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Promovimos un “diálogo entre improbables” en la I Jornada para pensar (y soñar) el Caribe a 20 años. A propósito, el docente de la Uninorte*, Luis Trejos, hace esta reflexión.

En general, tenemos la tendencia de rodearnos y relacionarnos con aquellos que piensan o ven el mundo como nosotros, lo que genera una zona de confort social, de la que nos resulta incomodo salir.

Esta situación nos impide ver y conocer otras miradas de la realidad, lo que nos reafirma en nuestras ideas y sostiene los estereotipos o prejuicios que hemos construido sobre los que consideramos “diferentes” u “opuestos”, llevándonos en muchos casos a sostener ese rasgo perverso de nuestra cultura política en la que el contradictor político se asume como enemigo personal, lo que conduce a la tramitación violenta de los conflictos políticos.

En este sentido, es necesario que empecemos a entender y asumir que el avance social y el fortalecimiento de la democracia pasa por la aceptación y reconocimiento del otro, especialmente del diferente, del contrario.

Este reconocimiento supone dos desafíos básicos, uno es el desafío intelectual, ya que implica la argumentación racional de las ideas que se exponen o quieren controvertir y el segundo desafío es el emocional, ya que debemos escuchar y respetar las ideas del otro, así vayan en contra de nuestras creencias.        

Por esto, es necesario evitar caer en la trampa de los falsos pluralismos, muy comunes en programas de opinión tanto radiales como de televisión, en los que bajo el supuesto de incluir distintas visiones se promueve la radicalidad, ya que más que a dialogar se va a imponer, construyendo un show que reafirma la negación del otro y no contribuye a la búsqueda o establecimiento de puntos de convergencia que conduzcan a la construcción inclusiva de la nación.

En contravía de lo anterior, el primero de octubre en la Universidad del Norte en el marco de la ‘I Jornada para pensar (y soñar) el Caribe colombiano a 20 años’, promovida por La Silla Caribe, Promigas y Uninorte, se realizó un “diálogo entre improbables” (experiencia exitosa en el Cesar), en el que participaron cinco personas distintas, cuatro de ellas con historias de vida marcadas por la violencia, que han decidido avanzar hacia la reconciliación por vía del diálogo con aquellos con los que comúnmente no se relacionan, no hablan.

Esas personas fueron: Abelardo Caicedo (del partido Farc) Rodrigo Tovar Vélez (activista por la paz, hijo de ‘Jorge 40’), Juan David Díaz (líder de víctimas, hijo del asesinado Alcalde de El Roble, en Sucre), Ana María Ferrer (periodista del Cesar, víctima de la violencia) y Ricardo Plata (presidente del Comité Intergremial del Atlántico). 

Este diálogo tuvo como telón de fondo la deliberación, entendida como la libre expresión de diferentes opiniones por medio de argumentos respetuosos, sin que se busque generación de consensos, sino el entender que la diferencia política y la diversidad social son pilares centrales de la democracia y  valores indispensables para el desarrollo de cualquier sociedad.

Aquí lo pueden ver completo:

*Este texto no representa el pensamiento de la Uninorte sino el de su autor.

Es profesor en la Universidad del Norte. Se doctoró en estudios americanos con mención en estudios internacionales en el Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago de Chile. Sus áreas de interés son negociaciones de paz, conflicto armado y seguridad ciudadana.