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Audaz, resultó por parte de la Alcaldía y del Concejo Distrital de Barranquilla, la puesta en marcha de una serie de cabildos abiertos para el proceso de construcción colectiva del Plan de Desarrollo. Con relación a los esfuerzos realizados en los últimos años nos parece un avance significativo. Y es que en materia de participación nuestros indicadores son precarios, la ciudad posee un déficit de interés ciudadano por los problemas públicos. A pesar del esfuerzo de la nueva administración y observando la dinámica de los cabildos, nos quedan algunos interrogantes sobre su efectividad en cuanto a su capacidad de incidir verdaderamente en las líneas estratégicas del Plan. En la tensión entre cobertura y cualificación de la participación, se vio sacrificada la segunda.
Audaz, resultó por parte de la Alcaldía y del Concejo Distrital de Barranquilla, la puesta en marcha de una serie de cabildos abiertos para el proceso de construcción colectiva del Plan de Desarrollo. Con relación a los esfuerzos realizados en los últimos años, en materia de participación ciudadana, nos parece un avance significativo. No es para menos. Se efectuaron 11 cabildos con la participación en promedio de 200 personas por evento, lo cual representa un primer peldaño en la tan necesaria consolidación de la participación ciudadana y la deliberación pública en la ciudad.
Y es que en materia de participación nuestros indicadores son precarios. Según datos de Barranquilla Cómo Vamos, la ciudad posee un déficit de interés ciudadano por los problemas públicos. En el año 2012, el 80% manifestó no hacer parte de ninguna organización. En 2013, el 76% no realizó ninguna acción para resolver un problema de su comunidad. En el 2014 sólo el 7% manifestaron “percibir” a las organizaciones de la sociedad civil. Finalmente, para 2015 el porcentaje de ciudadanos ligados a alguna organización social o comunitaria, se ha incrementado a un 46%, sin embargo, el 22% corresponde a comunidades religiosas, el 9% a grupos en redes sociales y el 7% a las Juntas de Acción Comunal.
La participación ciudadana, en palabras del Comisionado de Paz Sergio Jaramillo, es el derecho de derechos debido a que, por intermedio de ésta se pueden activar otros derechos (fundamental en una etapa de post conflicto); también es un valioso instrumento para legitimar decisiones y hacer más eficiente la gestión pública. Por último, es fundamental para el equilibrio en el ejercicio del poder que debe tener toda democracia.
Dada esta evidente importancia, consideramos apropiado entender que este primer escalón de participación debe profundizarse. Observando la dinámica de los cabildos nos quedan algunos interrogantes sobre su efectividad en cuanto a su capacidad de incidir verdaderamente en las líneas estratégicas del Plan.
En la tensión entre cobertura y cualificación de la participación, consideramos se vio sacrificada la segunda: Asistieron muchas personas pero en muchos casos los actores sociales se repitieron en los espacios señalando las mismas problemáticas. Algunos actores monopolizaron el espacio utilizándolo para su visibilidad política. La imposibilidad de analizar las problemáticas a través de una metodología de grupos o mesas de trabajo impidió una verdadera deliberación, convirtiendo el espacio en muchas ocasiones en memoriales de agravios ciudadanos. En ese contexto, ¿Cómo construir proyectos ciudadanos serios y articulados?
Si queremos pasar de catarsis colectivas a verdaderas políticas públicas participativas, el Plan de Desarrollo va a requerir de una verdadera voluntad política del Alcalde y su equipo de trabajo, para plasmar las propuestas ciudadanas, en verdaderos proyectos que respondan a las demandas sociales. No se trata sólo de escuchar. Algo que podría ayudar en esta dirección, sería la posibilidad de convocar, de manera adicional a los cabildos especializados, a algunos actores sociales y sectores como las JAL, JAC, Sindicatos, Gremios, ONGS, la academia, jefes de núcleos, sociedades de arquitectos e ingenieros, para que haciendo una revisión de los insumos ciudadanos ayuden a construir líneas de actuación mucho más conectadas con un objetivo de ciudad compartido. La ciudad necesita de más y mejor deliberación pública, debemos subir en la escalera de la participación para tener una Barranquilla más incluyente y con un modelo de gobernanza moderna.