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Radical Markets es uno de los libros más leídos, originales y polémicos de los últimos años. Tuvimos la oportunidad de entrevistar a su autor acerca de su libro y su proyecto.

Nota: esta reseña y esta entrevista son producto de una colaboración entre Andrés Álvarez y César Mantilla, profesores de las facultades de Economía de la Universidad de Los Andes y la Universidad del Rosario, respectivamente.

Radical Markets es uno de los libros más leídos, originales y polémicos de los últimos años. La tesis principal de G. Weyl y E. Posner puede resumirse así: la crisis en la que se encuentran las democracias liberales y las economías de mercado contemporáneas se puede superar si se le da más espacio al diseño de tecnologías sociales novedosas basadas en la teoría económica de los mercados.

Dicho de una manera más simple: se necesita hacer un esfuerzo por la transformación de las principales instituciones en las que se sustentan las sociedades modernas, estamos lejos del famoso fin de la historia, porque las formas actuales de organización de la democracia, la propiedad privada y las tecnologías de la información, son autodestructivas o en el mejor de los casos un obstáculo para el desarrollo de una mejor sociedad. 

En Radical Markets, Weyl y Posner proponen formas sofisticadas y arriesgadas de transformar los sistemas de votación, dando un peso relativo distinto al “una persona un voto” que rige hoy. La propuesta consiste en crear un sistema de votación donde las personas puedan manifestar, y por lo tanto pesar, con más fuerza en las votaciones de los temas que más les incumben e interesan y menos en los que les interesan menos.

Para hacer esto, se crearía una especie de mercado de votación en el que cada quien pueda cambiar su peso en una votación de su interés intercambiándolo con alguien menos interesado en ese tema pero que quiera tener más peso para poner en otra votación de su interés. 

Frente al problema de ineficiencia de los sistemas de votación “una persona un voto,” proponen entonces un sistema de “votación cuadrática”, donde cada votante recibe un presupuesto de “votos” a gastar en varias decisiones colectivas, y cada voto adicional con el que quiera contribuir a la decisión colectiva tiene un costo mayor al anterior, en una proporción cuadrática.

De esta manera, los sistemas de votación así diseñados limitan la probabilidad de que las democracias se auto-destruyan eligiendo líderes o políticas populistas, de izquierda o de derecha extremas, y que la votación sea una verdadera expresión de las preferencias sociales de los ciudadanos. 

Frente al problema de acumulación de la riqueza, Weyl y Posner proponen el sistema de propiedad “COST” (Common Ownership Self-Assessed Tax), donde los impuestos a la propiedad se calculan a partir de la auto-valoración que el dueño haga de lo que tiene.

¿Cómo evita el COST las sub-valoraciones de la propiedad? Cualquier otra persona, o incluso el Estado,  pueden comprar la propiedad si ofrecen un precio por encima de la auto-valoración. Además, los individuos pagarían impuestos (predial por ejemplo) asociados a la auto-valoración. De esta manera se recaudan impuestos eficientes que incitan a la asignación eficiente de recursos y son progresivos. 

Frente a la desigualdad y falta de movilidad de los trabajadores por la existencia de fronteras, proponen el programa VIP (Visas between Individuals Program), como una manera de descentralizar los costos de inspección y las ganancias de la inmigración de trabajadores, y así permitir que todos los ciudadanos de un país se beneficien directamente de la inmigración al patrocinar (y responder) por un inmigrante.

Frente a la reducción en la competencia que generan los fondos de inversión parcialmente dueños de varias firmas en la misma industria, proponen llevar la regulación antimonopolio un paso más allá, y prohibir a los fondos de inversión la adquisición de firmas dentro de la misma industria.  

Frente a la amenaza que representa la automatización de diversos trabajos, ponen en evidencia la necesidad de mercados que recompensen el uso de nuestros datos digitales en el entrenamiento de los sistemas de Inteligencia Artificial, no sólo como una medida que reduzca la desigualdad, pero también como mecanismo que incentive la producción de datos digitales de mejor calidad.

Estos ejemplos de tecnologías sociales resumen un elemento crucial de las ideas de Glen Weyl: la sociedad buena se va construyendo a través de un rediseño de las instituciones inspirado en los mercados competitivos, que son una idea abstracta de la teoría económica, porque los mercados son en la realidad no competitivos.

