Fuente: Redes sociales

Según la más reciente encuesta Invamer sobre la percepción del país, de febrero, la corrupción es el segundo problema principal, sólo debajo de la economía y muy por encima del covid, la educación, el narcotráfico o el orden público. 

Este es el “briefing” para el próximo gobierno en corrupción y transparencia, construido con Marcela Restrepo, presidenta ejecutiva nacional de Foro Nacional por Colombia, y con Andrés Hernández, director ejecutivo de Transparencia por Colombia.

Para tener en cuenta: este es el país que deja Duque

Tras cosas afectan la lucha contra la corrupción:

  1. El gobierno Duque no avanzó. La transparencia no fue una prioridad y eso debilitó la institucionalidad de la lucha anticorrupción y priorizó los nombramientos por negociaciones clientelares e intereses personales, después de haber prometido el fin de la “mermelada”. Estos nombramientos, además, le dieron más poder al ejecutivo, que implica un desbalance en el sistema de pesos y contrapesos que debe hacerle control. 
  2. Hay menos capacidad de gestión de las entidades públicas, por lo que el Gobierno se convirtió en la institución en la que más desconfían los colombianos, según el Barómetro de Confianza de Edelman para diciembre del 2021.
  3. La corrupción ya no se percibe como un fenómeno que hace parte de la idiosincrasia sino como un problema que se debe solucionar. Esta nueva percepción fue uno de los principales motores de las movilizaciones sociales de 2019 a 2021.

Por todo esto, para Marcela Restrepo “el próximo gobierno llega al peor de los mundos para luchar contra la corrupción”. 

Lo urgente: Prioridades para el primer año de gobierno

Pasar del eslógan a hechos concretos ayudaría a recuperar confianza en las instituciones. Cinco acciones específicas en el primer año mostrarían este liderazgo.

  • Solo hacer nombramientos de personas sin tacha

Elegir a los ministros y otros funcionarios revela el compromiso de un gobierno con la transparencia. Por eso, los seleccionados no deberían tener condenas, investigaciones ni conflictos de interés.

  • Definir un encargado de la lucha contra la corrupción

“Existe la Secretaría de Transparencia de Presidencia de la República, pero sus capacidades son pocas y sus responsabilidades bastante difusas” asegura Andrés Hernández. Por eso, para él y para Restrepo el nuevo gobierno debería crear una entidad anticorrupción que sí tenga los recursos para cumplir con su tarea. Restrepo agrega que “Esta agencia debe tener la capacidad de prevenir los hechos de corrupción y de alertar sobre ellos, incluso puede tener funciones judiciales para asumir procesos administrativos y de sanciones.”

  • Meter la corrupción en el Plan de Desarrollo

Los gobiernos arrancan formulando el plan como hoja de ruta y catálogo de prioridades de su cuatrienio. Para Marcela Restrepo, es clave que incluya a la corrupción bajo la lógica de que obstaculiza el desarrollo y viola los Derechos Humanos. “Reconocerla como tal es el primer paso para proponer acciones concretas y viables para combatirla”, dice.

  • Presentar reformas de fondo en el Congreso

El primer año del cuatrienio es cuando los presidentes tienen más liderazgo en el Congreso, y por eso suele presentar sus principales reformas. Que presente algunas sobre transparencia indicarán su compromiso. Según Hernández, “está pendiente una reforma política de fondo y una reforma al sistema de contratación pública de fondo”.

  • Permitir el acceso a la información pública

Por la pandemia el Gobierno Duque extendió los plazos de respuesta de los funcionarios a los derechos de petición, y en diciembre objetó una ley que volvía a los plazos usuales. Como eso afecta el acceso a información pública, clave para la transparencia, el nuevo presidente tiene la victoria temprana de tumbar el decreto, como primera medida para ampliar el acceso a la información pública.

Los aliados clave

  • Fuerzas políticas en el Congreso: 

Un aliado fundamental, sobre todo por la necesidad de cambiar normas, es el Congreso. Y, dentro de él, los que no vengan de estructuras clientelares ni respondan a grupos de presión, o los que estén dispuestos a darles la espalda. 

Según Restrepo, “hay que volver aliado de este proceso a los miembros del Congreso que tengan un pensamiento honesto y alternativo frente a la gestión de estos temas (…) no digo que toda la bancada alternativa sea pro anticorrupción, pero por lo menos en ella hay gente interesante”, dice.

  • Órganos de control: 

Solo con el Gobierno y el ejecutivo es casi imposible que la agenda funcione. “El gobierno nacional debe ser capaz de articular su agenda anticorrupción con la justicia y con los órganos de control” dice Marcela Restrepo. “Necesitamos meter a los corruptos a la cárcel y, lo más importante, recuperar el dinero que se robaron”. 

El reto es que efectivamente las cabezas de Fiscalía, Defensoría, Contraloría y Procuraduría sean aliados en una agenda transformadora, ya que son elegidos por mayorías en el Congreso. Hoy son muy cercanos al presidente Iván Duque, fueron elegidos por un Congreso poco comprometido con la transparencia y estarán por lo menos parte del cuatrenio – y eso si el Congreso actual no deja amarrado el contralor que estará los cuatro años -.

  • Organizaciones sociales y la ciudadanía: 

ONGs como Transparencia por Colombia, DeJusticia, Foro Nacional por Colombia, el Instituto de Ciencia Política o Fescol han investigado sobre la corrupción y sus posibles soluciones, recuerda Restrepo. En esa medida, pueden ser aliados clave para diseñar políticas y legitimar decisiones.

  • Ejecutivos regionales: 

“Tenemos que encontrar alcaldes y gobernadores a nivel local que estén interesados en dar la pelea por la lucha anticorrupción” porque, según Restrepo, en estos hay ahora esfuerzos locales en los cuales se puede apoyar el próximo gobierno nacional.


Obstáculos en el camino

La persistencia de grupos corruptores

Hernández llama así a organizaciones clientelares, grupos de presión (empresariales, sindicales o de otro tipo) y redes de crimen organizado que se benefician del status quo. Su combinación hace que la corrupción sea estructural y sistémica, más difícil de solucionar.

Diseño institucional obsoleto

Para Restrepo, la legislación debe ser revisada para luchar contra una corrupción estructural y sistémica, y no una episódica que es la que se refleja por ejemplo en el concepto de abuso de poder.

Discursos políticamente correctos

Un riesgo grande es quedarse en los anuncios o en diseñar políticas que impacten en la opinión pero no sean las más adecuadas para alcanzar un cambio estructural, porque el capital político y la credibilidad se pueden agotar en ellos

Cómo medir el éxito

El indicador más certero de que se está ganando la lucha contra la corrupción es la percepción de la ciudadanía, que mide el Índice de Percepción de Corrupción de Transparency International. Este se construye haciendo un mínimo de 3 encuestas a expertos y empresarios sobre cómo ven la corrupción en su país. Estas encuestas son cuantificadas y se convierten en un puntaje de 0 a 100, siendo 100 un escenario en donde no se percibe nada de corrupción. En la medición del 2021, Colombia obtuvo una puntaje de 39 y tiene el puesto 87 de 180 países. Si bien no es el país con la peor corrupción del mundo, su puntaje sólo ha aumentado 3 puntos en los últimos diez años. 

Además de estos indicadores específicos, el éxito se vería en una mejora en la confianza en las instituciones. 

Soy periodista del En Vivo y también escribo sobre política exterior, la relación con Venezuela y migración. Estudié historia y ciencia política, con énfasis en relaciones internacionales y periodismo, en la Universidad de los Andes.