Por Jorge Tovar Seguir a @JorgeATovar
La reforma tributaria avanza inexorable en el Congreso. El gobierno, parece, ya convenció a los honorables senadores que dos más dos no es cuatro. Las empresas ya no tendrán que pagar parafiscales. A cambio … no, a cambio nada. Simplemente lo que pagaban de impuestos, el gobierno lo divide en dos donde los ingresos tributarios dependerán de las utilidades. Así que en Colombia se pondrá de moda la ingeniería contable, y las utilidades de las sociedades se reducirán en breve. Como en España. Apple, Microsoft, Google, Facebook, Yahoo, Ebay y Amazon, entre todas, pagaron sólo 25 millones de euros en los últimos tres años. Pero, aunque sugestiva, hay otra historia aún más interesante que ha aflorado en la discusión de la reforma tributaria: la clase media.
El Ministro de Hacienda se ha paseado por el país convenciendo a propios y extraños que la clase media no va a sentir la reforma tributaria. Para convencernos presenta la siguiente gráfica.
La población económicamente activa (PEA), recordemos, es aquel conjunto de individuos, que trabaja o que quiere hacerlo. Es decir, los ocupados y los desocupados. Excluye, por tanto, a los niños, jubilados, amas de casa y estudiantes. El Ministro enfatiza a partir de la gráfica que el 1% más rico son los que recibirán el impacto de la reforma. Dado que es un tema tributario, donde el que paga es el individuo, ni más faltaba que no tuviera razón. El 1% más rico de la PEA gana más de $5.580.000 al mes. A partir de ahí concluye además el Ministro, la clase media no se verá impactada por la reforma.
Pero yo veo más en esa gráfica. El 58% de la PEA gana menos del salario mínimo. Por definición, dado que el trabajador formal no debe ganar menos del mínimo, la informalidad en Colombia es de más del 58% de la PEA. Dato curioso, y escandaloso, si nos atenemos al discurso que cifra la informalidad en algo menos del 50%. Con estos datos es de más del 60% si tenemos en cuenta que un buen número de los trabajadores que ganan más del mínimo también son informales. El 85% de la PEA gana menos de dos salarios mínimos.
La clase media, utilizando esa gráfica, no puede ser la mitad porque nos estarían diciendo que la clase media en Colombia gana menos del mínimo. ¿Será acaso que la clase media, de verdad, es menos del 15% de la población? De ser cierto, esto contradiría el informe del Banco Mundial donde se afirma que la clase media en Colombia ha venido aumentando.
Soy consciente, sin embargo, que estoy comparando un poco peras con manzanas. Hablar de clase media con la gráfica de arriba sólo tiene sentido si se está intentando convencer que la clase medía no se ve afectada. De resto, tiene más sentido hacer el ejercicio por hogar, es decir, por el número de habitantes de una vivienda. El Banco Mundial define clase media-baja o vulnerable a los hogares con ingresos per cápita diario de más de US4. Si superan los US$10 serán hogares de clase media y si superan los US$50 serán de clase alta. Basado en esta definición construyo (en colaboración con Miguel Urrutia) la siguiente clasificación de acuerdo a los ingresos mensuales del hogar.
La gráfica muestra una clase media vulnerable cuyos ingresos del hogar no llegan a cuatro salarios mensuales mínimos. Más exactamente, estos hogares ingresan menos de $1’898.445 al mes. Los ingresos de los hogares de la clase media oscilan entre esta cifra y $7’197.090.
El discurso oficial, basado en la primera gráfica, sugiere que la clase media no recibe ningún impacto por parte de la reforma tributaria. Evidentemente, en términos tributarios, el tema se debe considerar por individuo, no por hogar.
Pero supongamos dos hogares que ingresan $6’000.000. Uno puede deberse al ingreso de padre y madre cada uno ingresando $3’000.000. En el otro sólo un miembro del hogar está empleado. Ambos son, según la segunda gráfica, clase media. Pero si nos atenemos a que desde $3’350.000 van a pagar renta los hogares, el segundo estaría peor que el otro pues pagaría renta. El tema del tamaño del grupo familiar no se considera en Colombia, pero es relevante para la discusión de la clase media pues, como sugiere el ejemplo, la reforma sí le pega a la clase media.
Y el efecto puede ser aún más fuerte. La reforma plantea que a partir de $5’667.700 (10 SMMLV) las empresas no pagarán parafiscales. Es decir, la propuesta laboral tipo para un trabajador de clase medía tendrá un tope: $5’667.700. Una oferta superior será difícil de conseguir porque el empresario no tiene ningún incentivo para pagarle $6’000.000 a cambio de tener que pagar parafiscales. El asalariado de clase media tendrá dificultades para conseguir los sueldos, que por educación o experiencia, en un mercado sin distorsiones, seguramente conseguiría.
La equidad que la reforma busca parece buscarse a costa de los asalariados de clase media. Asalariados que son presa fácil por ser visibles ante las autoridades tributarias. Uno quisiera un esfuerzo por buscar incrementos de ingresos de ese 58% que gana menos del mínimo. Sucede lo fácil, sin embargo. Las empresas tributan menos, pero a cambio la clase media termina castigada por ser relativamente rica y visible en un contexto pobre. La equidad hacia abajo, no hacia arriba.