Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.
Para el calor: un salpicón que ayuda a la terapia colectiva de este raro enero que nos obliga a preguntarnos para dónde carajo es que vamos.
¡Feliz año! Comienzo la opinadera sin preámbulos aterrizando este caluroso, congestionado y extraño enero en el que corren los aires primaverales de la Administración Peñalosa II con una pregunta concreta: ¿Qué Bogotá necesitamos y queremos en el corto, mediano y largo plazo?
Está por terminar el primer mes del año y ya se siente el mismo ahogo, la misma ineficiencia en las entidades públicas (hasta para expedir un mísero certificado laboral hay que disponer de 20 días. Lo acabo de padecer con la mismísima Alcaldía Mayor: ¡dos papeles en los que intervienen cuatro funcionarios!), el imperturbable trancón que hace metástasis por vías principales y de barrio en paupérrimo estado (como para darle algún tono colorido a las troneras infames de las vías capitalinas), los robos en las calles y a eso súmenle una temperatura por encima de los 22 grados centígrados.
El averno bogotano se ve atizado por obras inconclusas y proyectos petristas endebles que están siendo borrados de un plumazo en las entidades distritales. Tan débiles que su único defensor en el Concejo hace mutis y de la era del Alcalde Progresista parece que nada concreto va a quedar.
Terminado el comité de aplausos en los medios nacionales y locales para Peñalosa II, la cruda realidad bogotana llama al orden y parece gritarle que la luna de miel duró sólo 15 días y si no se comienzan a ver acciones concretas la cosa se puede poner como en el primer año de Peñalosa I. Urge detener la epidemia de anuncios que afecta a la nueva administración.
Más preocupante aún es que ante el drama de una mujer muerta en un andén el Estado y la ciudad respondan con escuadrones antidisturbio. Feo que el secretario sin Secretaría de Seguridad, Daniel Mejía, comience gestión amenazando con garrote a los grafiteros que han logrado posicionar a Bogotá como referente del arte urbano, tal vez de las pocas cosas en las que se puede destacar por estas épocas a la capital.
¿P’a dónde vamos?
Hace algo más de un mes, en el edificio de la Cámara de Comercio en la 26 (el cubo con árbol incrustado) se presentaron los resultados de las mesas de trabajo 2025; un proyecto que durante gran parte del 2015 convocó a líderes de todos los sectores, de la capital y sus alrededores, con el ambicioso propósito de generar un movimiento que transforme la gestión de la ciudad y la región.
La labor de muchos meses se concretó en acciones que se propusieron en mesas de trabajo en las que estuvieron entidades locales, empresarios, emprendedores, organizaciones sociales, colectivos culturales, entidades ligadas al tema de la educación, académicos y ciudadanos interesados por su entorno. Todos coordinados por un equipo de la Cámara de Comercio.
El resultado son propuestas concretas en las áreas de educación, equidad, sostenibilidad, innovación y pedagogía de lo público. No voy a extenderme en una información que pueden encontrar mejor explicada en el siguiente link, lo que sí quiero es presentar este esfuerzo como uno de muchos que le entregan acciones específicas a la nueva Administración.
Primeras cartas sobre la mesa que ponen los ciudadanos para la discusión del Plan de Desarrollo. Muchas de ellas coinciden con las propuestas hechas por Peñalosa cuando era candidato. Baste decir que la encantadora secretaria de Educación, María Victoria Ángulo, participó en este proyecto.
Para que no se sienta que estoy mezclando peras con manzanas: Plan de Desarrollo, Escenarios 2025, grafiteros, doña Rubiela Chivará, el pobre cierre progresista, Bogotá a 22 grados y la asfixia de enero (temas que se trataron en los párrafos de aquí para atrás) tienen que ver con que a la capital le urgen más intervenciones ambulatorias y menos diagnósticos.
Movilidad y seguridad son un buen ejemplo de cosas concretas en las que se concentra Peñalosa II. Pero en eficiencia institucional, salud, cultura (¿algo han dicho del tema?), terminación de obras, desarrollo, hábitat, planeación (¿qué va a pasar con el POT? ¿Para dónde va esta ciudad?) y ambiente, para mencionar sólo algunos temas, son más los anuncios que los llamados concretos.
Alcalde, los bogotanos están que se hablan. Escúchelos.
PS: Para disfrutar concentrado este salpicón, sugiero que se concentre con este evocador, relajado y ‘metacho’ playlist urbano.