La semana pasada, los días 27 y 28 de Septiembre, se realizó en la Universidad de los Andes el 3 Congreso de Economía Colombiana. Fue un Congreso supremamente interesante en donde estudiantes, profesores, investigadores y hacedores de política de todo el país se reunieron a discutir temas de importancia. Se llevaron a cabo sesiones en temas como minería y desarrollo económico, la reforma a la Ley 30, infraestructura, cambio climático y los costos económicos del conflicto entre otros. Aunque me gustaría escribir acerca de muchos de los temas discutidos durante esos dos días voy a limitarme a uno en particular: la aspersión aérea con glifosato.
Desde los inicios del Plan Colombia en 1999 una de sus principales herramientas para combatir los cultivos ilícitos de droga en el país ha sido la aspersión aérea con glifosato. Para darles una idea de la magnitud de esta estrategia, durante la pasada década, en promedio, se asperjaron cerca de 128.000 hectáreas por año en el país mientras que en promedio las hectáreas cultivadas llegaron a aproximadamente 100.000. Desafortunadamente, las discusiones que se han dado alrededor de esta estrategia por parte de defensores y detractores carecen de estudios técnicos serios al respecto. Esto, afortunadamente, ha venido cambiando en los últimos años y basados en los recientes estudios pareciera que efectivamente es tiempo de cambiar.
Cuatro estudios realizados en los últimos años respaldan esta afirmación. Por un lado, Mejia y Restrepo (2011), Reyes (2011) y Mejia et al. (2011) demuestran a través de modelos estructurales y estimaciones empíricas de forma reducida que esta estrategia no es efectiva en la reducción de cultivos ilícitos en el país. Aun más preocupante son los resultados que obtienen Mejia y Camacho (2012) en su más reciente estudio. De acuerdo a los autores, las aspersiones aéreas incrementan la probabilidad de que mujeres sufran de abortos y que la población en general presente problemas dermatológicos. Sus resultados pueden incluso estar sesgados hacia abajo ya que los autores analizan únicamente los efectos de corto plazo al no poder controlar por los de largo plazo. Así, esta estrategia no solo no es eficiente en la reducción de hectáreas sembradas sino esta causando daños colaterales importantes.
Valdría la pena que las autoridades pertinentes analizaran cuidadosamente esta evidencia y revisaran sus estrategias de lucha contra las drogas. Creo yo que es tiempo de repensar el problema y sus posibles soluciones seriamente a la luz de toda la evidencia empírica que Colombia y sus investigadores ha venido produciendo.
Catherine Rodriguez
Bibliografía
Camacho, A. y D. Mejia. (2012) The health consequences of aerial spraying of illicit drugs: the case of Colombia. Working Paper.
Reyes, L. C. (2011). Estimating the causal effect of forced eradication on coca cultivation in Colombian municipalities. MPRA Paper 33478, University Library of Munich, Germany.
Mejia, D. (2011) Políticas Antidroga en el Plan Colombia: costos, efectividad y eficiencia. En Políticas Antidroga en Colombia: éxitos, fracasos y extravíos, , Ediciones Uniandes.
Mejia, D. and P. Restrepo (2011) “Do Illegal Drug Markets Breed Violence: Evidence for Colombia”, Universidad de los Andes.