El miedo es un arma letal pues permite recortar derechos fundamentales y libertades civiles y en consecuencia generar mayor pobreza y enfermedad.

En este momento Colombia está en el centro del huracán en cuanto al virus se refiere. Las cifras son altísimas en medio de las estimaciones frente al comportamiento del virus en otros países y como todos lo sabemos nos encontramos al borde del pico más alto de la pandemia. Por ello escribir cuestionando las medidas tomadas para controlarlo es impopular y políticamente incorrecto, no obstante necesario. 

Sobre todo porque todos estamos muertos de miedo y se nos olvida recordar que el miedo es un arma letal que permite manipular la población y recortar sus libertades civiles las cuales están afectando especialmente a s niños y  adultos mayores. Las medidas que se han tomado son una copia, como suele suceder en estos casos,  de las adoptadas en otros países con economías solidas y desarrolladas. Sin embargo, en nuestro caso los efectos colaterales son mayor pobreza y desigualdad. 

En el último trimestre el 37% de las empresas en Colombia han cesado sus actividades, y el 80% declara que no podrá subsistir más de 2 meses solo con recursos propios. El desempleo ha alcanzado sus dígitos más altos y la pobreza extrema ha aumentado de manera muy preocupante.  Según el  Banco Mundial el impacto del COVID ha llevado a más de 60 millones de personas a situación de pobreza extrema. El hambre, el miedo y la pobreza solo generan una cosa, más enfermedad.

Se nos ha dicho que esta es una enfermedad letal. Sin embargo, las cifras se han presentado siempre en términos absolutos y no en porcentajes o tasas por cada 1.000 habitantes como deben presentarse las curva de comportamiento de las enfermedades.  Si se mira el comportamiento de las muertes por COVID estas resultan ser mucho menores a las causadas por otros virus. En 2019 en Colombia murieron 35.000 personas por gripa  y al día de hoy las cifras de muerte por Coronavirus son 11.450, encontrándonos en el pico de la montaña. 

Ya en otros países médicos y científicos se han organizado para exigir que se hable con verdad y transparencia sobre este virus. En el caso de España se ha denunciando que muchas de las muertes reportadas por el  COVID-19 son resultado de desafortunadas medidas sanitarias que han seguido los protocolos de la OMS. En la fase de mayor mortandad los protocolos de tratamiento a los enfermos  no incluían  el suministro  de antiinflamatorios, ni antibióticos para el manejo de la neumonía. Se limitaron al suministro de medicamentos para el manejo de síntomas y ventilación artificial como regla general a pesar de ser esta una medida extrema que causa un daño irreversible en el sistema respiratorio. En Italia durante la curva más alta de letalidad de la pandemia no se permitió realzarle autopsias a los cuerpos, lo que impidió el desarrollo de conocimiento científico para identificar tratamientos necesarios. Y es que en efecto,  el suministro de anticoagulantes que tantas vidas ha salvado  fue posible gracias a  un grupo de médicos que desobedeciendo los protocolos de la OMS realizaron las autopsias. 

La comorbilidad en el caso del COVID 19 es altísima. Las personas que han fallecido en su mayoría han tenido un sistema inmunológico mermado por el padecimiento de otras enfermedades. Tanto en España como en Italia más del 90% de las muertes durante el pico de la pandemia fueron de adultos mayores de 80 años. En el caso de España muchos  murieron en residencias antes de recibir ayuda medica, aislados por miedo al contagio y lejos de sus familiares y amigos. Victimas de las medidas sanitarias de aislamiento que imperan hoy en Colombia y que  parecen olvidar que la salud es un estado de bienestar físico, psicológico y emocional. 

Son muchas las contradicciones en cuanto a la atención de los pacientes se refiere. Ejemplo de ello es que el Ministerio de Salud en Colombia, nuevamente copiando medidas extranjeras,  ha anunciado que  en caso de saturación del sistema sanitario los pacientes más graves serán los primeros en ser excluidos del sistema de cuidados intensivos. 

Han salido a la luz denuncias de familiares de personas que han fallecido por otras causas, y que por tener el virus al momento de deceso se les ha señalado COVID como su causa de muerte. 

Los médicos que se han atrevido hablar sobre las inconsistencias y contradicciones en el manejo de la pandemia han sido censurados y desacreditados acusados de apoyar teorías conspirativas. Sin embargo, hoy han logrado liderar una voz conjunta a la que se suman más de 400 médicos de reconocida trayectoria en su mayoría Españoles y Alemanes, pero también de países como Argentina. En la  Rueda de Prensa Médicos por la Verdad  que tuvo lugar el pasado 25 de julio de 2020 en Madrid se  expusieron argumentos que vale la pena escuchar con atención. 

Entre otras cosas denuncias que en esta pandemia se han ignorado lineamientos internacionales en los cuales es claro que aislamiento generalizado de la población no es una medida viable. El aislamiento en estos casos deber ser  solo para personas enfermas, y el uso de tapabocas exclusivo para pacientes enfermos, cuidadores y personal sanitario. 

Este es un  llamado para que despertemos y acojamos el ejemplo de Médicos por la Verdad en España quienes como ciudadanos libres se han organizado para analizar con rigurosidad e independencia las cifras y medidas tomadas en relación con el COVID-19 y sus impactos sociales, económicos y políticos en los distintos países.

Y es que para cerrar no deja de llamar la atención que en Ginebra donde queda la sede de la OMS y con más de 36.000 casos confirmados, no existan medidas de aislamiento, ni distanciamiento social ni nada de lo que aquí se nos ha impuesto. 

@andredecamelo