Por: Juan Camilo Cárdenas.

Por: Juan Camilo Cárdenas.

El 8 de agosto próximo, y tal como en otros cuatrienios, comenzará algún cambio en el ánimo de la gente. Dependiendo de quién gane las elecciones unos tendrán mejor ánimo que otros. Hay un caso particular en ese estado anímico que va a ser interesante observar: ¿vamos a confiar mas, menos, o lo mismo en los demás? No estoy hablando de confiar en las instituciones, en los mercados, la corte suprema, el congreso o la bolsa de valores. Estoy hablando de confiar en otra persona común y corriente. Como en el resto de la historia de la humanidad, confiar en el otro será determinante para que la economía funcione bien, los mercados operen, las inversiones públicas se ejecuten, o se generen más empleos.

Prácticamente todas las transacciones que hacemos requieren de un cierto nivel de confianza entre las partes. Hasta la fecha de vencimiento o un sello de calidad requieren un grado de confianza. Ni hablemos de una transacción por Internet. Unos cuantos indicadores macro y micro sugieren que la confianza entre las personas está asociada a los resultados de una economía. La razón surge de lo que técnicamente se ha denominado el “”. En otras palabras, me pueden meter gato por liebre en una transacción y no puedo anticiparlo antes de la de la misma. A nivel macroeconómico, hay estudios que han despertado interés en el problema de la confianza, desde el famoso texto de , hasta el polémico estudio de y sus .

Otros estudios usan experimentos económicos como el denominado “juego de la inversión o juego de la confianza” en el que dos personas reciben una cantidad real de dinero, y una de ellas debe enviar cualquier cantidad de su dotación inicial a la otra persona. Esa cantidad enviada se triplica en el camino y va al otro jugador quien debe decidir con cuánto se queda de la cantidad triplicada y cuánto retornar al primer jugador, sin que esta cantidad de regreso se triplique. La cantidad enviada por el primer jugador se interpreta como el grado de confianza hacia el otro. A mayor confianza mayor la torta social por repartir.

En un de mas de 20 países en varios continentes con este mismo juego, nos encontramos con que había una correlación interesante entre el % de dinero enviado en promedio por los participantes de ese país y cuatro indicadores clásicos como 1) la tasa de crecimiento del PIB, 2) % de habitantes en la pobreza, 3) el GINI de desigualdad del ingreso, y 4) la tasa de desempleo. Las gráficas a continuación muestran estas relaciones, todas significativas. En cada gráfica el eje horizontal mide el % promedio enviado por los habitantes de cada país.

Lo que es mas difícil es saber en cuál dirección va ésta relación. ¿Las economías que producen más bienestar en la gente generan una mayor sensación de confianza entre sus ciudadanos? ¿O más bien es la sensación de confianza en los demás que permite un mejor desempeño de la economía? Es probable que haya de ambas. La pregunta probable de los lectores de LSV: ¿Dónde está Colombia? Al parecer en niveles medios o bajos dependiendo de cómo se mide si con o con experimentos.

Sin ánimo de generalizar a todo el país, comparemos el caso de Bogotá con otras muestras equivalentes en 5 ciudades mas de América Latina cuando se usan experimentos. En un basado en una muestra representativa de más de 500 habitantes de cada ciudad, comparamos el % de dinero enviado por el primer jugador a otro ciudadano. La siguiente gráfica resume parte de los resultados. En las barras mostramos los datos de Bogotá, y en los puntos y líneas las otras 5 ciudades. Los primeros dos datos a la izquierda son la cantidad que el otro jugador esperaba recibir (ESPERA) y la cantidad efectivamente enviada (OFERTA), como % de la dotación inicial. Las barras y puntos de la derecha muestran la cantidad retornada por el segundo jugador de acuerdo a lo recibido del primer jugador.


Los datos son contundentes: En Bogotá se espera menos del otro, se confía menos (profecía auto-cumplida?) y se retorna menos al otro.

¿Cuál de los posibles nuevos gobiernos podrá construir un mejor clima para subir las barritas?