chía-Mosquera-La Mesa-Girardot y Bucaramanga-Cúcuta.

 

La calidad de su trabajo ha sido reconocida con el Premio Nacional de Ingeniería en dos ocasiones: en 1994 por la construcción de la berma de la presa de Sesquilé en Cundinamarca y en 2012 por la construcción del Túnel Falso el Cune en la autopista Bogotá-Villeta.

 

A ese camino no le han faltado escollos. Posiblemente el más duro fue la medida de aseguramiento que le dictó la Fiscalía en 2008, por supuestas irregularidades en la construcción de la Troncal de Transmilenio de la Calle 80 en Bogotá.

 

Esa obra estuvo inicialmente a cargo de la constructora mexicana ICA entre el 1998 y el 2001, año en que el Distrito canceló el contrato por incumplimientos. La construcción del 30 por ciento restante le fue adjudicada a Huertas tras la licitación del IDU, y luego el pavimento se agrietó con el paso de los buses.

 

Las reparaciones costaron más de 4 mil millones de pesos y la investigación resultó en medidas de aseguramiento para Huertas y Andrés Camargo, director del IDU que había dirigido la licitación.

 

El contratista se entregó a la Fiscalía el 25 de febrero del 2008. A los cinco meses, Mario Iguarán, Fiscal General en ese entonces, tumbó las medidas de aseguramiento que se les habían dictado a ambos. Años más tarde la investigación fue precluida sin condena para el ingeniero.

 

A pesar de ese hecho, Huertas no le teme a los estrados y a la confrontación. La pugnacidad que lo caracteriza se notó en su enfrentamiento con Guido Nule en la licitación de la concesión Bogotá-Girardot, que se convirtió en una sucesión de tutelas y acusaciones entre esos dos grupos de contratistas, alrededor de la experiencia real de los socios extranjeros de ambos grupos en la construcción de túneles. Finalmente, ganaron los Nule.

 

También se ha enfrentado con los hermanos Luis Héctor y Carlos Solarte, otros de los pesos pesados de la ingeniería nacional. Contra ellos perdió el pulso por el tramo 1 de la Ruta del Sol y en el proceso de las 4G interpuso una tutela bajo el argumento de que el grupo con el que los hermanos se presentaron no cumplía con los requisitos de la ANI.

 

Más que rencillas personales, los encuentros con los Solarte parecen ser gajes de la competencia porque son socios en la concesión de la malla vial del Valle del Cauca, que se ganaron en 1999. Como contó La Silla, a Huertas sus colegas lo reconocen como un cachaco de vieja guardia cuya amabilidad no le impide ser un gerente avezado y un negociador combativo. Dos personas que han trabajado con él lo describieron como una persona muy agradable pero añadieron que es muy “aventado” y “le gusta ganarlas todas”.    

A su habilidad técnica y gerencial se suman sus conexiones políticas. Como contó La Silla, en el 2010 Huertas donó 25 millones de pesos a la primera campaña de Juan Manuel Santos y en el 2015 , cinco millones a la fallida carrera de Rafael Pardo a la alcaldía de Bogotá.

 

En el 2014, diez años después de haber entrado al negocio de las concesiones, Huertas celebró haciéndose a tres de los seis primeros proyectos viales de cuarta generación. Los tres corredores los va a sacar adelante con Meco, constructora costarricense que es una de las más grandes de Centroamérica y ha participado como subcontratista en proyectos del calibre del Canal de Panamá. La primera conquista de este grupo fue Girardot- Honda - Puerto Salgar, 190 kilómetros de vías, 22 de ellos nuevos, y dos puentes sobre el Magdalena. La obra cuesta alrededor de un billón de pesos.

 

Continuaron la racha ganándose la Conexión Pacífico 3, una de las Autopistas de la Prosperidad, corredores que conectan Antioquia con los puertos. El proyecto costará 1,3 billones de pesos y comunicará a La Pintada, Antioquia, con La Virginia, Caldas. Incluye 146 kilómetros de vías, seis túneles y 26 puentes. Completaron la carambola con los 110 kilómetros entre Cartagena y Barranquilla y los 40 de la circunvalar de Barranquilla entre Malambo y Las Flores. Según cronograma, los tres proyectos deben estar listos para el 2020.

 

En 2015 Huertas contó que con esos tres proyectos tenía copada su capacidad, por lo que no buscaría quedarse con más concesiones, y que estaba buscando nuevos socios para darle más músculo financiero a esos tres megaproyectos y poder conseguir otras obras.


A inicios de ese año colocó la mayor parte de la participación de Pacífico 3 en manos de los antioqueños de El Cóndor, a fines de ese año logró fichar a Goldman Sachs, una de las más grandes bancas de inversión del mundo, para lograr el cierre financiero de sus proyectos de 4G, y se ganó el contrato para construir la doble calzada Barranquilla-Cartagena.

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