Pero, aplicando estas ideas a la construcción de una sociedad con menor desigualdad, con sistemas de impuestos verdadera y profundamente redistributivos, y además limitando el poder creciente y irrefrenable de las grandes compañías que monopolizan la economía de la información y de los grandes datos: Google, Facebook, Amazon, Apple, etc… 

Glen lo repite siempre en sus conversaciones privadas, charlas públicas y en sus escritos: él es un socialista libertario. El proyecto que ahora lidera Glen, con capítulos regionales en todo el mundo, llamado RadicalxChange, es una forma de que estas ideas de nuevas tecnologías sociales disruptivas y basadas en una ideología libertaria-socialista, afloren desde abajo.

Este grupo busca promover nuevas ideas salidas desde los ciudadanos interesados en formas alternativas de organización social, en nuevos sistemas de votación, en nuevas economías solidarias, incluso en nuevas formas de arte, en impuestos más redistributivos, en devolverle a los ciudadanos el control y el valor de sus datos. Glen es un pensador que está revolucionando el mundo, tratando de salvar a las democracias liberales de ellas mismas.

Tuvimos la oportunidad de entrevistarlo acerca de su libro y su proyecto RadicalXChange en una visita reciente a Colombia.


Fuente: https://www.reddit.com/r/place

César Mantilla: ¿Cómo nace la idea de escribir el libro Mercados Radicales? 

Glen Weyl: A mis 10 años tenía ideas socialistas. Luego, a mis 15 años, me consideraba un republicano en traje de paño y admirador de Ayn Rand. Toda mi vida he estado tratando de reconciliar estas ideologías que parecen irreconciliables. 

En 2016 estaba trabajando en diseñar diferentes sistemas de mercados, pero con el ascenso de Trump al poder decidí, con el apoyo de algunos periodistas, que era necesario tener una respuesta coherente al populismo. Este libro es un intento por pensar en nuevas ideas para resolver los problemas de desigualdad y baja productividad. Estas ideas nacen como una alternativa al populismo de derecha y el populismo de izquierda. 

César: ¿Cuál de las ideas discutidas en el libro propone el mercado más radical, y al mismo tiempo apela a elementos llamativos tanto para la izquierda como para la derecha?

Glen: Quizás la idea más sorprendente es tener una subasta continua sobre las grandes propiedades. Por ejemplo, esta subasta aplica sobre la vivienda, sobre el espectro electromagnético y sobre los recursos naturales. Los recursos que se generan en esta subasta se utilizan para proveer de bienes públicos a la sociedad, que en conjunto son los dueños de toda propiedad. 

César: ¿Me podrías dar un ejemplo?

Pensemos en el caso de la vivienda. Para una persona este sería un mercado extremo, pues todos los bienes inmuebles están disponibles en todo momento en un mercado con un precio competitivo. 

Esta persona puede comprar el inmueble que quiera, cuando quiera, porque ir a la subasta no es voluntario, todos los inmuebles están en la subasta de acuerdo a la valoración de su dueño actual, con la cual se define el impuesto que paga por esa propiedad. 

Para otra persona nada es propiedad privada, y este pensamiento también cabe en el mismo mercado porque todo el valor de las grandes propiedades pertenece a la sociedad. Nadie puede defender totalmente su propiedad porque pertenece al público. 

Esta idea no es quizás la más importante del libro, pero es la que más rompe las categorías mentales que nos están limitando para poder encontrar mejores soluciones para la sociedad.

César: Parte de la inspiración del libro viene de Río de Janeiro ¿cuáles son las conexiones con Río de Janeiro y en general con Latinoamérica? ¿Y con Colombia?

Glen: Mi esposa Alisha es profesora en Princeton University, donde yo imparto una clase sobre Mercados Radicales. Juntos hemos vivido unos tres años en diferentes partes de América Latina: México, Brasil, Chile, Perú, Ecuador, pero la mayoría de este tiempo aquí en Colombia.

