Este es un espacio de debate que no compromete la opinión de La Silla Vacía ni de sus aliados.
El mensaje es claro. Mujeres colombianas: aspiren, escriban, diserten, estudien, progresen, lleguen a altos cargos. Pero no confundan un destino labrado con esfuerzos, con uno que se vale de cualesquiera medios para surgir.
Siempre he profesado admiración por los seres Imaginativos.
Esos que una puede encontrar en los escritos de Virginia Woolf o Muriel Spark.
Ambas, por supuesto, muy inglesas, excéntricas, originales, y muy ellas. Pueden ser esnobs: tienen talento, estilo y pensamientos propios.
De “El lector común” de Virginia Woolf a “Las señoritas de escasos medios” de Muriel Spark, existe densa distancia. Pero ambas generan un drástico cambio de actitud y comprensión del Alma femenina, siempre en pugna por hacer respetar sus ideas e influir la opinión.
Virginia requiere independencia absoluta para la escritura y una “habitación propia”.
Muriel Spark, en su obra citada, exalta cómo una mujer tiene derecho a reinventarse a sí misma si sus condiciones pasadas, circunstancias familiares o estigmas sociales no se lo permiten.
Si una Mujer posee talento e imaginación, tiene todo el derecho de proyectarse como lo sienta y quiera.
Es muy diferente una mujer que grita y juzga para imponer sus ideas, estilo Claudia Lopez, a otra que a la manera de una Araña seductora teje su red y, con elegante lenguaje, diserta de literatura, economía, filosofía y, ¿por qué no?, de paz, de guerra, de política, de violencia.
El mensaje es claro. Mujeres colombianas: aspiren, escriban, diserten, estudien, progresen, lleguen a altos cargos. Pero no confundan un destino labrado con esfuerzos, con uno que se vale de cualesquiera medios para surgir.
Si poseen una ‘carrera’ —que no pudo tener Virginia Woolf debido a la restricción de la época victoriana para acceder a ella, como sí lo pudo hacer el malogrado y admirado Oscar Wilde en Magdalen College—, dejen un legado, un pensamiento y su sello para la posteridad. Emulen a estas creativas literatas inglesas adelantadas a la época.
Sean esnobs, si quieren; después de que hayan demostrado sus logros en todas las esferas, pasando por la ética y la coherencia. Y por no defraudar a quienes las admiran.