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Los datos sugieren que Petro (o Uber) fue realmente malo para el tráfico bogotano. Con Peñalosa ha mejorado, pero no a los niveles anteriores a Petro.

La consulta contra la corrupción, una de esas escenas surreales y macondianas a las que nos sometemos, sabrá el diablo por qué, de manera reiterada los colombianos nos puso nuevamente en modalidad de barras bravas para discutir nuestro proyecto de futuro colectivo.

Me sorprende cómo decidir si el metro debe ser elevado o no, si aceptamos casa por cárcel para corruptos, debates que tendrían que tener un cierto tono de seriedad, se parecen más a debates (o enfrentamientos) entre hinchas del fútbol que, al igual que el Tano Pasman, llegan a patear la caneca y caen derrotados de rodillas por una consulta, un plebiscito, o por la primera o segunda vuelta presidencial.

Últimamente, en política, yo he sido el Tano Pasman. Y creo que la mayoría de los lectores de este portal, así que un mensaje para todos: no estamos solos. Pero, como siempre, tiendo a irme por las ramas.

En aras de cambiar un poco el espíritu del debate, decidí aproximarme a uno de estos temas espinosos desde la ciencia de datos. Creo que debatir en torno a información, diagnósticos de algún tipo (luego podemos debatir de los métodos, y demás), es un poco más saludable. Sobre todo para mí.

Así pues, tomé los datos de movilidad que recolectamos como ejercicio de la clase que dicto de análisis geográfico y en la que amablemente han participado bastantes ciudadanos.

Con la colaboración de Felipe González, conocido internacionalmente como minigonche, construimos una base de datos de movilidad en la cual se puede ver el cambio en la velocidad promedio de los bogotanos.

Tomé una muestra aleatoria de los casi 200 millones de puntos que tenemos consignados, filtrando para las horas de mayor congestión, y tomando solamente la velocidad de los puntos que están en un vehículo motorizado. Para cada punto, calculé el promedio (en los próximos días haré pruebas con la desviación estándar y otras medidas) de velocidad. Luego dividí la muestra en percentiles para que fueran visualizaciones más amables e interpretables.

Comparto dos mapas hechos con el ejercicio. En cada uno se ven en rojo los puntos con menor velocidad, y en verde aquellos donde el tráfico fluyó más rápido. De la misma manera, la siguiente tabla muestra las velocidades promedio para las horas con mayor congestión.

Tabla 1. Velocidad promedio por año, los datos vienen de los servicios de localización de Google. Hubo un gran cambio en 2013. Coincide con la entrada de Uber, y con la alcaldía de Petro. Escojan sus demonios. Para 2014 subió levemente, pero volvió a caer. Desde entonces ha subido, de manera muy discreta. No hay todavía suficientes datos para 2009 y 2010.

Mapa 1. Mapa de velocidades post-Uber y durante Petro.

Mapa 2: Mapa de velocidades promedio post-Peñalosa. Parece haber bajado un poco la congestión en la zona de la 94, y en general por Chapinero.

Los datos sugieren que Petro (o Uber) fue realmente malo en términos del tráfico bogotano, y que Peñalosa ha mejorado, pero no a los niveles anteriores a la administración de Petro que tanto le gusta criticar. De hecho, ¡Petro tuvo el mejor año de velocidad promedio en horas pico! Vaya sorpresa. Y el peor, obvio.

Indudablemente esto es apenas un ejercicio muy básico, que espero explorar un poco más a fondo. Puede que alguien más tome datos similares y encuentre patrones diferentes, o con métodos más acertados haga un análisis más robusto. Eso, me encantaría. Me encantaría ser convencido por alguien de que mis observaciones están equivocadas. Pero me gustaría, sobre todo, que lo hagan con mejores métodos y análisis. No a punta de opiniones.

En conclusión, y para justificar el título en el acalorado debate entre fanboys de Petro y Peñalosa (a mí personalmente no me gusta ninguno): Petro, a veces tiene buenas ideas, pero también tiene muchas malas y acaba por sabotearse (hablando solo de velocidad). Peñalosa, es medianamente bueno en lo que hace, pero creo que está lejos de la imagen que él tiene de sí mismo.

Tal vez ambos deberían hablar y aprender un poco del otro para darnos a los bogotanos la mejor versión posible. Creo que todos la merecemos. 

Profesor asistente de la Universidad del Rosario. Estudió antropología pero también tiene conocimientos en epidemiología y en caricatura.Su aréa de interés principal es el uso de datos para estudiar fenómenos sociales.