Mi esposa hace investigaciones muy interesantes con relación a estos temas, pero de una perspectiva latinoamericana. Por ejemplo, ella hizo un estudio muy interesante sobre la lentitud de la construcción de infraestructura en Colombia en comparación a Ecuador, donde pueden construir muy rápidamente a causa de las leyes de propiedad. 

Las leyes de propiedad aquí en Colombia son muy fuertes para proteger no sólo a los individuos, sino también a las comunidades y a las propiedades informales. Como un 80 por ciento del valor de construir, y como tres cuartos del tiempo que se necesita para construir los caminos y puentes, son para comprar y recibir la tierra que se necesita en las obras.

Esto es un ejemplo perfecto de los problemas de las personas en todas partes de América Latina, el control muy fuerte que los ricos tienen de la propiedad, pero también la imposibilidad de construir cosas para el desarrollo a causa de la propiedad. América Latina es un ejemplo perfecto donde la propiedad es también un impedimento al desarrollo y también un “refuerzo” para la desigualdad.

César: El libro está dedicado a William Vickrey y también hablas de varios liberales clásicos en el libro. Me gustaría que nos contaras un poco al respecto.

Glen: William Vickrey en mi opinión fue el pensador económico más importante del siglo XX. La idea del velo de la ignorancia de John Rawls se origina del trabajo de William Vickrey en 1945, y el libro de Rawls se publicó 30 años después. Ideas como las subastas y los impuestos por congestión de las vías vienen del trabajo de William Vickrey, quién fue admirador de Henry George.

Henry George fue un pensador muy interesante, muy olvidado pero muy importante. Fue el escritor más leído durante la segunda parte del siglo XIX, y tenía una gran influencia aquí en Colombia y en muchas partes del mundo. Sus ideas fueron, más o menos, sobre cómo combinar el libre mercado con el socialismo, porque el uno no es posible sin el otro. La idea de William Vickrey fue contribuir más con base en las ideas de Henry George, pero incorporando los temas más modernos en la economía. 

Mi proyecto es similar, pero con una diferencia. William Vickrey fue una persona con pocos amigos, fue muy privado, muy académico, muy de la torre de marfil, y nunca habló con el público. Sus ideas, aunque muy importantes, nunca se convirtieron en una plataforma política o en un movimiento social. Cuando ganó el Premio Nobel en 1995, él tuvo la idea de usar este reconocimiento como plataforma para comunicarse con el público, pero murió dos días después del anuncio del premio. Mi meta es traer sus ideas al público donde deberían estar, en una conversación con una gran audiencia.

César: Tú recibiste una formación académica en Princeton y en Harvard. Después fuiste profesor en Chicago. ¿Qué te motivó a bajar de la torre de marfil para intentar promover estas ideas con el público?, ¿por qué consideras importante este acercamiento con el público?
 

Glen: Intelectualmente, la conversación que he tenido el año pasado con diferentes partes de la sociedad como emprendedores y activistas ha sido increíble, pues nunca había recibido preguntas tan diversas y tan importantes. 

Mis colegas economistas tienen ideas inteligentes pero muy cerradas en el pensamiento económico. He aprendido muchísimo de los sociólogos, de los emprendedores, de los diseñadores, de las personas en los Uber que están sufriendo debido a una economía muy concentrada. Mis ideas se han desarrollado mucho más durante el año pasado que en los diez años anteriores. 

Pero el valor de esta conversación no es sólo intelectual, es también entender qué acción buscar para el tipo de sociedad que yo quiero, y esto es imposible solo tecnocráticamente. Quiero una sociedad donde el poder esté menos concentrado, y no es posible construir una sociedad así con un grupo concentrado de personas. 

No puedes tener una contradicción entre los medios y las metas, necesitas que se relacionen estrechamente. Por eso vamos con un movimiento para construir desde adentro la sociedad que queremos.

César: Yo también espero que los Mercados Radicales empiecen a cambiar la forma en que interactuamos en la sociedad.

Glen: Y espero que algunas de las personas leyendo esta entrevista se interesen en participar en un grupo nuevo de Intercambio Radical – RadicalXChange Bogotá, un movimiento social internacional para trabajar y luchar por estas ideas y su potencial.

Profesor Asociado, Facultad de Economía, Universidad de los Andes. Doctor en Economía. Investigaciones en Historia económica.