Adrián Restrepo, investigador y docente en la UdeA.
Adrián Restrepo, investigador y docente en la UdeA.

Este jueves 11 de abril la delegación de diálogos del Ejército de Liberación Nacional (ELN) emitió un comunicado anunciando que el “Gobierno congela mesa de diálogos con el ELN”. Según la guerrilla, en febrero habían advertido al gobierno que adelantar una desmovilización en Nariño atentaba contra el ELN y, por lo mismo, colocaba a la Mesa de diálogos en estado de pausa. 

De acuerdo con el comunicado, durante marzo el gobierno siguió con un doble manejo del proceso de paz. Mantenían, por un lado, la Mesa de diálogos, y, por el otro –“debajo de la Mesa”–, los diálogos para desmovilizar los guerrilleros de Nariño. En estas circunstancias, según la delegación del ELN, el gobierno no está jugando limpio y por eso el ciclo de conversaciones previsto para abril queda suspendido y la Mesa congelada. 

El comunicado de la delegación elena padece de varias imprecisiones. Empezando por la manera de titular el comunicado: “Gobierno congela mesa de diálogos con el ELN”. Para ser precisos, el gobierno a la fecha no ha realizado un pronunciamiento en tales términos, lo que la delegación del ELN quiere dar a entender es más bien que son ellos quienes congelan los diálogos porque el gobierno, sin el consentimiento del Comando Central, se están manteniendo negociaciones con un grupo de guerrilleros del ELN en Nariño. 

Es decir, realmente es la delegación del ELN la que está tomando la decisión de congelar los diálogos porque valora que el gobierno no está jugando limpio al establecer un diálogo regional con una facción elena. Esta situación no es nueva, ya había generado una crisis en la Mesa cuando en marzo se hizo pública la instalación de los diálogos entre el gobierno de Petro y el Frente Comuneros del Sur del ELN. 

En ese momento Antonio García, comandante del ELN, publicó una columna de opinión “La razón de la sinrazón”, en ella hacía referencia a la situación de Nariño. Para el comandante, dichos diálogos eran inexistentes porque todo haría parte de un plan de inteligencia militar del Estado colombiano. 

Para García “los supuestos mandos” del ELN en Nariño son unos infiltrados del Ejército que hicieron una alianza con una banda de la Segunda Marquetalia y un grupo de paramilitares del Pacífico para enfrentarse con las bandas de la primera Marquetalia (entiéndase EMC) a fin de disputar el territorio.  

En la columna de opinión del comandante García sugería que todo era finalmente una trampa del Ejército colombiano, respaldado por el actual gobierno, para afectar la cohesión del ELN a nivel nacional. Sin embargo, al analizar el comunicado emitido el 11 de abril por la delegación de diálogos del ELN puede apreciarse que no hay ninguna alusión a la idea de que los diálogos regionales en Nariño hagan parte de una trampa de inteligencia militar respaldada por el gobierno nacional. 

Por el contrario, el comunicado señala como problemático que el gobierno esté promoviendo desmovilizaciones en Nariño. O sea, en este pronunciamiento la delegación nacional del ELN reconoce implícitamente que en efecto el Frente Comuneros sí es eleno. 

Pero ese reconocimiento implícito viene con el traslado del problema interno del ELN al gobierno nacional. Para el ELN el gobierno de Petro está minando la cohesión de su organización guerrillera al establecer diálogos con facciones, esta forma de presentar la situación oculta que la precaria cohesión interna del ELN es su problema, no del gobierno. 

Vistas así las cosas, el comunicado del ELN podría nombrarse “ELN por problemas de cohesión interna congela mesa de diálogos con gobierno”. Los problemas de cohesión de esta guerrilla se suman a los otros problemas que tiene que enfrentar una organización armada que lleva varias décadas en la guerra al costo de una pérdida de legitimidad ostensible. 

La situación de Nariño es una seria advertencia para la comandancia del ELN que considera que tiene tiempo infinito para hacer la revolución, bien sea por las armas o por reformas derivadas de un acuerdo de paz. 

El tiempo juega en contra del ELN, con el pasar del tiempo las circunstancias históricas de la lucha han cambiado significativamente, esta guerrilla no solo tiene que enfrentar al Ejército nacional, sino también a las disidencias Farc, a la Segunda Marquetalia y al Ejército Gaitanista de Colombia. 

A esos frentes de guerra, el ELN deberá sumar, tal como están las cosas, la pugna por mantener el mando político-militar de una organización que cada vez más pierde su carácter nacional.  El gobierno de Petro no puede ni le compete resolver los problemas internos de los grupos armados con los cuales está negociando.

Lo que sí le compete es aprovechar esa ventana de oportunidad que se deriva de los problemas internos de sus oponentes para avanzar en la paz. Es la delegación del ELN la que tiene que descongelar los diálogos y resolver sus propios problemas.

Es investigador y docente en el Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia en Medellín. Allí coordina la línea de investigación en gobernabilidad, fuentes de riqueza y territorios. Es profesional en trabajo social, estudió una maestría en ciencia politíca y se doctoró en...