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La medida es parte de la estrategia de descontaminar el aire de la ciudad, para reducir los casos de asma y enfermedades del corazón y los pulmones.
Siguiendo el ejemplo de Singapur, Londres inició el cobro por congestión en el área de su anillo central en febrero de 2003. A partir de hoy (abril 8 de 2019), adelantándose a muchas otras ciudades en el mundo, inicia el cobro a vehículos más contaminantes en la zona central. Un vehículo normal tiene que pagar 11,5 libras (46,781 pesos colombianos) por día para poder circular en la zona de congestión; un vehículo liviano que no cumpla los estándares de “ultra-bajas” emisiones, tiene que pagar 12,5 libras adicionales (50,849 pesos colombianos) por día y un vehículo pesado 100 libras adicionales (406,793 pesos colombianos). La zona será extendida en 2021

La medida es parte de la estrategia de descontaminar el aire de la ciudad, para reducir los casos de asma y enfermedades del corazón y los pulmones. Cerca del 50 por ciento de los óxidos de nitrógeno vienen de fuentes móviles, que también contribuyen a niveles inaceptables de óxidos de azufre y material pariticulado. Estos contaminantes afectan principalmente a los niños. Actualmente más de dos millones de personas, incluyendo 400,000 niños, viven en áreas de Londres que exceden los límites admisibles de dióxido de nitrógeno.
Un estudio de King’s College London y del Imperial College London, encontró que cada día cuatro habitantes de Londres son internados en hospitales, incluyendo un menor de 14 años, como resultado de enfermedades respiratorias asociadas con la mala calidad del aire en la ciudad. Los investigadores estiman que uno de cada 10 admisiones a hospitales por asma se deben directamente a aire contaminado.
La estrategia de mejora de calidad del aire del alcalde Sadiq Khan, incluye también la mejora de estándares de buses y taxis, y la promoción de viajes a pie y en bicicleta con infraestructura segura e incentivos de diverso tipo. Desde la fecha de introducción de la zona de ultra bajas emisiones (Abril 8), todos los buses que circulan en el centro de Londres cumplen o exceden los estándares de emisión Euro VI (con reducción de emisión de óxidos de nitrógeno hasta de 95 por ciento), incluyendo flota eléctrica, nuevos buses Euro VI, buses híbridos (diésel-eléctrico) y buses anteriores reacondicionados para cumplir Euro VI (con dispositivos de control de emisiones)
Londres ya opera más de 150 buses eléctricos y desde 2020 todos los buses convencionales serán de cero emisiones de tubo de escape: una mezcla de buses de celda de hidrógeno y de buses eléctricos. Estos buses no solo mejoran la calidad del aire, son también más silenciosos y tienen menos vibración, mejorando la experiencia de viaje.
Al mismo tiempo se realiza una gran inversión en supervías para bicicletas, zonas de tráfico calmado y uso compartido (Mini-Holandas), mejora y expansión del sistema de bicicletas públicas, miles de nuevos ciclo-parqueaderos, así como peatonalizaciones y mejoras de andenes.
El inicio de la zona de ultra-bajas emisiones se realizó después de un largo proceso de consultas y debate público. Hay una mayoría de apoyo a la medida tanto del sector comercial como de ambientalistas. Estos últimos han indicado que el gobierno debe ir más rápido en la promoción de vehículos de cero emisiones de tubo de escape y de vehículos compartidos. Sólo algunos negocios de transporte han rechazado la implantación: la asociación de transportistas indica que la medida los pone en una situación muy complicada, porque muchos de sus vehículos son aún Euro V o menos. Piden apoyo para el reemplazo de sus unidades y anuncian dejar de servir el centro de Londres.
¿Ejemplo Global?
Londres ha avanzado en movilidad sostenible, pero sigue teniendo graves problemas de calidad de aire. Entre 1993 y 2014 redujo el uso del carro en 8 por ciento, al tiempo que aumentó la participación de viajes a pie (de 23 a 28 por ciento), en bicicleta (de 1 a 3 por ciento) y mantuvo la participación de transporte público (30 por ciento). Esto gracias a múltiples medidas, entre las cuales se destacan el cobro por congestión, el mejoramiento de la red de transporte público con medidas de prioridad y la construcción de infraestructura segura para peatones y ciclistas, medidas que sigue reforzando ahora en el marco de su lucha por una mejor calidad del aire.
Con la introducción del cobro por congestión en 2003, muchos pensábamos que ese tipo de medida de gestión de la demanda sería rápidamente adoptada por muchas otras ciudades. No fue así. Sólo tres ciudades suecas, Milán y Valetta (Isla de Malta) siguieron el ejemplo hasta 2018; ahora Nueva York se prepara para cobrar congestión (10 dólares por día, 31,150 pesos colombianos), como forma de financiación al transporte público. La adopción ha sido más lenta de lo esperado.
Londres ahora lo asocia al creciente problema de calidad del aire (y de rebote a mitigación de emisión de gases de efecto de invernadero que causan el calentamiento global, especialmente por las medidas de mejora de transporte público, caminata y uso de la bicicleta). La ruta de adopción por otras ciudades será igual o más difícil que en Londres. Como parte de la estrategia es necesario dotar de alternativas a los viajes de personas y al transporte de carga.
Entre nosotros, la idea de cobro por congestión ha sido discutida, pero ha recibido rechazo del Concejo de Bogotá en cuatro ocasiones, bajo el argumento que no existen alternativas decentes para el viaje de los que van en carro. La preocupación por mala calidad del aire puede revertir el rechazo. Las recurrentes alertas por calidad del aire, y la creciente discusión del tema por medios, académicos y la propia administración, pueden revivir una disposición no usada del Plan Nacional de Desarrollo (que se replica en la versión actual). Por supuesto, un cobro de contaminación no soluciona todos los problemas, pero motiva al cambio. La mayor dificultad, como en Londres, es trabajar con los transportadores, que siguen realizando su actividad en unidades que, en su mayoría deberían haber sido chatarrizadas hace rato: tanto camiones como buses.