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Un análisis comparativo preliminar de los Pactos Comunitarios, el Plan de Acción para la Transformación Regional (PATR) y los planes de desarrollo de Sucre y Bolívar 

Desde hace año y medio, las comunidades de las 16 zonas más afectadas por el conflicto armado, la pobreza y el abandono, definidas en el marco de la implementación de la Reforma Rural Integral (Punto 1) del Acuerdo de Paz, han venido participando en el diseño de los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET), mediante los cuales se busca brindar bienes públicos y servicios estatales para impulsar el desarrollo rural.

Este proceso de diseño de los PDET comenzó en las veredas. Ahí, la Agencia para la Renovación del Territorio (ART) convocó a las comunidades para llevar a cabo ejercicios de planeación basados en la definición de sus propias iniciativas de desarrollo.

Esas iniciativas luego fueron sistematizadas y priorizadas a nivel municipal, por parte de grupos de delegados de las comunidades veredales, quienes también definieron las visiones de desarrollo de sus municipios. De este proceso salieron unos “Pactos Comunitarios para la Transformación Regional” en cada municipio.

A su vez, esos pactos comunitarios fueron la base para la definición de unos “Pactos Municipales para la Transformación Regional”, acordados por los delegados de las comunidades veredales con las alcaldías y el sector privado de cada municipio.

Y, a su vez, esos pactos municipales fueron la base para la discusión y definición – por parte de delegados de las comunidades, organizaciones sociales y no gubernamentales, la academia, el estado y el sector privado – de una visión de desarrollo y unas iniciativas regionales consignadas en los “Planes de Acción para la Transformación Regional” (PATR).

Dado que este ha sido un proceso de planeación participativo, conducido de abajo hacia arriba (con sus propias limitaciones), sin precedentes en un país en el que tradicionalmente se ha excluido a las comunidades rurales de los procesos decisorios sobre su propio desarrollo, vale la pena preguntarse, ¿cómo se comparan las visiones de desarrollo rural de las comunidades con las visiones de desarrollo que se les imponen desde las estructuras de poder y los procesos políticos tradicionales de planeación del desarrollo?

A continuación se presenta un análisis que busca responder esa pregunta en el contexto específico de la subregión de Montes de María, un territorio del Caribe colombiano compuesto por 15 municipios de Sucre y Bolívar, fuertemente azotados – histórica y actualmente – por los actores armados, la exclusión y la pobreza.

Comencemos dándole un vistazo general a las iniciativas más relevantes para las comunidades veredales. La siguiente tabla muestra los tipos de iniciativas (iniciativas idénticas o similares) que aparecen más frecuentemente en los 15 Pactos Comunitarios de Montes de María; es decir, antes de cursado el proceso de discusión y negociación con los sectores público y privado de los municipios y la subregión.

Podemos comparar la tabla anterior con la siguiente tabla, que muestra las iniciativas priorizadas en el PATR de Montes de María; es decir, después de cursado el proceso de discusión y negociación con los sectores público y privado de los municipios y la subregión.

A continuación, en la siguiente tabla se presenta un análisis del orden en el que se mencionan varios temas estratégicos en las visiones de desarrollo territorial consignadas en los Pactos Comunitarios de cada municipio. A cada tema se le asigna una puntuación según el orden en que son mencionados en cada una de las visiones comunitarias. Con base en dicha puntuación, se ordenan los temas claves para toda la subregión.

Lo anterior puede ser comparado con la visión de desarrollo territorial consignada en el PATR de Montes de María:

“Los Montes de María en el 2028 será reconocido como un territorio innovador, sostenible ambientalmente, líder en producción alimentaria agroecológica, con procesos de transformación y comercializaciónq quegaranticen la seguridad y soberanía alimentariay ycon desarrollo turístico comunitario, étnico y cultural. Será un territorio seguro, reconciliado y en paz, garantizando el goce efectivo de derechos, la gobernanza y reparación integral a las víctimas del conflicto armado. Con una población educada, organizada y empoderada, que propicia la participación, la autonomía campesina, étnica y el enfoque de género.”

Las palabras claves de estas visiones comunitaria y regional, pueden ser comparadas con las palabras claves de las visiones consignadas en los planes de desarrollo departamentales (también ordenadas según el orden en que se mencionan).

Las diferencias saltan a la vista. Como puede verse, mientras que la tierra (derechos, acceso, etc.) es el tema más importante para las comunidades rurales,  solo aparece en las visiones de los Pactos Comunales. El medio ambiente está altamente calificado tanto en términos de la frecuencia de ese tema en los Pactos Comunales como en la declaración de la visión territorial del PATR, pero de manera mucho menos relevante en los planes gubernamentales de desarrollo de Sucre y Bolívar. La vivienda y el agua solo aparecen en la agregación de visiones de los Pactos Comunales. El turismo, que ocupa el último lugar en los Pactos Comunales, ocupa un lugar destacado en el PATR, y también aparece en el plan de desarrollo de Bolívar. A pesar de que la producción agroecológica de alimentos es una declaración de visión clara e importante en el PATR, no aparece en los planes de desarrollo departamentales. Por el contrario, Bolívar incorpora explícitamente la agroindustria. La seguridad (para las comunidades rurales y los líderes sociales) también es una prioridad clara y alta en la declaración de la visión del PATR, que también incluye temas de organización social, empoderamiento de la población, autonomía étnica y campesina y enfoque de género. El PATR también enfatiza el buen gobierno (gobernanza), que es un tema destacado en la declaración de la visión de Sucre y también, pero mucho menos importante, en Bolívar. En términos de las palabras de moda de las teorías de desarrollo, también hay un contraste interesante entre la alta prioridad que se le da a la idea de “innovación” en el PATR, en comparación con el uso de “competitividad, productividad y prosperidad” en los planes de desarrollo de los gobiernos departamentales, particularmente en la declaración de visión más concisa, que es la de Sucre.

