Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.
Al gobierno central le pido que con urgencia escuche el trabajo de pocos para toda Colombia, y a usted querido lector que se una a esta campaña por un gigante hermoso y agonizante.
No es mi costumbre copiar denuncias, editarlas o transformarlas, sin embargo esta vez y espero que por última, he decidido copiar apartes de la denuncia que la doctora Sandra Vilardy hace de ese mar interior que se llama La Ciénaga Grande.
Curiosamente y a diferencia de uno que otro emperador, cantante, escritor o político, la palabra GRANDE, define ese océano de agua fresca que agoniza. En su denuncia, la doctora Vilardy, prima de mi amigo Rodrigo Vilardy, compañero de luchas del Magdalena, no menciona las ostras que ya no aparecen en estos manglares, que se quedan sin oxígeno. Otro buen amigo que pasó por la vida creando epopeyas, Don Rafael Espinosa Gray, me decía que por haber construido la carretera dejamos de exportar millones de dólares en ostras que se reproducían naturalmente en este hábitat de encanto que ERA nuestra ciénaga.
El hombre nuevamente desvía caños, quebradas y ríos para generar riqueza que solo conjugamos en la primera persona del singular, olvidándose de la abundancia que es en realidad la obligación de todos y que a todos beneficia.
Dice Vilardy: “La Ciénaga Grande de Santa Marta, es el complejo de humedales costeros más importante del Caribe colombiano, debido a su importancia ecológica y social fue declarado Humedal de importancia internacional por la Convención Ramsar y Reserva de Biosfera declarada por la UNESCO. Comprende un territorio de 4,280 km2 en la jurisdicción de 13 municipios del Departamento del Magdalena: Ciénaga, Puebloviejo, Sitionuevo, Zona Bananera, El Reten, Fundación, Aracataca, Remolino, Salamina, Pivijay, El Piñón, Cerro de San Antonio, Concordia”.
Parques Nacionales que dirige nuestra venerada Julia Miranda, debe recibir todo el apoyo desde el gobierno central, estoy seguro que Julia, no tiene en el olvido esta reserva de vida, sin embargo, desde este rincón le recordamos que no solamente podemos parecer ser, sino actuar, y proponer un plan que salve a este humedal sin copia posible. A la naturaleza no se le pueden sacar copias, la naturaleza es por definición la madre de la resiliencia, hay dos formas que funcionan que le recuerdo al gobierno pero en especial a los amantes de este cuerpo eterno de agua: Parando toda intervención del hombre, pues ella sabe cómo sanarse sola o aceptando que todos estamos en la obligación de educarnos para sacar adelante un país que debería ser envidia ambiental de la tierra.
A Sandra Vilardy, le agradezco que me compartiera su grito de dolor por algo que es de todos y que nadie debe reclamar para sí, al gobierno central le pido que con urgencia escuche el trabajo de pocos para toda Colombia, y a usted querido lector que se una a esta campaña por un gigante hermoso y agonizante.