Héctor Galeano, analista internacional
Héctor Galeano, analista internacional

Doce excancilleres emitieron un comunicado público referente al tema Palestina-Israel. La lista de nombres abarca seis periodos presidenciales, incluidas las cuestionadas reelecciones de Uribe y Santos.

Lo que a simple vista podría interpretarse como un gesto de buena voluntad, encaminado a realizar aportes al ejercicio de la política exterior colombiana, quedó para la historia como una muestra de mezquindad política. 

A lo largo del texto, los exministros se sumergen en un corolario de inexactitudes, mediante las cuales evidencian un craso desconocimiento de la historia y del Derecho Internacional, justifican el genocidio que el mundo ve hoy en “vivo y en directo” y mienten descaradamente sobre la posición del presidente de los colombianos. 

Es indiscutible que la adicción de Petro a Twitter lo lleva a colocarse diariamente en el centro de controversias que poco o nada contribuyen en su ejercicio como mandatario de los colombianos. Sin duda, muchos de los temas que toca deberían ser compartidos exclusivamente por los canales institucionales.

No obstante, desde el momento en que sucedió el ataque de Hamás, Petro ha dedicado sus mensajes a reiterar la convocatoria que hizo en la asamblea de la ONU, en el sentido que el mundo debe apuntar sus esfuerzos a buscar la solución para la guerra rusa-ucraniana y el conflicto entre palestinos e israelíes. Es perverso y mentiroso afirmar que “alejan las posibilidades de consenso”. 

Desde el primer párrafo están exponiendo una absurda falacia, y se contradicen al referirse a un conflicto entre Palestina e Israel. Sin embargo, a la vez rechazan los ataques de Hamás, una despreciable imprecisión. Hamás es un grupo fundamentalista que no representa a todos los palestinos, y si bien es cierto que tienen asiento en la franja de Gaza, no hablan en nombre de toda la población. 

Los excancilleres rechazan, como todo el mundo civilizado, los ataques de Hamás, pero apartan la mirada ante el genocidio que la población palestina sufre desde hace décadas. Es decir, manejan una doble moral.

Paradójicamente, hacen referencia a una supuesta tradición del respeto al Derecho Internacional y al multilateralismo. La señora Barco, por ejemplo, olvida que, durante su muy cuestionada labor como canciller, Uribe ignoró la declaración conjunta con los “no alineados”, en la cual rechazaban cualquier intervención militar de los EEUU en Irak. El presidente de ese entonces la desconoció y abiertamente apoyó la invasión, justificándose en la “especial relación” que nos unía con los norteamericanos.

Cínicamente, Fernando Araujo suscribe en el comunicado que, no obstante, bajo su paso por el ministerio, Colombia violó las fronteras con Ecuador y bombardeó su territorio, con la premisa de dar de baja al segundo al mando de las Farc.

La violación del Derecho Internacional fue unánimemente rechazada por toda la región, afianzando con ello la imagen de “país problema”, de “peligroso” para el vecindario. Igualmente, Jaime Bermúdez olvida que, bajo su gestión ministerial, Colombia suscribió un acuerdo con los EEUU, violando la Constitución Política al no llevarlo al congreso.

En ese momento, Uribe y Bermúdez tiraron a la basura el multilateralismo. Al igual que con la violación limítrofe del territorio ecuatoriano, el acuerdo se rechazó tajantemente porque ponía en peligro la estabilidad regional. Ese hecho constituyó la “cereza en el pastel”, que llevó a Colombia a convertirse nuevamente en el “Tíbet latinoamericano”, como muy bien nos catalogó López Michelsen. 

Con absoluto desparpajo, María Angela Holguín se suma al comunicado, olvidando que luego del fallo de la Corte Internacional de Justicia de la Haya, fue la primera en afirmar que Colombia no acataría el pronunciamiento de la máxima instancia de Derecho Internacional Público.

Fuimos derrotados en la Corte y perdimos más de 70 mil kilómetros cuadrados de mar, luego de aceptar por más de medio siglo la juridicidad de La Haya. 

Al pronunciamiento de Holguín se sumó el libro “La Llegada del Dragón: ¿falló de la Haya?”, en el que la primera firmante de la bochornosa carta insinúa que La Corte fue permeada por intereses de China sobre el mar en disputa. ¿Dónde quedó el respeto por la justicia y el multilateralismo?

Por supuesto, no podían faltar las dos excancilleres de Iván Duque, un gobierno que intervino en las elecciones norteamericanas a favor del candidato Trump. Las acciones del exembajador Santos, ante los ojos complacientes de las cancilleres, dejó una profunda fisura entre los dos países, que solo pudo ser restaurada con la llegada de Petro a la Casa de Nariño. 

Además, Duque, desconociendo el carácter jurídico de Jerusalén definido por la ONU, inauguró en 2021 una oficina para la innovación y emprendimiento, reconociendo tácitamente que la ciudad pertenecía a Israel. Absoluta contradicción de los principios al Derecho Internacional, con el cual se arropan en la carta los exministros. 

Por último, plantean la necesidad de encontrar “fórmulas de acuerdo”, una “receta” que quedó planteada por la ONU desde 1947. Con la existencia de dos Estados, el único camino posible es acatar estrictamente la resolución de la organización y el respeto a los Derechos Humanos, hoy violados flagrantemente por el ejército israelí bajo el falso argumento del derecho a defenderse. 

Es investigador asociado del Instituto de Altos Estudios Sociales y Culturales de América Latina y el Caribe. Estudió relaciones internacionales, una especialización en gobiernos y asuntos públicos, una maestría en resolución de conflicto y mediación y se doctoró en ciencias sociales. Sus áreas...