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Las maquinarias políticas siguen vivas. Pese a que su interferencia parece haber menguado en la pasada primera vuelta electoral, persisten dudas sobre el alcance de su fuerte influencia. Los anuncios del Fiscal General de la Nación parecen confirmarlo.
Las maquinarias políticas siguen vivas en la política Colombiana. Pese a que su interferencia parece haber menguado en la pasada primera vuelta electoral, persisten dudas sobre el alcance de su fuerte influencia en el sistema electoral Colombiano. Las denuncias del Procurador; las alertas del Fiscal y el incremento de los reportes ciudadanos a la MOE por delitos como la compra de votos, parecen ser una señal inequívoca de su latente actividad.
A pesar de los efectos disuasivos de la Procuraduría al abrir investigaciones y sanciones efectivas por la presunta participación de funcionarios públicos en política -como en el caso de la Alcaldía de Barranquilla y el alcalde de Galapa- el constreñimiento a los electores y la compra de votos se siguió viviendo con intensidad, sobre todo, en los municipios del Área Metropolitana de Barranquilla: En Puerto Colombia se judicializó a un concejal por sospechas de fraude al elector; y en Soledad se detuvieron varias personas con listados y logos simbólicos de políticos locales.
Las maquinarias dijeron presente, pero su nivel de impacto no fue el esperado. El candidato escogido y los pocos incentivos propuestos, no lograron convencer a los votantes de siempre.
Los anuncios del Fiscal General de la Nación, también parecen advertir la prevalencia de la clase política tradicional. Sin decir nombres antes de elecciones, abre la puerta sobre la dimensión, el poder y capacidad de actuación de los políticos locales en elecciones.
¿Se quedarán quietas las casas políticas con todo este poder de acción en segunda vuelta?
Hace 4 años se hicieron famosos los apoyos a la candidatura de la paz, de los famosos Ñoños en Córdoba. Todos sabemos a cambio de que terminaron jugándose estos congresistas este resonado apoyo: Cartel de la Hemofilia, Obedrecht, entre otros. En este sentido, el anuncio del Fiscal deja más dudas que certezas. Si supiéramos los nombres de los políticos implicados, podríamos conocer los potenciales remplazos de los exsenadores cordobeses.
Eso no es todo. A pesar de las explicaciones ofrecidas la Registraduría y la auditoría especial efectuada por la MOE sobre los formularios E14, que demostrarían la inexistencia de un fraude masivo en primera vuelta, aún persisten las dudas en la escogencia, actuación y sanciones a los jurados de votación involucrados en irregularidades. ¿Se han tomado medidas para excluir a los posibles jurados colados?
Frente al tema, debería adoptarse un plan de vigilancia especial interinstitucional y revisar su escogencia. Aún hay tiempo de brindar garantías.
A pesar de estas advertencias y recomendaciones, mientras no abordemos el tema de fondo, seguiremos buscando respuestas parciales para un problema complejo. La vigilancia al sistema electoral seguirá convertida en una hidra de mil cabezas. Cuando tapamos el hueco de los jurados, aparece la compra de votos y si vigilamos los topes de las campañas, comienza el fraude en los escrutinios.
La masiva indignación ciudadana frente a transparencia electoral, debe ser aprovechada para un cambio de fondo a nuestro caduco sistema electoral. Estas deben ser las últimas elecciones en donde nuestro sistema electoral sea como sus urnas: de cartón.