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La construcción de autopistas urbanas en Bogotá y todas las iniciativas que se tomen para descongestionar la ciudad y hacer que avance en competitividad son pocas, frente a las necesidades de movilidad urbana y regional tanto de carga como de pasajeros. Sin embargo, más vías son sólo un componente para mitigar el problema. Se requiere seguir trabajando en el mantenimiento de la malla vial, en la primera fase del metro, en la adecuación de TransMilenio en la Avenida Caracas y la Autopista Norte, y su implantación en la Avenida Boyacá y en la mejora de infraestructura para peatones y usuarios de bicicleta. La apuesta por un mejor movilidad en Bogotá debe ser integral, y las autopistas urbanas completas son parte de esa visión.
La construcción de autopistas urbanas en Bogotá es una de las alternativas que se plantea para contribuir a mejorar la movilidad y por ende la competitividad de nuestra ciudad, actualmente amenazada por los eternos represamientos del tráfico automotor y la creciente accidentalidad.
En ProBogotá Región conocimos una serie de proyectos presentados bajo la figura de Asociaciones Público Privadas – APPs, los cuales consideramos viables y oportunos porque contribuirían a desatascar el tráfico en la ciudad. Obras como la ampliación de la Avenida Boyacá y la Avenida Longitudinal de Occidente (ALO), y sus vías complementarias son una necesidad apremiante, por esto sugerimos tanto al Gobierno Nacional como al Distrital caminarse en este sentido con apoyo del sector privado. Además, este tipo de proyectos en concesión son atractivos porque no requieren un amplio financiamiento del presupuesto público y pueden, eventualmente, ser financiados con peajes a los usuarios, como lo indica la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI).
Según proyecciones preliminares de la entidad, las autopistas urbanas sugeridas para Bogotá-Región costarían en su conjunto aproximadamente 7.5 billones de pesos. La construcción de la ALO y sus vías conectoras, contribuiría a la movilidad del occidente de Bogotá, y evitaría que el transporte de carga que viene del sur y del norte del país entre a zonas de alta actividad al interior de la ciudad.
En cuanto a la ampliación de la Avenida Boyacá, entre las calle 170 y la ALO (norte), es una necesidad de la ciudad que paradógicamente hace parte de los planes viales desde hace tres décadas. Bogotá sigue creciendo hacia el norte, ya fuera del perímetro protegido del Distrito Capital. La conectividad de personas, empresas y productos requiere nuevos corredores que distribuyan el tráfico que hoy pasa por la Autopista Norte. Pero la Boyacá no solo debe ser ampliada hacia el norte de la ciudad, también lo debe ser hacia el sur, con un carril adicional expreso para unir a Bogotá de manera expedita con los Llanos Orientales. Este carril expreso tendría un peaje para que quienes deseen circular más de prisa en este acceso a Bogotá, lo puedan hacer mediante el pago de una tarifa.
Es fundamental que los proyectos que se presenten y evalúen, incluyan elementos de transporte sostenible, tales como carriles exclusivos o prioritarios para transporte público, ciclo-rutas y espacio seguro peatonal, mejorando las condiciones de acceso para la mayoría de la población, no solo para la carga y los usuarios automóviles y motocicletas. Estos componentes se pueden desarrollar gradualmente, pero no reservar los espacios desde un principio, resultará en graves dificultades futuras. Igualmente, para que las autopistas funcionen adecuadamente se debe garantizar que solo se pueda ingresar por accesos controlados, idealmente con intersecciones a desnivel.
Estas obras y todas las iniciativas que se tomen para descongestionar la ciudad y hacer que avance en competitividad son pocas, frente a las necesidades de movilidad urbana y regional tanto de carga como de pasajeros.
Sin embargo, más vías son sólo un componente para mitigar el problema. Se requiere seguir trabajando en el mantenimiento de la malla vial, en la primera fase del metro, en la adecuación de TransMilenio en la Avenida Caracas y la Autopista Norte, y su implantación en la Avenida Boyacá y en la mejora de infraestructura para peatones y usuarios de bicicleta. La apuesta por un mejor movilidad en Bogotá debe ser integral, y las autopistas urbanas completas son parte de esa visión.
Como dato curioso y ya para concluir: se acaba de aprobar en el Consejo de Ministros, el primer proyecto de autopistas urbanas en Villavicencio, de iniciativa privada; obra que no requiere aportes del Estado. Son cuatro carriles en cada dirección, de tal forma que este anillo vial tendrá dos carriles expresos con peajes y dos carriles laterales sin costo alguno pero lógicamente mas lentos. ¿Si en Villavicencio se puede, por qué no en Bogotá?