Por: Jorge Tovar

Por: Jorge Tovar

A principios de los años ochenta, España era una nación que apenas estrenaba democracia. Sus logros deportivos eran mínimos. Había logrado un par de Tour de Francia con Ocaña y Bahamontes, algún éxito en tenis con Santana, despuntaba Ángel Nieto, campeón mundial de motociclismo, aunque en las categorías inferiores y alguno más que se me escapa. Sus triunfos en fútbol se reducían a la victoria en la Eurocopa del 64 donde jugaron de locales y los seis títulos europeos del Real Madrid. De los 6, 5 habían llegado de la mano de mega-estrellas extranjeras lideradas por Di Stefano y Puskas.
De repente, del año 92 para acá, España se convirtió en una potencia deportiva. Hoy, España no sólo juega la final de Campeonato Mundial de Fútbol, sino que acaba de ganar Wimbledon con Nadal. Es el actual campeón de Europa y del Mundo de Baloncesto, en golf ha destacado (Ballesteros y Olazabal han ganado el Masters de Augusta), en atletismo, nado sincronizado y otros han logrado grandes  éxitos olímpicos, en Waterpolo durante años tuvieron al Maradona de ese deporte (Manuel Estiarte) ganando varios mundiales y los olímpicos en una ocasión. El recuento podría seguir en muchos otros deportes, tanto individuales como de equipo.
¿Cómo pasa un país de la mediocridad a la excelencia? Sin duda la respuesta amerita más que una columna, pero en esencia todo arranca en 1986. En ese año a España le otorgaron la sede de tres grandes citas para 1992: Las olimpiadas de Barcelona 92, la Exposición Universal en Sevilla, y Madrid sería la capital cultural de Europa. Eso generó un proceso de inversiones sin antecedentes. Las inversiones, por supuesto, no sólo se limitaron a la infraestructura deportiva, sino que, con el apoyo de capital europeo (España también entró a la comunidad económica europea en 1986), desarrolló el sector de telecomunicaciones y la infraestructura. Por ejemplo, se diseñó un plan de turismo donde la prioridad ya no era recibir a jóvenes europeos que con mochila a la espalda gastaban apenas un par de pesetas, sino captar turismo de alto consumo.
En el deporte se creó en 1988 el programa ADO, un Apoyo al Deporte Olímpico. La característica principal era que el Estado entendía que el desarrollo del deporte requería de inversión, dinero en últimas. Por eso, con el apoyo del sector privado, ADO coordinó los recursos. Se pasó de 27 medallas olímpicas conquistadas hasta 1988 a 88 entre 1992 y 2008. Esta fue la punta del iceberg, porque detrás viene todo el apoyo al deporte aficionado, cuna de los grandes éxitos.
Así, en España, cualquier urbe de tamaño relativamente pequeño tiene un polideportivo, una infraestructura que permite que la juventud tenga acceso a instalaciones y profesores capacitados para desarrollar actividades deportivas de lunes a domingo. En muchos casos, el municipio directamente aporta recursos para que en horas no lectivas (en la tarde – noche), los jóvenes puedan practicar cualquier deporte en condiciones más que aceptables. Esto ha permitido que salgan estrellas de lugares tan dispares como Mallorca (Nadal), Albacete (Iniesta) o Castellón (Sergio García).
El fútbol es el último deporte que España conquista por una razón sencilla: al ser el más popular del planeta, es el más competido. Puede ganar o no España, pero demostró que incluso en el deporte más complicado para destacar, lograron ya el éxito de jugar la final del mundial.
¿Se puede trasladar esto a un país como Colombia? En las condiciones actuales, no. Hay que organizar un esquema que permita que el deporte se desarrolle más allá de los escasos fondos de Coldeportes, en cualquier lugar del país. Si el gobierno saliente se ufana de haber logrado presencia estatal en todo el país, sería bueno que uno de los objetivos del gobierno entrante fuera crear las condiciones necesarias para que los jóvenes de cualquier municipio colombiano pudieran practicar el deporte apoyados por profesionales y en condiciones. Los éxitos, en masa, no llegan por casualidad. Es un trabajo de años y sería importante que, ya en pleno siglo XXI, el gobierno sentara las bases para el desarrollo estructural del deporte en Colombia.