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Como muchos nos preguntamos qué hacer para crear Bogotanía o sea sentido de pertenencia para con la ciudad, compromiso con temas de interés común y conductas conviventes que respeten también los valores y símbolos de la Capital, conviene hacer propuestas.

Como muchos nos preguntamos qué hacer para crear Bogotanía o sea sentido de pertenencia para con la ciudad, compromiso con temas de interés común y conductas conviventes que respeten también los valores y símbolos de la Capital, conviene hacer propuestas.

Empiezo por recordar que Bogotá es ciudad múltiple, multicultural y pluriétnica en la que residen comunidades que tienen cada una su propio sello y su propia identidad social y cultural. Por ello es necesario crear vínculos que resalten los perfiles y fortalezcan ese fenómeno multicolor, pues es a partir del amor por esa comunidad, luego  por el barrio y la localidad que nace el amor por la Gran Ciudad.

Ir de lo más pequeño y de lo menor, si se quiere del paisanaje al círculo mayor de la vecindad, hasta llegar a sentirse integrado a comunidad mayor, a la que se llegó no como individuo aislado y anónimo sino como miembro de otro elemento y otra parte de la Metrópoli. Así ocurre en otras grandes ciudades del mundo. Así tiene que suceder en Bogotá.

Un analista serio de esos temas, el profesor Manfred A. Max Neef, escribió recientemente que el logro de las funciones propias de cualquier ciudad (sociabilidad, bienestar, seguridad y cultura) depende esencialmente de la “naturaleza y calidad de los vínculos que la gente establece entre sí y con los demás elementos que constituyen la ciudad y sus entornos”.

Agregó que por ello era necesario crear las condiciones “para que una ciudad sea más que humana (ya que todas son humanas), humanizadora”. También, que si las cuatro grandes funciones se ven satisfechas “en una ciudad grande, es porque esa ciudad tiene espacios pequeños dentro de sus grandes dimensiones… las ciudades grandes que me han gustado –es decir, en las que me he sentido bien- son grandes pero contienen gran proporción de pequeñez… (las ciudades) compuestas de muchos barrios, que tienen su propio sello, que conservan su propia identidad y costumbres tradicionales y que preservan un sabor de intimidad… (tienen) un sentido de diversidad que impide la monotonía. Esto es lo que las hace atractivas, pero sobre todo, gratas para vivir con ellas… una ciudad pequeña o la que ofrece alternativas de pequeñez dentro de su grandeza… las dimensiones humanizadoras son divisiones pequeñas…”    

Cursó sus estudios de primaria en la escuela pública de Moniquirá y el Colegio Antonio Nariño. El bachillerato lo hizo en el Colegio Boyacá de Tunja y el Mayor de San Bartolomé. Es abogado del Colegio Mayor del Rosario. Se especializó en el Instituto de Administración Local de España y la Escuela...