Nuevos casos de discriminación a población LGBT se suman a exclsuiones de migrantes, grupos étnicos y personas con dicapacidad ¿Cuánto más nos reiremos de lo que , es a todas luces, una práctica inadmisible ?

Muchas veces me he permitido escribir sobre la importancia de pasar de tolerar al que sentimos diferente a promover una sociedad diversa e incluyente. Parece ser que esa idea patrimonial y maravillosa de vivir en una sociedad múltiple que se ocupa de movilizarse por los derechos de los otros es bastante lejana de lo que hoy somos.

Recientemente hemos visto, a través de redes sociales, como una mujer trans fue expulsada, por medio del uso de la fuerza del Metro de Medellín. Más allá del comportamiento, a mi manera de ver errada y autoritaria de los agentes de policía – y que sin duda requiere no solo de una explicación sino de una verdadera política institucional para que esto no se vuelva paisaje- quiero referirme a las burlas y comentarios, a todas luces discriminatorios, que acompañan los videos de este suceso.

Lo primero a decir, es que nuestra constitución política – como máxima carta de navegación para la construcción de nuestro proyecto de nación- define a Colombia como un Estado pluralista, fundado en la dignidad humana de todas las personas presentes en el territorio nacional y, en su artículo 13, consagra el derecho a la igualdad como uno de obligatorio cumplimiento.

Este es el punto central. Llegaremos a ser una sociedad democrática cuando entendamos que no sólo se trata de elegir a nuestros dirigentes mediante procesos participativos, sino que reconozcamos la importancia del florecimiento de la humanidad de cada ciudadano, y luchemos decididamente por la garantía de los derechos de todas y todos.

Burlarse de una persona que, por su identidad de género, decide reconstruir su propia vida es tan torpe y arbitrario como la exclusión por razones étnicas, o por principios religiosas. Si el mundo actual nos ha permitido algo es estar cerca, a velocidades nunca vistas, de diversas culturas y hechos que suceden en el mundo. Ya es hora de ampliar la mirada, respetar otras formas de vida y salir por fin de ese rol de matoneador frente a otras formas de vida, que lejos de parecer divertidas son más cercanas a las torpezas del inquisidor o del dictador que hoy no nos generan más que rechazo.

Finalmente, y como insumos para esta discusión, quiero citar el Decreto 410 de 2018, expedido por el Ministerio del interior. El objetivo es “contribuir a consolidar una sociedad que tiene como premisa vencer la exclusión social que la afecta, no sólo desde un punto de vista material y objetivo, sino también simbólico y subjetivo, mediante la generación de procesos de transformación cultural que permitan a las personas LGBTI o con orientación sexual e identidad de género diversas superar la situación de confinamiento social que históricamente han padecido, a través de la superación de’ las barreras de acceso y permanencia”.

Hoy más que nunca tenemos un compromiso ético: no se inferiores a nuestro ordenamiento jurídico y administrativo. Es un absurdo no pronunciarnos para defender la diversidad, y es el momento de recordar cómo las sociedades que guardaron silencio ante los abusos que vivieron diversas poblaciones hoy son el ejemplo de lo que no podemos permitirnos como humanos.

 

Es consultor en educación. Estudió ingeniería civil y maestrías en desarrollo humano y en intervención social. Sus áreas de interés son la eduación, las políticas para la diversidad y los proyectos que favorezcan el desarrollo local y la ciudadanía.