eln08072020.jpg

En pocas palabras, la naturaleza actual del ELN puede definirse como política en sus fines pero marcadamente delincuencial en sus medios.

Para el inicio de este texto, se analizará brevemente la definición de estrategia planteada por Clausewitz, para luego utilizarla como marco de interpretación del conflicto armado con el ELN:

“La estrategia es la utilización de un encuentro para alcanzar el objetivo de la guerra. Por ello debe proporcionar un objetivo a toda la acción militar, un objetivo concordante con el de la guerra. En otros términos, la estrategia traza un plan de guerra y, teniendo en cuenta su objetivo, diagrama la serie de acciones que conducirán a ese objetivo, planea cada una de las campañas y los encuentros que tendrán lugar en cada una de ellas” (ver).

Teniendo en cuenta que el mismo autor señala que la guerra es una prolongación de la actividad política, es decir, el éxito o victoria en la misma, sólo se alcanzará con la consecución de los objetivos políticos por los cuales se hace la guerra. En este caso, lo político es el fin y lo militar el medio. Raymond Aron, analiza el concepto de estrategia usado por Clausewitz y cuestiona el uso o interpretación preeminentemente militar que se ha dado al mismo y  propone la utilización de la expresión “estrategia política”, ya que si la estrategia (conducción de las acciones) está al servicio de la política, la estrategia deja de ser estrictamente militar.Si se revisa con detenimiento la historia y dinámicas de los actores del conflicto armado colombiano, especialmente al ELN, puede afirmarse que el conflicto con esta organización armada ilegal es de naturaleza político- militar, basta con revisar la gran cantidad de documentos y publicaciones disponibles en su sitio web, además de los recursos que invierten en la formación político-ideológica de sus integrantes y el trabajo político y organizativo que realizan en las comunidades de los territorios en los que hacen presencia.

Es importante señalar que las organizaciones guerrilleras colombianas, o al menos las más grandes han construido o influido en movimientos políticos legales, buscando en la práctica que funcionen como las Organizaciones Políticas de los Obreros, planteadas por Lenin en su libro ¿Qué hacer?, en el cual se pregunta:

 ¿Cómo conciliar esta contradicción entre la necesidad de una organización amplia y de una clandestinidad rigurosa? ¿Cómo conseguir que las organizaciones gremiales sean lo menos clandestinas posible? En general, no puede haber más que dos caminos: o bien la legalización de las asociaciones gremiales (que en algunos países ha precedido a la legalización de las organizaciones socialistas y políticas), o  bien  el  mantenimiento  de  la  organización secreta, pero tan “libre”, tan poco reglamentaria, que la clandestinidad quede reducida casi a cero para la masa de afiliados” (ver).

Estos movimientos y organizaciones legales (Organización Política de Masas), son un ente intermedio (articulador y cualificador) entre el ELN (vanguardia armada) y las bases (masas). Aquellos individuos de las bases que se destaquen por su activismo y compromiso con la “causa” pasan a la vanguardia (organización armada), los que no, siguen en la organización legal.

Además debe tenerse en cuenta que desde la década de los noventa, del siglo anterior hasta el año 2018, cada gobierno nacional diálogó con el ELN, y su estatus político fue reconocido y formalizado por varios de ellos, llegando a construir una agenda de negociación de seis puntos con la administración del expresidente Juan Manuel Santos en la que esperaban implementar metodológicamente en el punto uno de la agenda su propuesta de Convención Nacional en lo referido a la participación de la sociedad civil en la construcción de la paz.

De lo anterior, puede afirmarse que en el caso del conflicto armado con el ELN lo político y lo militar han sido factores dinámicos e interdependientes, ya que como lo manifestó Clausewitz, las acciones militares son el medio dinamizador de la actividad política, es decir, a mayor intensidad y capacidad de desarrollar acciones militares, mayores serán los espacios y escenarios de difusión e interacción política que se generen para el actor armado en cuestión, y a mayor capacidad de maniobra política, menores debieran ser los niveles de su accionar militar.

En cuanto a su organización interna,  históricamente el ELN ha mantenido una estructura  descentralizada y autónoma lo que hace que sus dinámicas político-militares regionales sean muy diferentes. Se divide territorialmente en Frentes de Guerra, que a su vez se subdividen en frentes guerrilleros, compañías y equipos especializados. Su máxima instancia de dirección es el Comando Central (Coce).

En términos generales se puede afirmar que en los territorios en los que hace presencia activa intervienen en los asuntos sociales y económicos de las comunidades. Este trabajo es realizado por las comisiones de trabajo político organizativo (TPO). Por otro lado, el ELN ha logrado, a través de la coacción armada, la distribución directa en las comunidades de los bene?cios producidos por los grandes proyectos de explotación minera y petrolera, especialmente en el departamento de Arauca.

En este contexto, el ELN para sostener financieramente sus estructuras debe desplegar acciones armadas con fines económicos y son precisamente este tipo de acciones las que han venido desgastando su muy limitado capital político, cerrándoles espacios sociales debido a las continuas y graves afectaciones que causan a la población civil,  sus bienes y el medio ambiente. 

El uso sistemático del secuestro con fines económicos a pesar de ser una flagrante infracción al Derecho Internacional Humanitario, la utilización del narcotráfico y la mineria ilegal como medios de financiación, ponen en evidencia las serias contradicciones presentes en su accionar economico-militar y su discurso político.

Por último, es importante tener en cuenta que si bien los ingresos que le reporta el narcotráfico, sustentan el grueso de su esfuerzo de guerra en varias regiones, es un grave error afirmar que realicen esta actividad con objetivos de lucro personal o que sea el fin que persiguen sus acciones armadas, si así fuera, el ELN estaría condenado a sufrir la misma suerte de los procesos criminales en general, es decir, su propia extinción o atomización como resultado de las luchas por el poder interno o por ajustes de cuentas.  En pocas palabras, la naturaleza actual del ELN puede definirse como política en sus fines pero marcadamente delincuencial en sus medios.

Es profesor en la Universidad del Norte. Se doctoró en estudios americanos con mención en estudios internacionales en el Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago de Chile. Sus áreas de interés son negociaciones de paz, conflicto armado y seguridad ciudadana.