Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.
El aporte que se busca con la elaboración del Informe de Calidad de Vida, es dar cuenta de la importancia de las evaluaciones de resultado e impacto pues pone en evidencia las políticas y programas que funcionan en la ciudad y las que no, además de ser un instrumento que sirva para la toma decisiones para la mejora de la calidad de vida en Bogotá.
El aporte que se busca con la elaboración del Informe de Calidad de Vida, es dar cuenta de la importancia de las evaluaciones de resultado e impacto pues pone en evidencia las políticas y programas que funcionan en la ciudad y las que no, además de ser un instrumento que sirva para la toma decisiones para la mejora de la calidad de vida en Bogotá.
Para el Programa, desarrollar una medición periódica a la calidad de vida de la ciudad contribuye a construir capacidades gubernamentales más fuertes, políticas públicas más coherentes, y ciudadanos más empoderados y alineados con las necesidades de la ciudad y su entorno más inmediato.
En este sentido, el Informe de Calidad de Vida de Bogotá 2014 resalta los temas clave sobre el devenir de la ciudad y presenta una serie de recomendaciones de política pública a la luz de los resultados obtenidos en los 16 sectores que analiza Bogotá Cómo Vamos, y de los avances obtenidos en relación a los compromisos establecidos con los ciudadanos en el Plan de Desarrollo Distrital Bogotá Humana 2012 – 2016.
La información del Informe está organizada en dos escenarios transversales: factores demográficos y aspectos relacionados con la pobreza; además, 5 anillos de indicadores: activos de las personas, hábitat urbano, cultura y responsabilidad ciudadana, buen gobierno, y desarrollo económico y competitividad.
El Informe de Calidad de Vida 2014, da cuenta de la situación de Bogotá con información pública y privada, pertinente, disponible, con comparabilidad en el tiempo y con otros territorios. Así mismo, tiene en cuenta los estudios técnicos y publicaciones académicas elaboradas por expertos temáticos, quienes han contribuido a realizar análisis rigurosos sobre diferentes aspectos que afectan la calidad de vida en la ciudad.
Demografía y territorio
1. ACTUALIZAR el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) y sus Planes Maestros de acuerdo con el crecimiento poblacional, la disponibilidad de suelo urbanizable, el manejo del equilibrio medioambiental y de los recursos que requiere la ciudad, de forma articulada con el desarrollo de los municipios vecinos y la región. Estas acciones implican actualizar las inversiones en el mediano y largo plazo en lo que respecta a la infraestructura física y de servicios, la oferta de equipamientos y los sistemas de movilidad, como también atender los procesos de conurbación con los municipios vecinos de la ciudad, entre otros temas destacados.
#CómoVamos en contexto: los municipios de Chía, Cajicá y Zipaquirá configuran un gran nodo de comercio y servicios por su cercanía con el corredor de la autopista norte; mientras que los municipios del corredor Cota, Chía, Cajicá, Sopó y La Calera concentran la oferta de suelo para vivienda campestre. En contraste, los municipios de occidente, Cota, Funza, Madrid y Mosquera, se han especializado en proyectos logísticos e industriales por su cercanía al aeropuerto.
Desde la perspectiva regional debe tenerse en cuenta que Bogotá hace parte de la Región Administrativa y de Planificación Especial (RAPE), la cual comprende los departamentos de Boyacá, Cundinamarca, Meta y Tolima. Estas cinco entidades territoriales suman 316 municipios, su extensión representa el 13,7% de la superficie del país (156.605 km2), generan el 40% de la riqueza nacional y representan el 29% de la población del país.
2. PREVER las implicaciones del proceso de transición demográfica de la ciudad. Bogotá experimenta una importante reducción de población de 0 a 14 años, así como un progresivo aumento de la población de 15 a 64 años y de la población con más de 65 años, junto con una reducción en las tasas de fecundidad. Esto quiere decir que la proporción de la población adulta y de adulto mayor tiende a crecer más rápido que los demás grupos poblacionales de la ciudad. Este proceso tendrá impactos en la provisión de bienes y servicios de la ciudad, en el diseño de los programas y proyectos de atención a la primera infancia, la juventud y la tercera edad en el mediano y largo plazo.
#CómoVamos: el 32% de la población de la ciudad se encuentra entre las edades de 0 a 14 años, el 46% entre las edades de 15 a 49 años y el 22% corresponde aquellos que tienen 50 o más años. Además las tasas de fecundidad de hijos por mujer pasaron de 2,0 en 2000 y 2005 a 1,9 en 2010 y 2015.
3. DISEÑAR E IMPLEMENTAR políticas públicas que aprovechen el “bono demográfico” que tiene la ciudad, es decir, de una mayor población joven, potencialmente productiva, en edad de ahorrar e invertir. El éxito de estas políticas depende de generar oportunidades y capacidades de inserción en el mercado laboral, al igual que mejorar sus condiciones socioeconómicas.
#CómoVamos en contexto: la población joven de la ciudad está compuesta por 1.942.141 de personas entre los 15 y los 29 años de edad, quienes representan el 25% de la población de la capital. El 44% de los jóvenes que trabaja recibe menos de un salario mínimo. De aquellos que trabajan, el 24% lo hace para apoyar a su familia, y el 19% para ser independiente. Así mismo se estima que el 11,5% de los jóvenes (aproximadamente 227.000) no está afiliado al sistema de salud y el 24,2% lo está al régimen subsidiado. Por su parte, el 19,4% vive en hogares en condición de pobreza.
4. MEJORAR la calidad de vida de la población rural junto con el desarrollo de infraestructura física de servicios públicos, transporte y vivienda rural. Además, es indispensable avanzar en el aspecto normativo y operativo de la reglamentación de las Unidades de Planeamiento de Suelo Rural.
#CómoVamos: el 74% del territorio del Distrito Capital es rural (121.474 hectáreas), del cual el 32% se destina para cultivos agrícolas (especialmente papa y hortalizas) y actividades pastoriles (lechería). En este territorio viven 16.787 personas en 4.353 hogares. El 96% de las viviendas rurales cuenta con el servicio de energía eléctrica mientras que el 17% tiene cobertura de alcantarillado. El 88% de la población que trabaja recibe menos de 600.000 pesos al mes.