A primera vista, el triunfo de los Char en Barranquilla y el Atlántico lució arrasador, y al avasallante triunfo de Alex en el distrito se sumó el histórico segundo acarreo de Verano a la gobernación, una tarea superpesada que le costó a los Char mucho esfuerzo, plata y política.

También demostraron fortaleza en los cuerpos colegiados, donde, a pesar de que no modificaron sustancialmente su participación de 6 concejales (que ya tenían), sumaron uno, y en Asamblea mantienen su cuota de 5 diputados. 

La sorpresa vino por el intempestivo cambio de caras en el concejo. Se ahogaron viejos rostros y se colocaron nuevos pupilos jóvenes ¿Cómo habrán logrado su votación estas nuevas figuras sin nunca habérseles conocido posturas sobre la ciudad o mérito público alguno? 

Al parecer, como si se tratara de una cartilla de caramelos, los Char quitan y ponen figuritas para refrescar su golpeada imagen frente a la opinión pública. No creo que estos sean la camada del futuro de Cambio Radical.

Una opinión pública que, en su mayoría, de nuevo perdonó sus desafueros y premió sus gestas en infraestructura en la ciudad. No hubo sanción moral, como muchos esperábamos, a pesar de los innumerables escándalos difundidos sobre todo por los medios nacionales, en los que queda poca cobertura a su prestigio.

Aunque el teflón de los Char demostró que es resistente a altas temperaturas, hay síntomas de cansancio, un estancamiento. Si no cambian sus métodos e insisten en sus prioridades (infraestructura para contratos), terminará en una insostenibilidad muy costosa. 

Comparada con su última campaña de hace ocho años (2015), Alex no pudo mejorar sustancialmente su participación electoral, y se quedó frenado con un 73% de la votación. Igualmente, el voto en blanco comparando en ambas elecciones aumenta proporcionalmente y en valores absolutos, pasando de 7,88% a 10,37% y sumando 43 mil votos en 2015 y 59 mil en 2023.

Además, perdieron todas las alcaldías del área metropolitana, en las que crecieron nuevas casas como los Torres (Galapa y Puerto) y los Pulgar (soledad). En aquellas elecciones de 2015, quedarse con todas las alcaldías y con la Gobernación fue una moñona.

El bajonazo se apreció en la gobernación, que en este 2023 les costó mucho sudor y lágrimas, y los resultados, a pesar de la victoria sobre Varela, muestran un mayor desgaste. 

A pesar de ser casi siameses, Char y Verano no lograron superar la participación de Elsa Noguera en 2019 (67%), pues Verano obtuvo a penas 48% en 2023. También fue significativo el 30% en la votación de Varela, ya que superó con creces el resultado de Nicolas Petro en 2019, quien solo llegó al 18% de participación. 

Estuvieron asustados hasta último momento, porque la derrota de Verano significaba la derrota de la hegemonía de los Char en el Atlántico. Además, era una oportunidad para abrir una democracia en la que muchos sectores alternativos no confiaron, o a la que otros le jugaron en contra.

Mucho tuvo que ver el escándalo del Pacto Histórico en el departamento, y la gente prefirió elegir un malo conocido a un bueno por conocer, sobre todo porque en este último se veía la sombra de los enredos de la izquierda local, que bajo la óptica ciudadana “roba, pero no hace”.

Fue un voto que castigó los desafueros del Pacto Histórico en Barranquilla. Algo que terminó afectando a Varela, a quien con noticias falsas le enrostraron una inexistente la militancia en el Pacto. 

A pesar de esta andanada negativa, Varela demostró que prácticamente él solo logró despertar la insatisfacción de muchas personas que no se sienten representadas en la obscena concentración del poder local. Fueron 340 mil votos, después de que a la mayoría de sus pocos respaldos políticos los voltearan a punta de chequera e intimidación.  

La significativa votación por Varela representa el hastió ciudadano con el “todo vale” y las formas tradicionales de hacer política, que usan maniobras de todo tipo para llegar al poder. Hay una ciudadanía que quiere una gestión publica más incluyente y deliberativa por fuera de las roscas y que, sobre todo, pide a gritos cambios en el liderazgo local.

Es profesor universitario y promotor del desaroollo en temas de fortalecimiento democrático y ciudadanía. Estudió economía en la Universidad del Atlántico y una especialización en cooperación internacional.