Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.
Para justificar el proyecto, la entidad dice que a diario se imponen cerca de 250 comparendos a conductores que dejan sus carros en zonas prohibidas, ocupando espacio público y contribuyendo a generar más trancones, entre otras razones, porque invaden calles y aceras indiscriminadamente.
Organizar el estacionamiento en vía pública, de manera que la gratificación que algunos usuarios suelen pagar a “cuidadores” informales pase ahora a manos de concesionarios y recaudador, ha sido otra de las tantas informaciones que la Secretaría de Movilidad Distrital entrega a los usuarios del vehículo particular.
Para justificar el proyecto, la entidad dice que a diario se imponen cerca de 250 comparendos a conductores que dejan sus carros en zonas prohibidas, ocupando espacio público y contribuyendo a generar más trancones, entre otras razones, porque invaden calles y aceras indiscriminadamente.
Seis localidades de Bogotá están previstas en este plan de pago por estacionamiento: Centro, Usaquén, Chapinero, Suba, Kennedy y Teusaquillo, las cuales, suponemos, fueron objeto de estudios completos de zonificación, de verificación de los corredores con alto impacto comercial, industrial, gubernamental, de la invasión del espacio público, la identificación de aquellas áreas inseguras y las zonas de mayor congestión peatonal y vehicular.
De esas evaluaciones se debe establecer no solamente la disponibilidad de cupos de parqueo, sino el costo de oportunidad para implantar una política de planificación, de desarrollo urbano sostenible y de transporte.
En Bogotá, de décadas atrás, se han venido implementando políticas de gestión de la demanda de viajes con la de estacionamientos en procura de reducir la congestión e incrementar el uso de transporte público, pero persuadiendo a los propietarios de automóviles a reducir su uso a través de medidas restrictivas: no circulación por número de placas en horas pico, implantación del día sin carro, aumentos considerables de tarifas en estacionamientos formales, impuestos elevados por la adquisición de automotores, etc. y copiando a otras metrópolis, se ha debatido el tema de cobros por congestión con la ayuda de peajes en la sombra.
Estas acciones que pretenden que el ciudadano deje su carro en casa, pueden tener relativo éxito en aquellas ciudades donde existe un sistema integrado de transporte masivo consolidado.
Bogotá aún aspira a conseguirlo con la construcción y puesta en marcha al menos de una primera línea de un sistema de Metro pesado que libere espacio público y garantice la integración con otros modos, con el aprovechamiento de los corredores férreos para trenes de cercanías sin desechar la comunicación con Soacha en el contexto de Región Bogotá, con la consolidación del Sistema Integrado de Transporte Público, con la mejora en la interconexión de las actuales troncales de Transmilenio, con la construcción de otras necesarias como la Avenida Boyacá, como la extensión racional de ciclorrutas y conservación de las existentes, con la aplicación de medidas drásticas en pro de la seguridad de peatones, ciclistas y motociclistas.
Al ciudadano hay que ofrecerle alternativas de movilidad para que, a instancias propias, se sienta motivado a utilizar menos el carro particular. Mientras sigamos careciendo de medios masivos integrados, distintos al saturado Transmilenio, que le ofrezcan una alternativa de movilidad segura, cumplida, eficiente y cómoda, habrá preferencia por el vehículo propio.
Lamentablemente que a un programa de gobierno como el cobro de parqueo en vías urbanas no se le dé la necesaria difusión y explicación detallada a los ciudadanos. Bueno sería enterarnos del alcance de los estudios, como dijimos anteriormente, y si hay un contexto de planificación urbana sostenible.
¿Qué porcentaje del valor / hora / vehículo percibirá el Distrito? ¿Qué medidas de seguridad adoptarán los concesionarios para garantizar que no se presenten robos? ¿Qué fases de implementación e implantación han sido previstos? ¿Cuál será la escala tarifaria según las áreas escogidas?
El hecho de que la gente pague, sin obligación, a “vigilantes” informales no quiere decir que esté acostumbrada a cubrir siempre ese costo y sea el argumento para implantar una medida que puede ser buena para la ciudad pero mejor sustentada.
De la misma información entregada a los medios se desgranan muchas inquietudes que no se resuelven. Curiosamente por ningún lado se menciona al barrio 7 de agosto, donde se tendría un escenario de ensayo productivo. Allí el estacionamiento acabó con aceras y no hay paso para peatones.