El 85 por ciento de la población mundial ya ha sido afectada de alguna manera por el cambio climático, y por eso hoy el clima es el tema de temas, porque toca todo y nos afecta a todos. ¿Qué estamos haciendo para detenerlo? ¿Qué soluciones hay?

La semana pasada la Asamblea General de las Naciones Unidas (Agnu) adoptó una resolución instando a los Estados Miembros a elevar sus ambiciones climáticas y a cumplir el Acuerdo de París, que se propuso contener el incremento de la temperatura global a 1,5 grados centígrados.

Desde el sector privado y la sociedad civil, en la Semana del Clima de Nueva York, organizada de forma paralela a la Asamblea General de Naciones Unidas, el movimiento ambiental se sintió vivo, muy vivo.

Más de 75 mil personas salieron a la marcha por el clima en contra de los combustibles fósiles, y cientos de eventos fueron organizados alrededor de cómo hacer una transición más rápida a las energías renovables. También fue clara la necesidad de contar en el movimiento con voces más diversas, de diferentes sectores políticos y geografías, para que el impacto fuera mayor. 

Celebro que la conversación ambiental y el llamado a tomar acción de manera urgente estén ahora presentes en diversos espacios, algunos en los que previamente no se promovían dichas discusiones.

Existe una prioridad identificada: disminuir las emisiones. Dentro del movimiento global hay un llamado claro a descarbonizar la producción de energía, usar menos combustibles fósiles y más energías de fuentes renovables, como la eólica y la solar, que cada vez son más viables porque los costos asociados a ellas han disminuido.

América Latina puede liderar la transición energética desde el ejemplo, pues países como Colombia, Chile y Brasil muestran una disposición política de avanzar hacia fuentes de energía más limpias.

Adicionalmente, es imperativo fomentar la economía verde, que se creen empleos y sectores de alto valor, conservando simultáneamente nuestros bosques y garantizando los derechos de las comunidades indígenas y locales en estos procesos.

Las comunidades indígenas y locales son claves en este movimiento, pues protegen el 11 por ciento del territorio del planeta. Además, durante esta semana la Alianza Global de Comunidades Territoriales, 5 organizaciones regionales que representan a 35 millones de habitantes de territorios forestales de 24 países en Asia, África, Mesoamérica y la cuenca del Amazonas, elevaron sus demandas y destacaron el papel fundamental de las comunidades como las verdaderas “Guardianes del Mañana”.

Enfatizaron en la importancia del financiamiento directo para sus causas y la preservación ambiental, y resaltaron la necesidad de poner fin a la violación de sus derechos, así como a la criminalización que enfrentan al defender sus territorios.

Según la información más reciente del Reporte Anual de Defensores publicado por Global Witness la semana pasada, al menos 177 defensores ambientales y de derechos humanos perdieron la vida en la lucha por proteger nuestro planeta, y más del 36% eran indígenas o miembros de comunidades locales.

Latinoamérica es la región con el mayor índice de violencia, discriminación y asesinatos, 11 de sus 18 países tienen casos documentados. 

Actualmente, una ola de jóvenes se suma con fuerza a estos esfuerzos, convirtiéndose en voces pioneras en la lucha climática e instando a líderes del mundo a actuar de inmediato. Como bien dice Vanessa Nakate, activista ugandesa, “La juventud es la fuerza impulsora detrás del cambio climático”, y “exigimos a los líderes de hoy a que tomen acciones contundentes para proteger nuestro futuro”.

Las soluciones ya están aquí, y lo que necesitamos es transitar más rápido hacia ellas para ser la primera generación que vive de manera sostenible.

La esperanza reside en nuestra capacidad de unirnos, y en la fortaleza de un movimiento que tiene victorias importantes hoy. Tal como lo hicieron en Ecuador con el blindaje del área protegida más grande del país, el Parque Nacional Yasuní, al rechazar la exploración petrolera gracias a un movimiento liderado justamente por jóvenes y comunidades indígenas.

Ante nosotras se presenta una oportunidad inigualable: la COP30 en Brasil que tendrá lugar en la Amazonía, donde el Presidente Luiz Inácio Lula podría ser el líder que convoque a un acuerdo global sobre acciones climáticas. Es crucial asegurar la inclusión de todas las voces, garantizar compromisos tangibles, movilizar recursos suficientes y fortalecer alianzas y colaboraciones.

Es la fundadora y directora ejecutiva de Movilizatorio. Estudió economía en la Universidad de los Andes, una maestría en relaciones internacionales de la Universidad de Barcelona y una maestría en administración pública en la Universidad de Harvard. Sus áreas de interés son la innovación social,...