Por: Oskar Nupia
He visto un anuncio publicitario de televisión de cierta marca de detergente donde se hace el siguiente experimento. Se toman dos camisas blancas totalmente nuevas. Una de las camisas es lavada cierto número de veces con el detergente. A la otra camisa no le hacen absolutamente nada. Las dos camisas son supuestamente expuestas ante un número de personas a las cuales les preguntan ¿Cuál es la camisa nueva? Según el anuncio, 8 de cada 10 personas dijeron que la camisa nueva era la lavada con el detergente. El anuncio concluye diciendo que el detergente deja la ropa como nueva.
Sabiendo un poquito de matemáticas podemos concluir una de dos cosas: o que el anuncio nos engaña descaradamente o que la agencia publicitaria no hizo bien el estudio ¿Por qué? Simple. Si es verdad que un detergente después de algún número de lavadas deja una camisa igual a una nueva, el resultado correcto del experimento debería ser que 5 de cada 10 personas dijeron que la camisa nueva era la lavada con el detergente. En otras palabras, si las dos camisas son supuestamente iguales, la probabilidad de que una persona escoja una o la otra como la nueva es exactamente la misma y por ende cualquier experimento bien realizado debería decir “5 de cada 10” y no “8 de cada 10”.
Este conocimiento simple de las matemáticas nos podría ayudar no solo a tomar mejores decisiones en nuestra vida diaria sino también a ser ciudadanos menos manipulables. Para los más interesados, esta idea ha sido desarrollada en un libro del matemático John Allen Paulos, el cual ha sido traducido al castellano bajo el nombre “El hombre anumerico” (Su título original es Innumeracy: Mathematical Illiteracy and its Consequences). Allí se tratan varios ejemplos.