Uribe y Santos gastan lo mismo pero en cosas diferentes. Aún se puede recortar el gasto en mermelada.
Por: Oskar Nupia
Muchos colegas ya han opinado en los medios sobre la reforma tributaria. Hay consenso en que la reforma es de corto plazo, nada estructural, vende como impuestos temporales los que ya son permanentes (y no deberían ser) y sigue excluyendo las acciones del patrimonio. Haciendo ejercicios de contabilidad y política, han pasado una reforma que dará para subsistir el próximo año. Sin embargo, poco se ha hablado del gasto. Diferente a la reforma, los gastos que afronta el estado sí son estructurales: Salud, pensiones, seguridad, restitución a víctimas del conflicto, paz, educación, infraestructura, vivienda, programas sociales, etc. Los políticos que nos han gobernado han llegado a un punto donde todo lo que no hicieron antes (ya sea por corrupción, ya sea por incompetencia) lo deben hacer ahora ¿Por qué ahora? Porque los ciudadanos ahora sí lo demandan, por el crecimiento de la clase media, por la paz, porque nos quieren meter en la OECD, etc. Y lo más preocupante es que ninguno de los gastos mencionados anteriormente parece dar espera (¡eso sí, la justica puede seguir esperando!). Mi impresión es que son muchas cosas y quizás haya que posponer algunas. Sin embargo, no me quiero meter en estos temas. Vayamos a las preguntas de la entrada.
¿Ha sido el gobierno Santos un gobierno “derrochón”? Esta pulla del senador Uribe se puede descalificar fácilmente. El gasto del gobierno central como porcentaje del PIB en 2002 era 14%, este fue subiendo paulatinamente hasta llegar en 2009 a 18.4%, luego bajó un poco durante los primeros años del gobierno Santos y en 2013 volvió al nivel en el que lo dejó Uribe. Si derrochón significa gastar mucho, el que dejó el gasto alto fue Uribe. Santos lo ha mantenido. Quizás, al decir “derrochón”, Uribe se refiere a que el gobierno gasta en cosas que al él no le gustan. Miremos qué ha pasado con esto.
Comparado con Santos, Uribe gastaba más en funcionamiento (burocracia) que en inversión: el promedio anual de la razón entre los gastos de inversión y funcionamiento del gobierno central durante el gobierno de Uribe fue 0.25. Es decir, por cada 1.000 pesos gastados en burocracia, tan solo 250 pesos se iban a inversión. Esta razón tuvo algunos picos por encima de 0.30 durante ese período, pero eso fue flor de dos años. Durante la era Santos (2010 y 2013) el promedio anual de esa razón ha sido 0.32. No es la panacea, pero es significativamente más alto que el observado en la era Uribe ¿Gastar más en inversión que en burocracia es ser derrochón?
Haciendo un análisis del gasto por sectores, del gobierno Uribe al gobierno Santos se puede observar una recomposición de la participación de algunos sectores clave. El Cuadro 1 presenta el promedio de la participación de cada sector en el gasto del gobierno central durante la era Uribe y la era Santos. Me gustaría resaltar que, comparado con Uribe, Santos ha aumentado la participación de los sectores “Inclusión social y reconciliación”, “Transporte” y “Vivienda, ciudad y territorio”; mientras ha disminuido la participación de “Hacienda”, “Inteligencia” y “Presidencia de la república”. Esta recomposición seguramente no le gusta a Uribe y a eso quizás se refiera al llamar “derrochón” al gobierno actual. Sin embargo ¿Quién gastaba más en presidencia?
¿De dónde se puede recortar gasto sin posponer aquellos que parecen no dar espera? Está bien que, tal y como anunció el presidente, se identifiquen instituciones que se puedan cerrar y que son típicamente burocráticas, se hable menos por celular, se gaste menos en publicidad, se viaje menos, se usen menos los carros oficiales para ahorrar gasolina, etc. Sin embargo, si uno ve la composición sectorial del gasto (Ver Cuadro 1), hay cuatro grande sectores: Defensa (se lleva el 19.2 % del presupuesto), Educación (se lleva el 20.5 % del presupuesto), Salud (se lleva el 23.6 % del presupuesto) y Hacienda (se lleva el 9.3 % del presupuesto). De todos estos datos el único que me sorprende es el último (al de Defensa ya me acostumbré) ¿Qué hace el ministerio de hacienda con toda esa plata? Gran parte de ese dinero se lo reserva el gobierno central para gastar en lo que la literatura llama pork-barrel y los colombianos conocemos como “mermelada”. Aunque, como ya se dijo, la participación de ese sector ha caído durante el gobierno Santos (había más mermelada en el gobierno Uribe), ahí todavía hay mucho de donde recortar ¿Estarán los Congresistas dispuestos a que esto ocurra?