El presente análisis muestra que hay una gran variedad de visiones territoriales en Montes de María: las de las comunidades, las que emergen cuando los representantes de las comunidades interactúan con otros actores de la sociedad civil y del estado, y aquellos promulgados a través de los procesos de planificación gubernamental tradicional.

Sin embargo, hay varias razones para argumentar que existe un desequilibrio entre estas diversas visiones, en el sentido de que algunas cuentan con más poder estructural para su materialización que otras.

La incertidumbre sobre los recursos financieros específicos que se utilizarán para implementar los PATR se ha visto agravada recientemente por los anuncios, sumamente críticos pero también ambiguos, respecto al Acuerdo de Paz que, desde la campaña electoral, ha pronunciado el nuevo gobierno nacional encabezado por el Presidente Iván Duque, del partido Centro Democrático.

Además, el esquema financiero de los PDETs se ha vinculado a una nueva figura legal creada por la última Reforma Tributaria: la posibilidad de que las empresas obtengan beneficios impositivos muy generosos si invierten en proyectos PDET; este factor también aumenta la incertidumbre sobre qué proyectos se priorizarán, si los favorecidos por las industrias o los favorecidos por las comunidades. Los comandantes paramilitares que se desmovilizaron bajo la Ley de Justicia y Paz del Presidente Álvaro Uribe, y que aún pueden mantener vínculos con actores políticos y privados en los territorios, están comenzando a cumplir sus ocho años de prisión y están regresando a sus lugares de origen u operación.

Al mismo tiempo, los grupos armados y las estructuras criminales se están realineando y acomodándose dentro de los espacios vacíos que la desmovilización de las FARC-EP dejó en territorios estratégicos para la operación de negocios ilícitos, como el tráfico, la minería ilegal y la extorsión. Los lideres sociales (pricipalmente quienes impulsan temas de construcción de paz, sustitución de cultivos, restitución de tierraa y protección del medio ambiente y los ecosistemas) están siendo crecientemente amenazados, acallados, desplazados o asesinados.

Finalmente, las estructuras de poder regionales y locales tradicionales están reaccionando a los resultados de la última campaña electoral para Presidente y Congreso, con el fin de negociar, acumular fuerzas y competir en las elecciones municipales y departamentales del próximo año.

En estas circunstancias, el predominio natural de las visiones tradicionales de desarrollo tiene pocas posibilidades de ser rivalizado por las visiones e iniciativas de las comunidades concebidas en el proceso PDET. ¿Qué tan a fondo y qué tan bien irán a incorporar el PDET en los planes de desarrollo nacional, departamentales y municipales, como es debido, los actuales y próximos gobernantes? ¿Qué esfuerzos haran para materializar estas visiones e iniciativas de desarrollo rural emanadas de la sociedad civil y las comunidades?

Con suerte, algunas organizaciones y movimientos sociales capitalizarán el ímpetu participativo del proceso PDET, las redes civiles que este proceso ayudó a fortalecer y crear, y los compromisos de transformación contenidos en el Acuerdo de Paz que se está implementando.

Más investigación a lo largo de las líneas analíticas presentadas en este breve texto puede ser extremadamente prometedora. Mejores descripciones y análisis más profundos de lo que por el momento apenas podemos imaginar que son las visiones y concepciones de desarrollo rural contenidas en la gran cantidad de documentos producidos durante el proceso de PDET en las dieciséis regiones están a la espera de realizarse. Hay mucho que aprender de las ricas y diversas visiones del futuro de nuestras comunidades rurales.

* Agradezco muy especialmente a las comunidades y a los líderes de las organizaciones sociales de Montes de María por sus enseñanzas y por permitirme investigar/actuar/participar en estos importantes e interesantes procesos del territorio. También agradezco a las maravillosas personas de OPDS, CDS, DeJusticia, CODHES Costa Caribe y la ART. Y por supuesto mi mayor reconocimiento y gratitud a mis estudiantes del Semillero de Memoria Histórica de la Universidad Tecnológica de Bolívar, por su magnífico trabajo de investigación y análisis.

Politólogo, magíster en filosofía y doctor en economía. Ha sido asesor del gobierno nacional y de gobiernos departamentales y municipales en Colombia, así como de diversas organizaciones sociales, no gubernamentales e internacionales, en temas de planeación estratégica, diseño institucional y...