Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.
Arte Urbano ¿Oportunidad o Chicharrón?
Durante los pasados 4 años, el arte urbano bogotano vivió un fenómeno de expansión y consolidación inocultable. Ha sido un fenómeno que de manera muy orgánica y gradual avanzó y penetró hasta el último rincón de la ciudad. Es una realidad de la Bogotá de enero de 2016. Su avance por los muros de la ciudad se debe principalmente al desgobierno generalizado que se vivió en su espacio público durante los últimos años, y detrás, la fuerza creativa y el ímpetu por expresarse y ser relevantes de cientos de jóvenes (La ciudad reclama nuevos espacios de expresión y participación). Hoy por hoy se calcula en aproximadamente 8.000 el número de jóvenes que hacen parte del movimiento.
Durante los pasados 4 años, el arte urbano bogotano vivió un fenómeno de expansión y consolidación inocultable. Ha sido un fenómeno que de manera muy orgánica y gradual avanzó y penetró hasta el último rincón de la ciudad. Es una realidad de la Bogotá de enero de 2016. Su avance por los muros de la ciudad se debe principalmente al desgobierno generalizado que se vivió en su espacio público durante los últimos años, y detrás, la fuerza creativa y el ímpetu por expresarse y ser relevantes de cientos de jóvenes (La ciudad reclama nuevos espacios de expresión y participación). Hoy por hoy se calcula en aproximadamente 8.000 el número de jóvenes que hacen parte del movimiento.
El aval y la permisividad del gobierno de Gustavo Petro con la actividad fueron clave. Sin embargo, se dio con poco sentido estratégico para la ciudad, y más pensando en cómo cooptar y acercar a un movimiento significativo de jóvenes a su proyecto político personal (la esencia de sus acciones de gobierno). Al cabo de 4 años de la Bogotá Humana, los niveles de deterioro, abandono e irrespeto por el espacio público de la ciudad, no tienen precedente. El espacio público se volvió sinónimo de lugar donde todos hacen lo que quieren, porque pueden y nadie les dice nada o se los impide. El grafiti y el arte urbano, tan solo una manifestación de esa permisividad; también hay basuras, pasacalles, colados en TM, publicidad tipo pepe pegotero, ventas ambulantes, malparqueados, etc. (Teoría de las Ventanas Rotas).

Ahora, de todas esas, el fenómeno del grafiti/arte urbano ofrece una oportunidad extraordinaria de aprovecharse para recuperar espacio público y ciudad con el trabajo de cientos de jóvenes talentosos y la participación de comunidades. Todo esto implica un enorme reto en materia de política pública, absolutamente fascinante en mi opinión. Aquí, el gobierno que arrancó este 1 de enero, tiene la opción de volver a estos jóvenes aliados, agentes de cambio, en su gran apuesta por recuperarle el espacio público a los bogotanos.
¿Cómo canalizamos la fuerza creativa de cientos y hasta miles de jóvenes artistas urbanos en pro de una mejor ciudad para todos? ¿Cómo aprovechamos el talento artístico y comunicativo de estos jóvenes para recuperar el espacio público de la ciudad e incluso para proyectar la ciudad que soñamos? ¿Cómo se trabaja con el movimiento de artistas pensando en renovar dinámicas y el sentido propio de la participación?
Un reto para el nuevo gobierno y su equipo de técnicos. Un tema que obliga a un trabajo articulado y multisectorial con especial participación de Secretarías de Gobierno (Seguridad), Cultura, Policía, DADEP, IDPAC, IDARTES. Como en todo, deberá haber un equilibrio en la política en cuanto a dosis de control y regulación (garrote/represión) y por otra parte incentivos creativos y positivos (zanahoria/incentivos). Lo que de antemano es clarísimo es que a punta de represión la batalla la perderá el estado, por cuestiones de costo y limitada capacidad. Para empezar, se le recomienda al nuevo gobierno ser mucho más creativo y propositivo en su accionar, y entender mucho mejor el fenómeno y a sus protagonistas.
El arte urbano es hoy por hoy un fenómeno global, visto como un activo urbano en muchas ciudades del mundo. ¿Cómo podemos aprovechar sus atributos positivos y regularlo/controlarlo cuando afecta negativamente el patrimonio de todos? ¿Cómo han manejado el tema en otras ciudades del mundo? ¿Cómo hacer del arte urbano un activo urbano que atraiga turismo, genere oportunidades económicas y embellezca la ciudad?
El debate sobre el fenómeno ya se abrió y a penas es 5 de enero. Es un tema que llegó para quedarse.
Definitivamente hay un grafiti que embellece, propone y comunica y otro que degrada la superficie de la ciudad y agrede. El reto es como aprovechar e integrar lo primero y reducir a un mínimo lo otro.
Oportunidades
-La principal oportunidad: hacerse con 8.000 agentes de cambio que aporten a la transformación positiva de la ciudad y a lo más vital e integrador que es su espacio público. Una oportunidad para elevar el status de los jóvenes y reivindicarlos frente a la sociedad como actores positivos y protagonistas.
-Entrar en un terreno donde Petro fue “exitoso”/”popular” y plantear una manera diferente, estratégica, integral de trabajar el fenómeno buscando impacto positivo, principalmente en la recuperación de espacio público.
– La posibilidad de trabajar en varios frentes a la vez: recuperación de espacio público, dinámicas innovadoras de participación ciudadana, trabajo con jóvenes, democratización de la cultura y el arte, cultura ciudadana de respeto por lo público, relación ciudadanía/jóvenes y policía, empoderamiento de comunidades, catalizador de diálogos. Todo eso es posible.
***Las declaraciones de los Secretarios de Gobierno y futuro Secretario de Seguridad han demostrado respeto por la actividad y al mismo tiempo firmeza frente al reto prioritario del nuevo gobierno de recuperar el espacio público de la ciudad y el respeto por lo público.


