Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.
El Plan Nacional de Desarrollo es la hoja de ruta que traza los objetivos del gobierno durante su cuatrienio. Una de las banderas más fuertes de Gustavo Petro y Francia Márquez fue la transición energética. ¿Cómo aterrizan los compromisos del gobierno en el PND frente a la transición energética? ¿El PND sí traza un camino viable para lograr la transición energética?

Lina Marcela Tobón Yagarí, directora de la comunidad de juristas Akubadaura
“La apuesta debe estar en una transición energética justa con los pueblos indígenas”
La apuesta de este gobierno debe concentrarse en lograr una transición energética justa con los pueblos indígenas.
El PND recién aprobado acierta en la inclusión textual del respeto a la consulta previa libre e informada en los programas que ejecuten las medidas de reducción de gases de efecto invernadero, como por ejemplo la reducción de emisiones debidas a deforestación y degradación de bosques (que se conoce con la sigla Redd+).
Segundo, acierta en el diseño de un Plan para la Transición Energética desde la concertación con los pueblos indígenas y las organizaciones, junto a la Mesa Permanente de Concertación. Este punto a su vez enfatiza la inclusión del programa de comunidades energéticas para los pueblos indígenas.
Sin embargo, el PND falla en otro sentido frente a la transición energética justa. Por ejemplo, elimina el artículo que prohibía la gran minería de carbón a cielo abierto. Y, por otro lado, da vía libre a la búsqueda para la extracción de “minerales estratégicos” para la transición.
Consideramos que es importante destacar que la transición energética justa con los pueblos indígenas será viable si el gobierno focaliza sus apuestas en acciones concretas derivadas desde la consulta previa libre e informada con las comunidades.
Si bien el PND tiene aciertos considerables, no hay que desconocer sus falencias, que pueden generar afectaciones a los pueblos indígenas como la extracción de minerales y carbón en los territorios indígenas.


Katherine Casas, politóloga e investigadora del sector energético
“Hace falta claridad en los indicadores de la transición energética justa”
El PND del gobierno Petro cuenta con diferentes artículos que permiten posicionar la gestión de la crisis climática, específicamente en acciones para el proceso de descarbonización.
Sin embargo, las propuestas para acelerar la transición energética no están acompañadas en el PND con señales políticas y regulaciones para la inversión de las compañías para este proceso.
Es favorable que esta hoja de ruta del gobierno plantee el desarrollo de las comunidades energéticas, que son ciudadanos que pueden ser partícipes activos en este proceso de transformación. Pero hace falta más claridad en los indicadores para posicionar la transición energética justa, específicamente en temas de adaptación de la fuerza laboral, empleabilidad, transformación productiva y equidad de género.

Fabio Velásquez, asesor del Capítulo Región Central de Foro Nacional por Colombia
“En las tres etapas que tiene la transición, el PND falla en el primero pero acierta en los dos siguientes”
La transición energética contempla tres momentos.
El primero, el punto de partida. Es la situación actual, en la que producimos y consumimos combustibles fósiles, y en la que tenemos una alta dependencia económica de las industrias extractivas. Es una situación que vive bajo un modelo con altos impactos sociales y ambientales.
El segundo, es la transición propiamente dicha. Es el momento de la diversificación productiva, de los cambios en el consumo hacia el uso de nuevas fuentes de energía, de la producción de minerales estratégicos para la transición energética y la reconversión laboral, entre otros aspectos.
El último, el punto de llegada, es el de los cambios en la matriz energética a partir del uso cada vez mayor de fuentes no convencionales de energías renovables.
Con este panorama en mente, el PND falla al no señalar nada con respecto al primer momento: cómo, bajo qué condiciones y a qué ritmo se dejará de producir combustibles fósiles y se abandonará el actual modelo extractivista de desarrollo, que imperó en Colombia en las últimas dos décadas.
Pero sí acierta en la definición de acciones relacionadas con el segundo y el tercer momento. Destaco los siguientes puntos:
a. La creación de los distritos mineros especiales para la diversificación productiva. Es la figura que busca garantizar la sustentabilidad de las regiones donde se desarrollan operaciones y proyectos mineros, a través de la industrialización, la asociatividad, la reconversión laboral y la garantía de soberanía alimentaria.
b. El programa de sustitución de leña, carbón y residuos por energéticos de transición (gas combustible, biogás y otros).
c. La creación de la figura de las comunidades energéticas
d. La creación de diferentes fondos que aseguran el financiamiento de proyectos para la transición.
e. La apuesta por una gobernanza democrática de la transición energética (adecuación institucional, cambios normativos y participación ciudadana).
f. El enfoque diferencial, especialmente étnico y de género, que atraviesan toda la propuesta.
Habrá que esperar el resultado de los diálogos territoriales y sectoriales que adelanta actualmente el Ministerio de Minas y Energía para la construcción de la hoja de ruta de la transición energética justa. Allí podrá verse la compatibilidad de ese resultado con lo aprobado por el Congreso de la República.
Esta historia hace parte de la plataforma Plars, de la que hace parte La Silla Vacía junto con otras 10 organizaciones sociales que investigan y hacen propuestas en materia de transición energética, protección a líderes ambientales y consulta previa.
